jueves, 25 de octubre de 2018

Lo que llevamos dentro

Amables lectores y amigos, hoy deseo hacerles llegar esta reflexión que me envió por correo electrónico Viola María, una de mis hermanas. Dice así:

"Vas caminando con tu taza de café y de repente alguien pasa, te empuja y hace que se te derrame el café por todas partes...
-Por qué se te derramó el café?
-Pues porque alguien me empujó 
Respuesta equivocada:
Derramaste el café porque tenías café en la taza. Si hubiera sido té, hubieras derramado el té. 
*Lo que tengas en la taza, es lo que se derramaría*
Por lo tanto, cuando la vida te sacude (qué seguro pasará) lo que sea que tengas dentro de ti, vas a derramar.
Puedes fingir, pero eventualmente sale la verdad a la luz.
Así que habrá que preguntarse a uno mismo.. Qué hay en mi taza?
Cuando la vida se ponga difícil, qué voy a derramar?
Alegría, agradecimiento, paz, humildad?
O coraje, amargura, palabras o reacciones duras?
Tú eliges!
Ahora, trabaja en llenar tu taza con gratitud, perdón, alegría, palabras positivas y amables, generosidad y amor para los demás"

De lo que esté llena tu taza, tú eres el responsable.



Repasemos esto:

*Para habitar el vientre de tu madre, tuviste que ganar una carrera, ¿Lo recuerdas? Fuiste un vencedor.
*Para llegar a esta vida, tuviste que hacer tu labor de parto y luego cooperar alimentándote y descansando lo suficiente... Fuiste un vencedor.
*Para llegar a donde estás hoy, tuviste que vencer muchos obstáculos, guardar ciertas distancias y solventar las diferencias y desarmonías de tu vida. Fuiste un vencedor, pues has llegado hasta aquí.

Pero ese llegar hasta aquí tiene una cuota de dolor y sufrimiento que si no fueron aceptados, entendidos, trascendidos y disueltos, aun pesan en nuestro interior. Es precisamente ese tipo de contenido el que hace que actuemos como resortes, al primer pinchazo, por muy leve que sea, sangramos, y si nos es posible, hacemos sangrar.

Esta historia nos hace reflexionar sobre nuestras reacciones y justificaciones, y sobre la cuota de responsabilidad ante nuestras decisiones y sus consecuencias, todas y cada una, de alguna manera, son de nuestra autoría. 

Nosotros elegimos el tipo de vida que llevamos, aunque muchas veces nos parezca que no es así.



No olvides esa primera carrera que ganaste, fue tu decisión, de nadie más. Al igual que ese café que contiene la taza de la historia fue su decisión, podría ser té, chocolate o incluso agua clara, lo que contiene es lo que desea o aceptó tomar, por eso es su elección.

Podemos hacer el siguiente ejercicio mental:
¿Y si supiéramos de antemano que alguien nos empujará y derramaremos sobre nosotros el contenido de la taza, que preferiríamos estar tomando, café, té, chocolate o agua?
Supongo que la mayoría preferirá el agua, además de que no estará caliente, será más fácil de disimular y lavar, y para serles sincera no creo que haya una bebida más refrescante y revitalizadora que esta. 

Pero saben qué, primero no sabemos lo que va a sucedernos, segundo la vida no se trata de tener miedos y tomar el camino más fácil, hay que probar y arriesgarnos, el café es sabroso...

Ahora bien, siempre estando conscientes de que cada acto tiene consecuencias, que en cada decisión se corren riesgos, que esas elecciones son responsabilidad nuestra, que lo que hagamos o dejemos de hacer, es nuestro problema, y que lo que sembremos o demos, lo recibiremos de vuelta más tarde.



Así que sin importar lo que contenga tu taza, la mejor decisión es que esté bien cargada de generosidad y amor, y cuando te empuje la vida, y derrames lo que llevas dentro, conservarás la calma y la serenidad, ya que sabes que irá acompañado de generosidad y amor, que suavizarán cualquier amargura interior.
  
Lo que llevamos dentro, siempre termina por aflorar, y el amor, lo sobre pasa todo, así que procura estar repleto de él. Todos a tu alrededor, lo agradecerán.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2018/12/27/opiniones/lo-que-llevamos-dentro/ 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

martes, 16 de octubre de 2018

Pisando el cielo

De seguro que todos o la mayoría siempre que hemos escuchado la frase “Tocar el cielo”, y lo entendemos como alcanzar lo inalcanzable, llegar hasta donde no creíamos llegar, como lo máximo que podemos hacer o sentir en la vida. 
Pero que tal si en lugar de tocar el cielo, lo pisamos, y todo lo vemos diferente, es decir, que cambie nuestra realidad.

