martes, 28 de septiembre de 2021

La comunicación no verbal

-Una persona inteligente sabe qué decir, una persona sabia sabe si decirlo o no. -Autor desconocido.

Me parece que muchas veces no hacen falta las palabras, la expresión del rostro o los gestos, lo dicen todo.




En esta ocasión les dejaré unas imágenes, sin más nada que un par de palabras como anexo, que no necesariamente tienen que coincidir con lo que ustedes puedan captar en dichas imágenes, pues todo lo que interpretamos, es un reflejo de nuestro interior, por eso cada uno tiene su propio lenguaje interpretativo.

 
 NATURALIDAD ANTE LOS ESTÍMULOS


                            decidida                                               dudosa

                    

                            preocupada                                        relajada


   ALEGRÍA Y AMISTAD



   GRUÑONES Y PESADOS




                              


IMPASIBILIDAD Y APATÍA






  TRISTEZA Y SOLEDAD











Si se fijan bien, hay un mensaje de fondo detrás de estas imágenes que les he querido compartir, un rejuego al relacionarlas, que nos deja ver que los cambios de emociones, nos definen momentáneamente, pero dejan ver cómo anda nuestro estado psíquico, ya que el responder con naturalidad a los estímulos exteriores, demuestra nuestro equilibrio emocional, siempre y cuando lo hagamos moderadamente, sin excesos, en control de nuestros actos y reacciones, como muestran las imágenes bajo el título “Naturalidad ante los estímulos”.

Pero el no hacer esos cambios, de la forma que sea, nos define aún más, pues el mantenernos siempre en la misma actitud, no es para nada sano ni psíquica ni emocionalmente hablando, aun sea en un constante estado de alegría.

Es imposible estar todo el tiempo bajo el influjo de la misma emoción, ya sea alegres, o tristes, riendo, o llorando…, como imposible es estar todo el tiempo hambrientos, o durmiendo. 

Si fuimos gruñones y pesados con todos, no podemos esperar recibir mimos de nadie al final. 
 
Si fuimos claros exponentes de la impasibilidad y la apatía, no esperemos tener reacciones sorprendentes al final. 

Si nos pasamos la vida con una emoción negativa permanente, sumidos en la tristeza y la soledad, enarbolando la bandera de víctimas, no esperemos atraer amigos ni lograr alegrías al final.

Los cambios de emociones hay que expresarlos, dejarlos salir con naturalidad, sin forzarlos, ni reprimirlos, y menos exagerarlos. Pero hay que transformarlos, antes de que ellos nos transformen a nosotros...

Pues como dice un famoso refrán: “Como se vive, se muere”.                     


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

jueves, 16 de septiembre de 2021

La importancia de la espera

Siempre hemos escuchado decir que esperar no es fácil, que tiende a inquietarnos, a desequilibrar las emociones del momento y a ponernos nerviosos.

Cada cosa tiene su momento y hora, un paso a la vez. Si no nos ponemos presión emocional y psicológica, lo cual retrasa y bloquea el libre fluir, veremos como todo a su debido tiempo recobra sentido, degustaremos el fruto de la espera, que dicho sea de paso, nunca es en vano, ni será inútil. 




En la espera siempre hay un provecho o beneficio de fondo, al igual que en las bebidas alcohólicas, que el añejarlas les da un sabor delicioso, el cual no podríamos apreciar y degustar de no ser por ese tiempo prudente para madurar y macerar. 
Lo mismo pasa con casi todas las situaciones de la vida, van amoldándonos y preparándonos para la verdadera celebración de las cosas.

Una frase muy usada en atención al cliente, al llamar por teléfono a muchas de las empresas de servicio, al menos en mi país, es la siguiente. “Aunque no me escuche, estoy con usted”, con la finalidad de que no nos impacientemos, y le añaden un “Gracias por la espera”.



La misma táctica, ese “Aunque no me escuche, estoy con usted”, y ese “Gracias por la espera”, deberíamos usar para esas cosas que queremos resolver con el cronómetro puesto (con prisas abrumadoras), y no conseguimos ver su realización en el tiempo deseado, incluyendo nuestras peticiones de oración.

Como dice esta corta frase “Un diminuto instante inmenso en el vivir”, de la canción de Silvio Rodríguez “Y nada más”, que les compartí en una entrada reciente (la última de julio), y que es en sí una diminuta pero inmensa canción; la vida es solo eso, un diminuto, pero inmenso instante en el vivir, y cada segundo se proyecta y renueva con cada respiración...

