Todos alguna vez
en la vida nos hemos parado frente a un espejo. Muchos lo hacen frecuentemente,
otros cuando lo consideran necesario y un número reducido lo evita, pero lo
cierto es que no siempre la imagen que vemos nos agrada o complace, mayormente
tratamos de mejorarla y acomodarla a nuestro agrado o peor aún, al agrado de
los demás.
Esta tendencia
ocurre comúnmente a nivel externo, pero a nivel interno generalmente no acostumbramos
a evaluarnos y menos frente al espejo y debemos hacerlo, ya que lo interno también
se nota en nuestro rosto y se refleja en el espejo, pero lamentablemente le
prestamos poca atención y nos interesamos menos en mejorarlo, cuando en
realidad debería ser lo contrario, pues una mejoría en nuestro interior, es
seguro que mejorara significativamente lo externo.
Te convido a que te pares ante el espejo y te eches un vistazo,
luego te mires a los ojos y te observes detenidamente, se sincer@ y di que ves
en ti, en tu rostro interior a través de tus ojos, que tipo de facciones y
emociones refleja, ¿tranquilidad, armonía, alegría, entusiasmo, felicidad o acaso inquietud, ira, desprecio, amargura, indiferencia?, sea lo que sea que
reflejes, sabes que lo puedes cambiar para bien o para mal con un simple cambio
de emoción, pero con un pequeño ejercicio puedes canalizar esa emoción de
manera positiva.
Existen muchas
teorías y anécdotas acerca de los misterios y cábalas que guardan los espejos y
el poder que encierran, pero mi humilde opinión es que mas allá de todo eso,
ellos por si solos no dicen ni significan nada hasta que no plasmen un reflejo,
pero como vivimos en un universo dotado de energía en cada rincón, no nos cabe
duda de que donde quiera que se coloquen siempre encontraran algo que reflejar,
aun sea obscuridad, esta también está llena de energía pululando en el aire y
esa energía es la que les da el supuesto poder misterioso.
Les confieso que nunca fui amiga del espejo, le
rehuía porque no me consideraba muy atractiva, pero con los años supe cual era
su verdadera finalidad, más que para arreglarnos por fuera (para lo que
cualquiera te puede servir de espejo), es para que nos arreglemos por dentro,
ya que es la única forma de vernos con claridad a nosotros mismos como se dice
“con los ojos de la cara”, y escudriñar nuestro reflejo, sincerarnos y hacer
cualquier modificación de las emociones, y así mejorar nuestro rostro. Para vernos
con los ojos del alma no necesitamos ningún accesorio material.
No es que te
vuelvas narcisista, pero de vez en cuando párate frente al espejo y trata de
estudiar de forma minuciosa y sincera tu reflejo, ve hacia el interior, según
lo que aprecies, toma las medidas necesarias para cambiarlo favorablemente,
para mejorarlo y poder lograr estar sonriente, alegre y feliz.
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