martes, 28 de abril de 2020

¿Oímos o no?

Empezaré esta entrada compartiéndoles un pasaje del libro de Osho “El ABC de la iluminación”
Se titula “Oído” y dice así:


"Una vez oí lo siguiente. Dos hombres iban andando por una concurrida acera de la zona comercial del centro de la ciudad. De repente uno de ellos exclamó « ¡Escucha el bello canto de ese grillo! ». Pero el otro no lo oía. Preguntó a su compañero cómo podía detectar el canto de un grillo en medio de aquel bullicio de gente y de tráfico. El primero, que era zoólogo se había preparado para escuchar las voces de la naturaleza, pero no dijo nada. Se limitó a sacarse una moneda del bolsillo y dejarla caer en la acera. Acto seguido una docena de personas se puso a buscar a su alrededor. 
– Oímos – dijo – lo que queremos oír..."

Hasta aquí lo dejo, siguen unas cuantas líneas más resaltando que somos tan pobres que solo el dinero nos estimula... 

En los inicios del blog, compartí una entrada “La sub–utilizada capacidad de escuchar”, está enfocada en la falta de escucharnos y prestarnos atención unos a otros, solo queremos ser escuchados y no somos capaces de escuchar a los demás.

En esta lectura que les compartí más arriba, se trata de oír y prestar atención a los sonidos que nos rodean a diario, y resalta lo encerrados que estamos en nuestra propia música de miseria, en nuestros intereses que no van más allá de lo insulsamente económico.

También voy a aprovechar la ocasión para traer a colación otra entrada que hace unos años compartí "El canto de la naturaleza", no les tomará mucho tiempo leerla si gustan hacerlo.

Estos largos días de cárcel domiciliaria, a la que estamos sometidos una gran parte de la población mundial, nos han hecho ver que lo que nos molestaba a diario, era una compañía agradable, que nuestra insufrible agitación y estrés cotidiano, hoy no tiene ningún sentido ni protagonismo, y que de casi todo eso podemos prescindir, pues no es muy relevante, desde luego no hablo del derecho de movernos a libertad... 


Ustedes pongan sus neuronas a funcionar, hagan un análisis de todo lo que los esclaviza y no les suma nada primordial o esencial a la existencia plena, y saquen sus propias conclusiones...
Ahora, la soledad, el silencio, esas ganas de hablar de cerca con las personas, de abrazarlas..., son nuestra compañía, y los deseos de salir a disfrutar de la vida y la naturaleza, son nuestro mayor anhelo. Algunos tenemos el privilegio de estar juntos en familia, pero otros están muy distanciados, nos están vetadas todas las cosas que desdeñamos y ahora valoramos y anhelamos como locos.



Ni siquiera podemos afirmar en qué momento la vida se volvió metálica, superflua e insulsa, poco apasionante y gratificante, nunca pusimos el oído y prestamos atención... Se fueron masificando, globalizando y mecanizando, las emociones. Los sentimientos se volvieron insípidos, fingidos; empezaron a estorbar, y desapareció la magia y el encanto. La hiperactividad cercenó la sensibilidad, el ser humano se volvió tosco y agrio, nos aturdimos, el romance pasó de moda, se convirtió en lujuria, manipulación, miedo y posesión. La educación de los hijos se convirtió en un problema mayor, pasó a ser una máquina tragamonedas de azar, los intereses materiales tomaron el control y el dinero, ocupó el lugar del amor.

Pero a pesar de eso, la música de la vida, la naturaleza la sigue tocando y sigue siendo hermosa, aunque no le prestemos atención ni la escuchemos, nunca dejará de sonar armoniosamente. 



Si nos retiráramos a un lugar apartado en comunión con la naturaleza, lejos de la cuidad o del bullicio mental, notaríamos ese concierto hermoso que diariamente nos regala junto a ese maravilloso panorama visual. ¡Cuánto daríamos por hacerlo ahora!




En algún momento no fuimos capaces de conformarnos con toda esa belleza, no solo que no nos conformamos, sino que además quisimos callarla y anularla, ya no era por necesidad de cobijo, era por mero ego y ambición, pero no nos saciábamos, pedíamos más y más, pues en nuestro interior seguíamos insatisfechos, ya que nunca pudimos crear o imitar esa bella música, lo que muy en el fondo sigue atormentándonos. 



Pues aquí lo tenemos, ese más que tanto propiciamos, nos ha llevado a menos de la cuarta parte de lo que se nos regalaba, ahora tenemos que trabajar como esclavos, y por el momento, atenernos al encierro y quién sabe a qué más... Estamos en sus manos.

Mientras podamos hacerlo tratemos de oír y escuchar, de vivir el momento por completo, no escuchemos solo el ruido de la moneda, sino lo que en verdad nos provoca gozo en el alma y nos llena de plenitud, no de esclavitud. 