Si no sabemos ver la inmensidad de ese diminuto instante, es porque nos desesperamos por la llegada del siguiente, es porque no estamos plenamente inmersos y presentes en él.




Por ejemplo, cuando oramos por algo que queremos lograr o cambiar,  que se ha convertido en un problema, no siempre nos sumergimos en la oración y su petición, en lo que en ese momento esa oración puede transformar en nuestro interior, más bien nos centramos en el problema y en su rápida solución, y lo hacemos para colmo sin muchas esperanzas, viciando y bloqueando el poder de la intención, angustiados, por no decir, desesperados…

Pero la verdadera oración, consiste en hacer la petición, y dejar por un buen momento macerar la intención, en silencio, permaneciendo mental y totalmente callados. Sintiendo latir ese momento al compás de nuestro corazón, y permitiendo que se calmen nuestras emociones y angustias, así, escucharemos ese susurro álmico precioso, que nos va serenando, y llenando de paz interior. 
Veremos qué, pasado un momento en esa calma, ya no hay angustia ni necesidad de ver la solución al problema, porque la verdadera oración se lleva consigo el problema, y nos ayuda a atravesar un portal donde somos conscientes de que todo guarda un orden perfecto en cada diminuto instante, que si no se hace inmenso, no madura, entonces muere antes de nacer, al igual que lo hace cualquier embrión que no pudo llenarse vida.

La verdadera oración es semejante a una buena siembra, lo que hace es abrirnos a una espera tranquila y fructífera, quitarnos de encima la carga inútil, liberarnos de la ansiedad. No porque vayamos a ver los resultados inmediatamente, sino porque nos hace conscientes de lo necesaria que es esa espera.




Les haré una anécdota. Hace un mes, traje de mi caminata un par de ramas de dos árboles florales distintos, dos ramas de cada uno, las sembré en el jardín con fe puesta en ellas, las regué y les hablé con mimo diariamente y seguí su curso, en varios días veía que una al parecer se prendería, la otra no daba señales de vida, cada día una reverdecía y la otra estaba más seca, estuve a punto de sacarla, pero no conocía ese árbol y al verlo me enamoré de sus flores, así que me dije: “Quizás esta necesite más tiempo”, la dejé ahí y la seguí cuidando igual. 

No quería darme por vencida porque además, sin querer presumir que conste, pero es la verdad, es difícil que lo que siembre no se me dé, y aun así dudé... Y cuál no sería mi sorpresa al ver que una semana después de mi decisión de dejarla tranquila, justo después del paso de la tormenta Grace, habían dos pequeños brotes verdes en una de sus ramas, no imaginan lo feliz que me sentí y lo agradecida de dejarla y saber macerar esa espera.  

Hay diferentes tipos de espera (largas y cortas, entusiastas y tristes…), y un sinfín de motivos para esperar, pero todas tienen un núcleo común llamado tiempo, así sea la espera de un hijo, un buen trabajo, mejores condiciones de vida, los resultados de una prueba médica o una académica. La llegada de un gran amor, el regreso de un ser querido, el cumplimiento de una promesa o de una condena, el arrepentimiento o el perdón… 

En fin, sea cual sea el tipo y el motivo de la espera, el factor tiempo es primordial, y la mejor manera de dejar pasar ese tiempo, es sin contabilizarlo, tomándolo con calma, tranquilos y serenos, confiados en que lo que esperamos, llegará cuando más convenga, para así no darle paso a la ansiedad o la angustia, que suele ralentizar y hacer dramático el paso de ese tiempo. 




En nuestras manos está la decisión o elección, desesperarnos o relajarnos mientras dure la espera. No olvidemos que la actitud lo es todo. No ganamos nada con angustiarnos, con querer apresurar las cosas, porque los acontecimientos deben seguir su curso natural, por más reacios que estemos a aceptarlo y entenderlo. Ya lo establece ese viejo refrán: “No por mucho madrugar, amanece más temprano”, o esta otra frase que nos puede servir de consuelo y dice así: “Lo que es para ti, te encuentra”.
 
Mientras esperamos son muchas las cosas que podemos hacer…, pero lo menos aconsejable de todo, es impacientarnos, y precisamente es lo que más hacemos. 