Para ello debemos caminar de cabeza, me dirán algunos, y sin tomar en cuenta las distancias, sentir que lo pisamos, dirán completando la idea. 
Los mas sensatos dirán que deberíamos poner el mundo al revés, no nosotros.

Y ¿Acaso no es eso lo que venimos diciendo hace años? Que el mundo está al revés. Pues ya que lo afirmamos, entonces hagamos lo propio, en lugar de pisar el suelo, pisemos el cielo. Parados en las alturas, mirando hacia abajo, todo se ve diferente, hermosamente armonizado, apacible y mas cercano a como lo vemos parados en el suelo y mirando hacia arriba.

Lo voy a explicar de una manera muy sencilla, en lugar de explorar el universo y todas sus constelaciones y demás estrellas, exploremos la tierra y todo lo que tiene y nos ofrece, explorémonos a nosotros mismos, o sea, miremos hacia adentro (hacia lo que nos contiene), en lugar de mirar hacia afuera (hacia lo que queremos contener). Busquemos acercarnos en lugar de alejarnos, hagamos que este pequeño mundo funcione, respetémoslo y respetémonos, antes de ir a habitar a otros mundos lejanos.


Si somos un minúsculo punto en el vasto universo, ¿Porque no podemos vivir en armonía y paz? ¿Que nos impide dar y recibir amor, ser tal cual y aceptar a los demás como son? ¿A que se debe ese afán de controlar y manipular? Acaso es que nos han implantado el chip de la discordia y la ambición mucho antes de nacer, o lo que es peor, nos han minado de indiferencia y desamor, y no hay manera de revertirlo.

Espero con todo mi corazón que no sea así, que solo estemos atravesando por un revoltijo de emociones encontradas, por un agujero de gusano cargado con una sobre dosis de negatividad, o que estemos metidos en un agujero de esos que llaman negros, pero que son más visibles que la luz en medio de la oscuridad total, y que solo estemos ciegos por tantos destellos de dudas intermitentes que nos han sembrado.

¿Será o no será? ¿Debo o no debo? ¿Quiero o no quiero? ¿Hago o no hago? ¿Soy o no soy?... Deseo que dicho agujero en lugar de devorarnos, nos permita salir de allí renovados en cuerpo, mente y espíritu, dispuestos a atravesar un portal dimensional pleno de amor, y recomenzar con la humanidad, inocencia y humildad con la que venimos al mundo por vez primera.


Pisar el cielo significa besar la tierra, amarla, cuidarla y protegerla. Dejar de ansiar lo inalcanzable y asir lo que esta a la mano y nos brinda su favor. Nos enseñaron a adorar el cielo, y a creer que en el se encuentra todo lo bueno que podemos experimentar y alcanzar, pero resulta que esto solo lo podemos experimentar en la tierra, mirando en las entrañas del planeta, no del cielo, y mirando en nuestras entrañas, surfearlas y sentir su latir al unísono con todo. 

Debemos hurgar en el amor que somos, no en la complejidad de lo que aparentamos ser y no somos y muy probablemente, no seremos jamás.

Podría decir, que de un tiempo a esta parte ando pisando el cielo, y hasta ahora no entendí el por qué todos me sonríen, es muy sencillo, no me había percatado de que ando sonriéndole a todos, y estoy llena de gozo interior, feliz... 
Desde luego tengo mis momentos en que sufro esas interferencias y me quedo atrapada en ese agujero de desarmonía y camino pisando el suelo, pero cuando lo noto, viro el mundo y continuo en mi viaje por la vida, dando lo mejor que poseo y esperando estar sembrando vida feliz a mi alrededor y por donde piso. 


¿Desearías tumbarte en el cielo y mirar hacia arriba, al suelo, a la hermosa tierra, y sentir que es lo mejor que te ha sucedido, lo mas bello y reconfortante que podrías alcanzar? Que sus ríos y mares te bañaran cual lluvia fresca y que sus montañas y rocas formaran los mejores paisajes que ninguna nube fuera capaz de lograr, que sus infinitas arenas brillaran cual estrellas en el inmenso verdor, que...

Lo que sea que desees, lo puedes lograr, es solo cuestión de cambiar de perspectiva, ver la vida desde sus infinitas posibilidades, a sabiendas de que todas son factibles y maravillosas.


No dudes en voltear tu mundo y pisar el cielo, es mejor que seguir viéndolo de cabeza, o lo que es peor, dejar de verlo y sentirlo, aborrecerlo y no querer vivir en él.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

viernes, 5 de octubre de 2018

Innovando la vida

Seria cosa normal que vayamos por la vida tomando en cuenta aquello que aprendimos y lo que quisimos aprender y fuimos postergando. También seria cosa normal y hasta sensata, que vayamos por la vida tomando en cuenta aquello que nos molestó y fue la causa de nuestro fracaso, para de alguna manera enmendarlo o al menos evitar que nos vuelva a suceder. O sea que, se hace necesario y hasta imprescindible consultar nuestro pasado.

