domingo, 12 de julio de 2015

Oración con sentido

Orar es entablar comunicación con nuestro ser interior, nuestro guía, para a través de este, establecer conexión con nuestra fuente de amor, nuestro Dios Superior y sostener una sencilla comunicación de tú a tú con nuestra divinidad. Esta conexión puede ser superficial o profunda, dependiendo del grado de atención y de la intensidad y el objetivo del encuentro. Generalmente oramos para pedir, cuando en realidad deberíamos hacerlo solo para agradecer las bendiciones recibidas y las que están por llegar (reconociendo que todo lo que acontece es para nuestro bien), y para establecer un contacto amoroso con lo divino, ya que la mayor parte del día permanecemos desconectados de nuestra fuente de amor. 


Si oramos para dar gracias, este momento no es más que un gozo del espíritu, una hermosa comunión donde nos aligeramos y flotamos en el universo permitiendo que la divinidad nos acune con su amor, o si oramos para pedir ayuda o un favor, donde sin duda el poder de la oración radica en la fe que le pongamos a lo expresado, el pedido o deseo no escapa a obtener resultados positivos siempre que conectemos con la fuente suprema de luz y poder, con nuestro Creador, y poseamos la receptividad y el entendimiento para escuchar su respuesta, a esta manera de orara la llamo oración con sentido.

No importa cuál sea tu religión o tu Dios, sin importar cómo le llames, siempre que pidas con fe y pongas el corazón en ello, se hará realidad, la metodología no es relevante. Ahora bien debes estar atento y receptivo pues a veces lo que pedimos, aún sea con mucha fe, tarda en llegar o no nos conviene recibirlo, ser pacientes es una parte importante de la oración de petición y ser receptivos y agradecidos es la otra. 

Muchas culturas y religiones oran o piden con fe para hacer realidad un deseo colectivo para la humanidad, lo hacen sin importar quien sea su Dios, lo importante es que creen en él con fe ciega. Cuando esas peticiones perciben un bienestar generalizado para su comunidad cultural o religiosa, o sea, cuando ambas piden lo mismo, pero son realizadas por culturas o religiones enemigas y cada una pide ser favorecida, aparentemente ni una ni otra consigue lo que pidió, pero en el fondo, sí lo consiguieron, es solo que por ser contrarias y ambas pedir con fe, se mantuvieron las cosas aparentemente iguales, pero en realidad algo definitivamente cambió, en ese punto de encuentro de ambas peticiones hubo un intercambio puro de energías, hicieron una conexión simultánea de los mismos pedidos, esto las unió con la fuente y ese encuentro cósmico cambia por completo sus diferencias, aunque no lo noten al principio y cada grupo siga su propio camino, ya jamás serán rivales ni se odiarán, la conexión entre ellos y la fuente, creó un hilo irrompible de fuerza y energía pura y limpia, de amor, pues ambos pusieron el corazón en su petición y esta iba cargada de bondad para los suyos. 


Oración es comunicación amorosa, es dar gracias por todo el amor y bendiciones recibidas. Cuando oremos empecemos la conversación dando gracias por la vida y por todo lo que nos rodea, hablemos de cómo nos sentimos, de la necesidad de orar, de comunicarnos con lo divino del ser, luego  sigamos conversando y contando todo lo que nos apetezca, antes de terminar, sin que lo expresemos el Supremo sabrá lo que necesitamos y nos hace falta, que no necesariamente coincide con lo que deseamos, si ponemos atención y sabemos escuchar sus respuestas, no nos  quedaremos esperando que se cumpla un deseo que nunca se realizará.

Llegará el día en que podamos restablecer nuestra conexión continua e ininterrumpida con la fuente, y no habrá necesidad de orar en la forma que lo hacemos, pues a partir de ese momento nuestra vida se convertirá en una constante oración, en alabanza, contemplación y gozo y al fin conoceremos la eterna felicidad.     

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

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