Debemos desligarnos de las prisas…
En la cola del banco dejemos de mirar y contar cuantos hay delante de nosotros. 
El ticket del turno que tomamos en papel, con mirarlo cada vez que llamen a alguien no ganamos nada, sabemos el número ya. 
Al esperar en el peaje o en el semáforo, dejemos de verlo con insistencia, eso no acelerará el cambio, pero si nuestro corazón…  

No hagamos de la espera una amarga experiencia, se puede hacer lo contrario, como dice el cantautor boricua Willy Rodríguez y su grupo Cultura Profética, en esa bella composición musical titulada “La espera”, Cojámosle el gustito a la espera, y hagamos de ella una deliciosa experiencia. 

P.D. Dejo aquí el enlace por si desean escuchar la canción "La espera".


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

La habitación del pánico

Que les parece amigos lectores, ha regresado David Rubio Sánchez con una nueva propuesta de microrrelato, y con el Tintero de Oro rebosante de tinta, convidándonos a crear con entusiasmo nuevos sueños.
 
Su propuesta es muy sencilla, crear un micro de 250 palabras a partir del título de una película de cine, y si no tiene ninguna relación con el guión, mejor, al menos eso dijo, si no me creen, véanlo ustedes mismos en su blog



La habitación del pánico     249 palabras










Todos los días Melisa tenía la misma conversación con sus dos hijos gemelos. Cuando pasaba por el pasillo hacia su habitación, no podía dejar de mirar el tremendo desorden que imperaba en la habitación de juegos de la casa. Sus gemelos de ocho años son una monada, pero dejan todo tirado, incluso hasta en el pasillo. 

Y es que no lo hurtan, lo heredan del padre, que tiene el otro lado del salón igual de desordenado. No bien entra al salón tira la ropa sobre un viejo mueble, y los zapatos los suelta al aire sin siquiera prestar atención, ya ha roto varias veces la bombilla, tamaño susto se lleva, aun así, lo sigue haciendo…

No hay servicio que dure, y se entiende, no es para menos, y cada día Melisa está más exhausta, cree que quizás hay cierta maldición en esa vieja casona, no le gustaba el lugar, pero Fausto se sintió atraído por ese gran salón, y decidió llevarle la contraria y comprarla.

En el pueblo, se comenta que había una sala de cine en la casa, y que los espíritus la habitan. Ella hasta llegó a pensar que eran ellos los que incitaban a que ensuciaran y regaran todo el salón.
 
En su afán por resolver la situación, decidió decorarlo terroríficamente, pensó que tal vez así dejarían de entrar a la habitación al menos los niños. Pero tampoco Fausto entra, y ha optado por llamarla “La habitación del pánico”. Y créanme que no es para menos… 




La película en cuestión la he visto ya en dos ocasiones, encontré muy bueno el suspenso, además se trata de Jodie Foster, de ella me gustan muchas películas y de ellos, Forest Whitaker, y Jared Leto, he visto pocas, pero me ha gustado su trabajo en lo que he visto. Muy buenos todos en sus papeles cinematográficos. 

Bueno, con esta pequeña muestra del guión creado, gracias a la seductora tinta del Tintero de Oro, dejo a la libre imaginación la película completa, que podría ser recreada en vuestras mentes según su percepción. 

Yo desde que escuché el título de esta película me hice la idea de una habitación en completo desorden, así que agradezco a David el poder hacerlo realidad. 

Y es que a mi entender nada causa más pánico que el desorden total de las cosas, o no sé si es que soy maniática con mantener cierto orden en todo (no confundan orden con programación), prefiero la libertad pero con cierto orden establecido, ya que es una realidad que el desorden fuera de control, me desestabiliza la armonía interior, me abruma y mis energías se molestan, ja, ja. 

Gracias... 


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Contrastes de la naturaleza

Luego de un descanso breve, aquí me tienen, agradeciendo a las musas su presencia y ayuda, para continuar en este espacio virtual que se ha convertido en parte de mi vida. Esta entrega guarda relación con la que les dejé como breve despedida, "La simpleza de vivir". 

Muchos esperan con ansias el verano, para tomarse unas vacaciones y disfrutar al aire libre del calor del sol, otros, esperamos que el agobiante calor del sol, nos dé una tregua, aunque sea con la llegada de un ciclón… La vida es así de contrastante, y así mismo es la naturaleza humana y la naturaleza de todo.

En el caribe la temporada ciclónica trae sus estragos, unas veces muy dramáticos y dolorosos, otras veces, son hasta cierto punto bienvenidos, porque alivian el calor y la sequía. Mientras que en otros hemisferios, el frío es devastador y no permite hacer vida en el exterior, en el caribe extrañamos el frio y siempre hay sol y calor.

