Dedicado a una amiga bloguera, Marina Collado Prieto, pues una entrada de su blog “Emociones y Latidos”, me inspiró y dió origen a esta publicación.
¡Gracias querida amiga!
Usaré como imagen inicial la misma que ella usó y me envió esa primera señal, pues al verla quedé prendada de sus encantos y sutil belleza. Al leer el contenido y dejarle mi comentario, sentí una especie de conexión y me vi tentada a escribir algo a manera de agradecimiento por lo que en mi desencadenó su publicación, desde luego, si las musas me hacían el favor de cooperar, y qué creen, me lo hicieron...
El párrafo siguiente fue el inicio de mi comentario a Marina
“La imagen es preciosa, me robó el alma, y luego de leer con atención tus acertadas e interesantes interrogantes, volví a la imagen, y me transporté a esa alma, sumida en un halo de confusión, llena de dudas, pero tocando serena el arpa, reflexionando cada nota, agradeciendo su existencia, meditativa buscando en el brillo de la luna esas respuestas, esas claridades que no alcanza a vislumbrar”.
A esto le agregué que me quedaba con tres de sus interrogantes
¿En qué lugar del tiempo se escucha el eco de lo no vivido?
¿Dónde comienzan las dudas y se pierde la confianza?
¿Dónde comienza la razón que a la locura da sentido?
Y que me atrevía a dejarle dos
¿Como sonarán las notas que no somos capaces de escuchar?
¿Cual será el mejor acompañamiento del silencio?
Pues bien, en esas cinco interrogantes se basará mi reflexión. Empezaré por la primera.
¿En qué lugar del tiempo se escucha el eco de lo no vivido?
Una interrogante que deja ver que las cosas que se piensan aún no se hagan realidad palpable, en nuestra consciencia si lo son, así que lo pensado, lo vivimos en nuestra imaginación, y lo vivido anteriormente, ya sea realidad o fantasía, o vivencias en otros planos existenciales, hace ruido y retumba, tiene eco.
Como no hemos palpado esa vivencia, no la registramos en el tiempo, en ese contador de nuestras memorias, y su eco, aunque se reproduce, no nos llega, por eso la pregunta es genial, porque viene de una sabiduría que va más allá de esta dimensión.
¿Dónde comienzan las dudas y se pierde la confianza?
La mayoría de las veces, no sabemos el momento preciso en el que empezamos a dudar, y es porque aunque la semilla de la duda se siembra en nosotros a muy temprana edad, mayormente no somos conscientes de eso, y no aflora hasta pasado muchos años, cuando empezamos a darnos cuenta de que dudamos de esas creencias que parecían nuestro punto de apoyo más fuerte, a no dar por seguro lo que antes lo era, a desconfiar y a desmontar esos cimientos que atesoramos y creímos firmes e imperturbables, irrompibles, y nos sentimos tambaleantes, inseguros... Pero sucede que esta desconfianza llega cuando empezamos a confiar en nuestra intuición y percepción, en nuestra capacidad de discernimiento, a confiar en nosotros mismos, y dejamos de ser un barco a la deriva, que se deja llevar por el viento y la corriente.
¿Dónde comienza la razón que a la locura da sentido?
Al experimentar esas sacudidas de creencias o de consciencia, en el proceso de asimilarlo, muchas veces pensamos en haber perdido la razón, la cordura, y empezamos a dudar de nuestra estabilidad emocional y psíquica, o sea, que llegamos a pensar que estamos locos, y los demás también lo suelen pensar.
Pero al ahondar en esos cambios y empezar a afianzarnos en otros estándares que nos revelan un nuevo camino, y desmoronan la gran montaña que veíamos y sentíamos indestructible, pero que poco a poco empieza a desaparecer y a dejarnos la visión libre, nos damos cuenta de que esa locura que creíamos tener, y que nos nubló aparentemente la razón, es la mejor muestra de nuestra cordura.
Siempre es necesaria una dosis de locura para mantener la cordura.
¿Como sonarán las notas que no somos capaces de escuchar?
Vamos subiendo peldaños en la escalera de la vida, y a medida que vamos creciendo en sabiduría y comprensión, vamos produciendo y escuchando notas musicales, emitiendo vibraciones, que dependiendo del lugar en el que estemos, las afinamos y sintonizamos con nuestro propio crecimiento. Como conglomerado humano, generalmente nos mantenemos en una frecuencia colectiva promedio, aunque los hay que vibran en un nivel más bajo de este promedio colectivo, y otros, en un nivel más alto.
Los menos, sobrepasan con creces los niveles perceptibles de vibración, que el oído humano es capaz de captar, y no escuchamos esa alta frecuencia vibratoria, a menos que el espíritu esté muy elevado y la consciencia muy entronizada y presente.
Precisamente, en referencia a esto fue mi pregunta. Si de por sí, las notas conocidas, las que percibimos, son preciosas, me deleito en imaginar cual hermosas y maravillosas serán esas otras imperceptibles que provienen de seres elevados, y son tocadas con instrumentos desconocidos, impensables, y escuchadas con las fibras más sensibles y puras del Ser que nos habita, del alma consciente de su gozo y finalidad, consciente de su verdad existencial.
¿Cual será el mejor acompañamiento del silencio?
El silencio es el sonido más puro y elevado de la existencia, su lenguaje es claro y universal, inconfundible, y su sinfonía es única y particular en cada ente y lugar. La mejor manera de respondernos esa pregunta es precisamente haciendo silencio absoluto, del exterior y del interior (del cuerpo, del entorno, de la mente, de los pensamientos, del alma y del Ser...).
Un silencio que si nos adentramos en nuestro mundo interior, en su riqueza de sonidos únicos, y bloqueamos todos los demás sonidos, nos hará vibrar la respuesta, y saborearemos ese acompañamiento que es desconocido, pero que produce vibraciones suaves que se vuelven caricias para el alma que sabe del éxtasis de la creación y de la entropía* de la razón existencial. Por lo que el mejor acompañamiento está en el silencio de nuestro Ser, y en sus ondas vibratorias, emitidas al percibir ese silencio.
Gracias al universo, que se expresa a través de mi voz, o de mis letras, para emitir vibraciones al compás del ritmo cadencioso de las letras de Marina.
P.D. * “En la teoría de la información, la entropía es la medida de la incertidumbre que existe ante un conjunto de mensajes (de los cuales sólo se recibirá uno solo). Se trata de una medida de la información que es necesaria para reducir o eliminar la incertidumbre”.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
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