¿Que creen? Ya estamos casi despidiendo el año, ¡Huy! Que rápido pasaron los meses, días y horas. A decir verdad, si el día sigue durando 24 horas, no acabo de entender por qué esas horas se han acelerado tanto, ¿O no es así en realidad y los acelerados somos nosotros?
Es lo más probable...
Bueno, tiren los dados, crucen los dedos o ruéguenle a su Dios, pero de que esto va a millón no caben dudas, al menos, así lo percibimos. No es solo cuestión del cambio climático, si no también, de aclimatarnos a los cambios de otra índole. Eso lo veo necesario y casi hasta imprescindible, pero (siempre ese pero) lo apropiado es que sea a un ritmo moderado, que seamos capaces de sobrellevarlo, sin desmayar en el intento ni tirar todo nuestro aprendizaje por la borda.
Y más que todo, sin perder de vista, nuestra dualidad humana y espiritual, con nuestras particularidades (dones) como individuo único e irrepetible de la especie y nuestro rol como la poderosa divinidad que somos, además de nuestra misión como colectivo humano (célula humanoide universal) y sus implicaciones.
La naturaleza cada año a través del otoño, nos hace ese recordatorio, nos dice:
“Suelta las cosas muertas, desnuda el Ser, y no te preocupes, que más tarde el frío y la nieve te servirán de conserva, de reposo, para que en primavera, puedas lucir tu nueva vestimenta sin perder tu auténtica belleza, tal cual lo hago yo”.
Después de soltar y despedir el otoño, démosle la bienvenida al invierno y con él, a un nuevo año que se aproxima...
Pongámonos nuestra mejor vestimenta, que no es otra que una amplia y hermosa sonrisa, y salgamos a esparcir nuestra luz y a brillar con la luz propia, que el amor que somos, se manifieste en nosotros y a través de nosotros.
Antes de que termine el año, quiero decirles a todos ustedes, amigos y amables lectores, gracias del alma, por su compañía a lo largo de este tiempo.
Y junto a mi agradecimiento, quiero desearles un esplendoroso, dichoso y gozoso año 2020, con los ingredientes que necesiten para llevar a cabo la consecución de sus metas y sueños, con la salud y la disposición total de disfrutarlo, y con la intención de que nunca les falte lo más importante y esencial, el amor.
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