Al inicio del libro “La importancia de vivir” de Lin Yutang, aparece la siguiente frase de CHANG CH' AO.
“Solamente quienes toman sosegadamente aquello por lo cual se atarea la gente del mundo, pueden atarearse por aquello que la gente del mundo toma sosegadamente”.
Y le agregaría al final, eso que le agregó Bertolt Brecht al final de su famosa frase, … esos son los imprescindibles.
Lo primero es que esta frase aparece en un libro que se publicó en el 1937, cuando la vida era muy diferente, tranquila y sosegada en comparación a la de hoy, donde las prisas protagonizan cada segundo de la caótica y volcánica vida que se vive.
Lo segundo es preguntarnos lo siguiente:
¿Por qué se atarea mayormente la gente?
¿Por qué me atareo yo?
¿Qué toma sosegadamente la gente?
¿Qué tomo sosegadamente yo?
Eso sí, responder con la mayor honestidad posible. Así sabremos cómo andamos en este loco ajetreo mundial.
Si a tropel
Con anteojeras y fuete.
Como el ganado, en manada.
Y si tengo independencia de pensamiento y actuación, averiguar:
Si me muevo por convicción propia, a mi ritmo, impulsado por mí valor.
Sea la que fuere nuestra respuesta, la cuestión es saber que hay dos factores en la vida que nos mueven de manera individual y como colectivo.
Estos son:
El valor y el miedo. Y cada uno tiene sus propios vericuetos.
Entonces alojarnos en uno de estos tiene una fuerte carga emocional y de responsabilidad, para con uno mismo y para con los demás.
A veces ni siquiera entendemos el porqué de sentir miedo, si es infundido o heredado, parte de nuestro ADN.
Igualmente se hace incomprensible saber de dónde nos viene el valor que nos hace enfrentarnos a lo que sea con una fuerza casi indestructible y hasta intimidante, si es auténtico y único, infundido o heredado, parte de nuestro ADN.
Esta breve introspección que tal vez creas que no sirve de mucho, te ayudará a conocerte y entenderte mejor y quién sabe si hasta te saque ese don aun reprimido. Te dé confianza en tí mismo, te sacuda, y te haga ver que cada cosa tiene miles de puntos de vista, y lamentablemente los que se nos hacen visibles a priori y a los que nos aferramos, se acercan más al miedo que al valor, y que ese miedo es irreal, un holograma creado por la mente debido al instinto de supervivencia.
Lo tercero es preguntarnos
¿Qué me va a mover a partir de hoy?
¿El miedo o el valor, las masas o mi propia decisión?
¿De qué estás dispuesto a desprenderte ya..., hoy..., ahora mismo?
Es hora de enfrentar el monstruo que está en nuestro armario y nos obliga a andar siempre con la misma ropa, por temor a abrirlo.
Solo así, logrando esa paz interior, alcanzaremos a crear un mundo mejor. Busca primero dentro de ti, y luego esparce tu sosiego al exterior.
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