Pero esta revisión debe de ser objetiva y fluida, es decir, que no debemos detenernos mas tiempo del necesario revisando o consultando nuestros anteriores actos y consecuencias. Hay que hacerlo a consciencia y hasta a manera de observador distante, ajeno a las emociones que se podrían generar o renacer. Como si fuéramos una especie de examinador computarizado, que solo toma en cuenta que la casilla correcta esté marcada para dar su veredicto final sin que le tiemble el pulso.



Diría que debemos soltar el pasado lo más eficazmente posible. Ahuyentar sus fantasmas y mirarlo como a ese globo que soltamos y con tanta facilidad dejamos ir, o como lo hacemos con ese rio del que acabamos de salir, nos dimos un buen baño pero lo dejamos atrás, agradeciendo su favor. Sabemos que nos esperan otros ríos y nuevos baños, así que seguimos adelante, sin remordimientos. Las personas suelen aferrarse demasiado a las cosas y quedarse suspendidas en el tiempo, ya sea acaparando o añorando, los años le siguen pasando pero no los notan, la vida les sucede pero no la sienten tal cual, la viven desde el pasado, desde aquella niñez o juventud que no supieron asimilar y trascender, esperando aquello que no lograron y queriéndolo realizar en sus hijos, a quienes les transmiten sus frustraciones y anhelos como si fueran propios.



La palabra innovar tiene un contexto muy peculiar, in (en, introducir), novar (nuevo), o sea que, cuando estamos innovando, estamos “introduciendo lo nuevo”, ese debería ser nuestro slogan todo el tiempo, “Innovando la vida”, es decir, introduciendo lo nuevo en nuestra vida. Y ¿Qué precisamente es lo nuevo?  Pues aquello que no conocemos, eso que nos regala a diario la vida; un nuevo amanecer, el despertar a un nuevo día, dejando atrás el anterior, dispuestos a estrenar nuevas emociones y sensaciones, ninguna debe ser similar a lo ya vivido, pues tiene un nuevo ingrediente, cada día trae una alegría por descubrir y hasta un dolor por sentir, vivirlo, agradecerlo, echarlo a un lado y seguir adelante, como ese rio que dejamos atrás en busca de otros ríos.

Cada día es diferente, el problema es que los vemos todos iguales, sentimos que hacemos siempre lo mismo porque mayormente arrastramos nuestro pasado, nuestra niñez y sus carencias, nuestra adolescencia y temprana juventud y sus renuncias. Y esa juventud insatisfecha la arrastramos hasta nuestra madurez, una madurez inexistente, cargada de incoherencias y traumas sin resolver de la niñez o la juventud o de ambas. Esa madurez inexistente o inmadurez, nos arropa hasta nuestra vejez y sus amargas dolencias, que duelen más emocional que físicamente, por las carencias, renuncias, insatisfacciones, incoherencias... Desarmonías que arrastramos a cuestas y producen una enorme carga emocional, la cual seguimos arrastrando sobre nuestros hombros y nuestra espalda almica hasta la tumba y mas allá.  


Innovemos, dejemos de imitar, de redundar en lo mismo y estudiar minuciosamente el pasado para enmarcarlo en el presente una y otra vez. Dediquémonos a crear, inventar, descubrir y si lo desean, patenticen sus hallazgos, pero sin detenerse en la contemplación de un éxito o un fracaso muerto, ya que el pasado pierde vida, se petrifica, por eso los logros mayormente con un pergamino, o una placa de reconocimiento tienen suficiente.

La felicidad no es estática, hay que seguir nutriéndola y produciéndola y esto solo se consigue con nuevas aventuras y logros, con nuevas ansias de vivir. 

Soltemos el pasado y aquello que nos puede estancar y dejemos que brote nuestra imaginación, como lo hacen los nuevos retoños en el viejo árbol, nutriendo nuestras raíces con cosas nuevas. Somos ese viejo árbol, pero no nos quedemos con ramas gastadas y hojas secas, soltémosla y permitamos a los nuevos retoños surgir, con una buena nutrición imaginativa que les permita salir a embellecer ese tronco que es la vida que somos, y por medio del cual damos paso a lo nuevo, para así eternizar nuestra verdadera esencia universal, que se renueva cada día en ese incesante latir.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2019/03/02/opiniones/correo-de-los-lectores/innovando-la-vida/

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.