El domingo presencié hermosas escenas en el parque donde
realizo mis caminatas, lo primero es que estaba lleno de familias (padres con
sus hijos pequeños) dándoles un respiro al aire libre que tanto bien les hace,
además de ese compartir y afianzar los lazos de amor familiar entre las parejas
y los hijos.
Pero algo que ví y disfruté al máximo, fue una carrera que
estaban por empezar dos niños como de la misma edad (4 ó 5 años), aparentemente
hermanos y tal vez mellizos, estaban con sus aparentes padres (uso la palabra
aparente, porque nada es lo que parece)...
Pues bien, la madre
los alentaba a llegar a un determinado árbol que estaba bastante cercano para
ver quién llegaba primero. Y uno de los niños dijo, lo haremos juntos a la vez,
recuerda que somos un equipo.
Ella rió y dijo, claro que sí, ¡Adelante, vamos a correr!
El niño replicó, a la cuenta de tres, y la madre empezó a
contar, uno, dos, tres..., el otro niño no salió tan rápido y él lo esperó, instándolo
a correr, tanto en la salida hacia el árbol, como de regreso, en la que ese
otro niño también se demoró, y como era de esperar, corrió a la par para llegar
juntos. ¡Maravilloso es el ser y la sabia consciencia de ese niño!
Fue algo muy significativo para mí observar este episodio,
porque ese niño le dio una buena lección a la madre, haciéndole notar que no
iban a competir, pues eran un solo equipo. Y algo que desde muy chicos nos
enseñan, es a competir... aunque no haya quizás una mala intención en ello, nos
crea muchos malestares y traumas que mayormente hacen que nos sintanos inferiores
o muy altaneros.
Y si precisamente eso somos el colectivo humano, un solo equipo, ¿Por qué esa necesidad
imperiosa de dividirnos y competir?
Cabe decir que no escuché al padre hablar, pero si parecía estar
bien extenuado, como buscando algo extra de aire, es probable que estuviera
practicando otros juegos con ellos, y es bien sabido que los niños son
agotadores e incansables, y después de este encierro más.
Muchos padres sacan a sus hijos a divertirse, otros no
pueden, están agobiados del teletrabajo, y tantas responsabilidades, o tienen
mucho miedo del contagio. Los niños lo pasan bien afuera, pero cabe decir que
desde que están más tiempo en la casa con los padres, aún no los saquen a
pasear, lucen más saludables y alegres, esto lo digo con propiedad, pues tengo
sobrinos con hijos pequeños en esta situación.
Asi que hay de todo para contar como consecuencia de esta pandemia,
muchas noticias malas y muchísimas buenas...,
centrémonos más en estas últimas y sigamos teniendo motivos para bailar.
Mientras el cambio no se acabe de instalar, pasaremos por
pruebas cada vez más difíciles, hasta que el colectivo humano, en su mayoría
esté preparado para seguir avanzando y dar el siguiente paso, ascendiendo la
escalera de la vida, que nos llevará al portal dimensional que hace tiempo nos
espera para dar a luz a una nueva y luminosa humanidad.
No esa que nos están vendiendo tecnológicamente gracias a la
inteligencia artificial y la robótica, si no a una que nos revelará toda la
sabiduría perdida y acabará con el sufrimiento humano y del planeta, dotándonos
de una consciencia superior que todo lo convertirá en armonía, paz y amor.
Amables lectores, optemos por mejores opciones, no nos
conformemos con juguetes desechables y sumamente costosos...
No solo por el dinero que cuestan, si no por todo lo que
hemos tenido que padecer y sacrificar, y lo que todavía nos falta. Si nos
sometemos a esa jerarquía del poder absoluto que nos están ofreciendo tan
engañosamente, seremos fieles servidores de mentes enfermas, o la de los dueños
de todas las tecnologías de punta y de las plataformas tecnológicas, que sin
pensarlo mucho usamos, bajo un contrato que nunca terminamos de leer y del que
dificilmente nos podamos zafar, a menos que despertemos.
Abramos los ojos del entendimiento y pensemos por nosotros
mismos, la mayoría está loca porque al fin nos pongan la famosa vacuna que
tanto revuelo está causando, para volver a la misma vida superflua, pero la
mayoría no sabe que estará cada vez más a merced de fármacos y dependencias de
todo tipo y sin saber bien los riesgos y las verdaderas intenciones que hay
detrás de todo esto...
Buscando imágenes para esta entrada, me topé con la siguiente frase:
“Ser famoso en las
redes, es como ser rico en monopolio, NO ES REAL”
Los exhorto a que salgamos del engaño, ya nada es lo que parece ser...
Recapacitemos, no nos
adentremos más en la realidad virtual. NO ES REAL.
¡Despertemos a la vida real, antes de
que sea demasiado tarde!
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
Un extracto de esta entrada fue publicado en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/opiniones/dan-de-que-hablar/despertemos-a-la-vida-real/
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.