Una
vez más pude comprobar que cuando estamos enfocados en algo, con suma atención
y ponemos la intención en ello, una fuerza mayor se encarga de potenciar esa
intención y hacerlo realidad.
Les
cuento que el viernes fue para mí un día de acción y contacto con la tierra y
el cielo. Realicé una nueva visita al zoológico, esta vez con mis dos hijas, se
nos unió la
mayor pues hacía años que no iba y está de vacaciones del trabajo, fuimos a ver
como seguían los animales, que dicho sea de paso los encontré más tristes y
cansados aun. El calor es sofocante, no es para menos, a pesar de esto lo
pasamos bien, eso sí, gracias al tremendo calor nos agotamos más de lo normal,
llegamos exhaustas a la casa.
En
la prima noche decidida a descansar y acostarme temprano, recibí una inesperada
y tentadora invitación de mi esposo (algo inusual), para visitar el museo de
Historia Natural Eugenio de Jesús Marcano. Nuestro museo tenía un programa
especial para asistir al planetario y luego a través de telescopios ver el
planeta Saturno, imagínense, con el cansancio casi digo que no, pero me lo pensé
mejor y dije ¿Por qué no?
La fila era enorme y el tiempo de espera para entrar a ver el planetario me
pareció interminable, imagínense con lo cansada que estaba y estar casi dos
horas de pie hasta que al fin entramos, bueno les cuento que el planetario no
me pareció la gran cosa, pues he visto tantos videos imágenes y todo eso que no
me causó mucha emoción, supongo que influyen las condiciones de escasez económicas
del país y los planetarios de los centros astronómicos grandes y ultramodernos son
más sofisticados y excitantes, pero como era una nueva experiencia la disfruté.
Luego
pasamos a otro telescopio y desde este pudimos ver la Luna, por Dios se veían
sus cráteres tan nítidos y grandes, fue algo espectacular ver ese astro tan de
cerca, para mí que desde hace muchos años tengo un romance con ella les puedo
decir que fue como besarla y declararle mi amor, fue genial y eso que los
telescopios no son todo lo grandes que pensaba por lo que solo se podía ver una
porción a la vez, ya que está muy cercana a nosotros, al menos mucho más que
Albireo que se veían pequeñas.
Por
fin llegó la hora de ir al telescopio que tenia capturado a Saturno, se veía como
una miniatura, aquel planeta con sus anillos estaba ahí para revelarnos que a
pesar de las enormes distancias no hay separación, se veía sereno, señorial y
elegante, parecía un hermoso sombrero de copa, sumamente denso y de color blanco
marfil, redondo, perfecto, con una inclinación que le daba aires de reverencia,
tan lejano y solitario, ya que el diámetro del telescopio no abarca mucho
espacio, se observaba una vista puntual, aquella blancura contrastando con la
negrura del cielo nocturno. El universo me reveló tantas cosas en esas visiones
tan maravillosas y sensacionales que el cansancio se olvido, la noche se llenó
de luz y esplendor para mí y dormí tan placenteramente como hace muchos años no
lo hacía, todo se conjugó, el cansancio, la alegría y satisfacción, imagínense que
batí un record, dormí 6 horas corridas
sin despertar, a eso le llamo felicidad.
Nota: Busque las imágenes que más se acercan a lo que vi por el
telescopio.
Sacando
cuentas el 2015 ha sido un año muy generoso conmigo, ya lo había comentado, recuerden
que casi realicé mi sueño de ver la nieve y pude ir en navidad a N.Y., y el
paisaje de colores que me ofreció el atardecer desde la ventana del avión fue
indescriptible además del hermoso y gran árbol navideño que deseaba con ansias
ver. Luego en marzo me tiré en parapente, una experiencia sin igual, por lo que
sentí y descubrí allá arriba. En abril casi se da un encuentro tan añorado con
mi mejor amiga del colegio, que la emoción que nos invadió en esos días de
espera a las dos, hizo que el propósito del encuentro se alcanzara sin vernos y
no nos llegamos a juntar.
También
he tenido estas gratificantes experiencias en las comunidades y ahora como si
todo esto fuera poco el UNIVERSO me envió el siguiente recado: “Necesito verte frente a mí, centrada únicamente
en mí”, y acudí a su llamado, él quería susurrarme que está tan cercano, que
jamás lo sintiera como algo lejano, quería decirme que… ¿Creen que se puede
pedir más?, pues espero ir nuevamente al museo, me enteré que están ahí todos
los miércoles observando el cielo, iré cuando nuevamente el universo me mande a
buscar para mi próxima lección.
Tengo
una cita a la que espero poder acudir, un reto para la primera semana del año 2016,
es ir al Pico Duarte, la vida y el universo me están hablando hace miles de
años y ahora por fin entiendo su idioma, para mí es una clara señal, estoy en
el camino correcto hacia mi descubrimiento interior, en la ruta hacia conocer
lo que soy, por qué soy y para qué soy.
Aquí dejo los enlaces de las cosas que menciono
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.



"la vida y el universo me están hablando hace miles de años y ahora por fin entiendo su idioma, para mí es una clara señal, estoy en el camino correcto hacia mi descubrimiento interior, en la ruta hacia conocer lo que soy, por qué soy y para qué soy." Eso es maravilloso... Es el viaje interior hacia el autodescubrimiento... Y que parta de todas estas experiencias fantásticas que estás teniendo con la naturaleza (pico Duarte, la nieve en Nueva York, el Universo, animales, volar...) es justo eso, lo que dices: "la vida y el universo me están hablando" y tú sabes escucharlos... ¡tan bien!
ResponderBorrarPrecioso...!!! Me has contagiado todas las sensaciones mágicas que te dejó ver la luna (qué sensación tan bonita sentir que la besabas de tan cerquita y bella...), y al preciosísimo Saturno... y la pareja de estrellas... No me extraña que durmieras con tanta paz... Esas experiencias son las que de verdad Llenan el alma, de regocijo...
(me queda esa experiencia en parapente, que no me la pierdo... ¡Hasta prontito, Idalia querida!
Maite, qué delicioso y tierno comentario me regalas, me encanta que hayas señalado esa parte al inicio.
ResponderBorrarSabes, los cincuenta años me cayeron como un golpe muy fuerte en 2010, pero los cincuenta y cinco me dieron una tregua, y me impulsaron a vivir todas estas experiencias tan importantes e interesantes para mi crecimiento espiritual y emocional.
Mil gracias por venir hasta aquí, sabía que te gustaría esta experiencia lunar, estelar y planetaria, he vuelto dos veces más, la última fue hace poco con mi hija Viola para llevar a Malik, vio la Luna y ya sabrás todo lo que preguntó, le gustó mucho, es un niño súper inteligente y conversador, con un vocabulario muy extenso y elocuente para sus tres años y medio. Ver saturno aunque sea lejano, como la imagen que pongo es como si te sintieras astronauta, ja, ja. Una belleza con esos anillos...
Es un hecho que el sentir tanto gozo interior produce muchísima paz, asi quien no es capaz de conciliar un sueño placentero y reparador. De nuevo gracias querida Maite. Ahora voy a contestar tu comentario del vuelo en parapente.