Lluvia y sol, frío y calor, inundaciones y sequías, abundancia y miseria, alegrías y tristezas, satisfacción y frustración… Preferimos comer helado para refrescarnos del calor y tomar un té calientito para paliar el frío. Todos estos son puntos extremos, pero en medio de ellos está el equilibrio.  


Así de simple y complicada a la vez es la vida, deliciosa y benévola para unos y malvada y mezquina para otros. Pero para la mayoría es una mezcla de frío y calor, que da como resultado la tibieza, aunque a veces se excede en lo frío y en otras ocasiones, se excede en lo cálido, impera el término medio.

Y precisamente es ese término medio el que debería regir nuestra visión de todo, no es nada conveniente ser extremistas, ni muy optimistas, ni muy pesimistas, los extremos son muy riesgosos, de eso nos pueden hablar los que practican dichos deportes.
 
Si bien es cierto que las altas dosis de adrenalina hacen el momento más intenso, no es menos cierto que esta misma razón hace que los otros momentos nos pasen casi inadvertidos, nos hacemos adictos de dicha adrenalina y perdemos el verdadero disfrute de las cosas simples y aparentemente pequeñas de la vida.

La imagen anterior nos da una sensación placentera de armonía, belleza y paz, todo queda al descubierto y muestra serenidad.

Ahora, mirando la imagen a continuación, no a todos les produce la misma impresión, para mi es encantadora, muestra un lugar de magia y comunión con la naturaleza, pero otros podrían sentirse temerosos, sin saber qué podrían encontrar más allá de lo que se muestra, y las emociones que despierta son muy diferentes en cada persona.




¿Si te proponen visitar uno de estos dos lugares, por cual te decidirías?

A mí me encanta la primera imagen destila paz, pero tengan por seguro que preferiría la segunda. Hay paz en el descanso y la serenidad, pero en la actividad, si nos mantenemos atentos y gozosos, también hay paz. 
 
Esa puerta tiene un magnetismo que me atrapa, independientemente de todo lo terrible que se me pueda ocurrir que hay detrás, la elegiría, y trataría de encontrar allí, el mismo remanso de paz que muestra la primera imagen. 

¿Por qué? Es simple y complicado a la vez de entender y explicar. 

Diría que la primera imagen es lo conocido, un lugar muy parecido a otros ya visitados, además de que el conjunto es lo que se erige y ofrece mayor deleite a la vista. 
La segunda imagen es lo desconocido, solo muestra un poco del lugar, cada tramo podría ser excitante y desafiante, además de reconfortante, al convertirnos en parte íntegra de ese bosque verde. Otros dirán, que también hay muchas posibilidades de que cada tramo fuera lo contrario, y resultara inquietante y horripilante… 
Como dice el dicho “Todo es según el color del cristal con que se mire”.
 
Ya lo ven así es todo, simple y complicado a la vez, hay que ahondar en las razones, las causas psicológicas, emocionales y hasta espirituales, que nos llevan a una que otra elección en la vida, pues así la transitamos, eligiendo siempre, y creando nuevas elecciones a través de las ya escogidas. 
Lo descabellado es, que ni siquiera nos detenemos a pensar en el porqué de nuestras elecciones, para así poder elegir de manera consciente. 

El verano es una estación en la que podemos hacer un sinfín de cosas que en otras no podríamos, aprovechar esto es de sabios, de personas conectadas con la naturaleza, los días más largos, cálidos y claros nos ofrecen maravillas por explorar y disfrutar, así que espero que todos lo hayan aprovechado al máximo, y al término de este verano, se den un tiempo para reflexionar en todo lo que hicieron, y en todo lo que quisieron hacer y no hicieron, y sobre todo en el porqué de lo que hicieron, y el porqué de lo que no, aun queriéndolo hacer.




Esta introspección les ayudará a identificar que están postergando en su vida y cuál es el motivo para hacerlo, y espero que también les ayude a no volver a hacerlo más. 

Recuerden mantenerse centrados, abandonen los extremos y las posiciones extremistas, inhiben el disfrute natural y el goce de estar total y cabalmente vivos. 

Sin importar la estación del año, disfruten cada una con intensidad, esto se logra haciendo lo que más les gusta y les satisface, y reconociendo y aceptando que todo es temporal, menos esa paz, alegría y gozo interior que nos produce el vivir a tope con nuestra verdadera esencia. 


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.