Dejemos salir ese canto que llevamos dentro, aprisionado con mascarilla y mordaza desde hace tiempo, que suene en nuestro interior con libertad y claridad y que resuene por todos los confines de la Tierra y las almas, escuchemos esa voz y canto interior, y con él, todo lo que nos cuenta el hermoso mundo exterior, ese mundo de amor y libertad.  

P.D. Mi mayor interés es crear consciencia de nuestros actos dañinos e irresponsables, para tratar de remediarlo, y en lo sucesivo, evitarlos por el bien del planeta y toda la humanidad.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/05/02/oimos-o-no/

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

miércoles, 22 de abril de 2020

Tierra, Marte,...

El planeta Tierra es un ser vivo, compuesto mayormente por el océano, ese gigante azul que viene a ser el corazón del planeta, el que irriga toda la vida que hay en él. El fondo marino es el cerebro. 
El suelo es la columna vertebral,  sus montañas, valles, rocas, ríos y toda la vegetación existente son la cabeza y el tronco de este paraíso, sus entrañas profundas son la médula y contienen el ADN del planeta. El aire con su preciado oxígeno es el aura. 


Los humanos y los animales somos las extremidades, la parte móvil y desplazable, no estamos fijos al suelo, y al parecer no es vital nuestra presencia o existencia, pues ya han desaparecido muchas especies y otras están en vías de extinción, y hasta los humanos corremos mucho peligro hoy día. Lo que si es vital al parecer es la Luna, que vendría a ser el marcapaso de ese corazón que es el océano.

Si nos pusiéramos en el lugar de cada componente del planeta, y tratáramos de ser empáticos y sentir lo que cada una representa, sentir su conexión con el planeta y con todos sus componentes, abrazando cada latir del océano, cada ola, cada viento, cada copo de nieve o gota de lluvia, cada montaña, roca, árbol, cada correr del río... y cada animal y su respectiva especie, quizás entenderíamos de una vez por todas, cómo comportarnos frente a la vida y su libre fluir, y cómo manejarnos mejor como especie privilegiada que autoproclamamos que somos, respetando el lugar sagrado que pisamos. 


Quizás así no llegaríamos a Marte o a cualquier otro planeta (que también es un ser vivo) a depredarlo, con la excusa de colonizarlo como hemos hecho con La Tierra. No se de dónde venimos, pero algo me hace pensar que no pertenecemos a este bello planeta, quizás hemos andado de galaxia en galaxia, perdidos, buscando mientras un lugar que echar a perder y arruinar. Definitivamente los humanos somos animales depredadores, escudriñadores por naturaleza, llevamos el instinto de insatisfacción y destrucción en las entrañas, y la verdad es que no me explico el por qué, quizás sea precisamente por eso, estamos hace miles de años nerviosos, asustados y extraviados. Tal vez esta situación actual nos ayude a descifrarlo...

Nunca había leído el libro “Crónicas Marcianas” de Ray Bradbury, ni siquiera lo conocía, lo he leído por la iniciativa literaria que se planteó en el blog de David Rubio Sánchez y más que todo por la interesante biografía que compartió del autor, a quien considero un visionario, más aún, un clarividente de un futuro que actualmente estamos viviendo (los avances tecnológicos y los viajes a Marte, y quién sabe si también su secreta colonización). Recomendaría su lectura a cualquier persona que quiera ver más allá de lo que somos y podríamos llegar a ser, a quien quiera hurgar más allá de las dudas que afloran en la piel y las interioridades del Ser, y más allá de lo dañinos que hemos sido con el planeta y podemos llegar a ser en otros planetas.


En una de sus crónicas “Aunque siga brillando la luna”, Ray Bradbury escribe lo siguiente:

“El animal no discute su vida, vive. No tiene otra razón de vivir que la vida. Ama la vida y disfruta de la vida”.
Según él, la respuesta a la pregunta ¿para qué vivir? Es la vida misma, no hay que buscar nada más, solo vivir.

Otra frase que me gustó de esa misma crónica dice así:
“La ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y la religión es la interpretación de ese milagro”.

Sin querer ofender la memoria del autor, le agregaría lo siguiente:
Y el hombre necio y soberbio, es ese Ser que desvirtúa ese milagro tratando de explicarlo.

Jeff Spender, el personaje principal de esa misma crónica, que intuyo el autor debió parecérsele mucho, por lo diferente que era este de los demás de su especie, motiva al personaje secundario, el capitán Wilder, a hacerse una pregunta que me ha llamado mucho la atención, quizás porque también me la he hecho a mí misma; es la siguiente:
 “¿Es posible que un hombre tenga razón, aunque el resto del mundo opine que ellos tienen razón?”

Otra interesante crónica es “Encuentro nocturno”, en la que narra el encuentro de un terrícola con un marciano, dejándonos unas enriquecedoras interrogantes:
¿Seremos nosotros reales o solo producto de la imaginación de alguien más? ¿Pertenecemos al pasado, al presente o al futuro? ¿En realidad existimos?...

Sus mensajes son contundentes y nos llevan a reflexionar, en una de sus crónicas “El marciano”, nos deja ver que los recuerdos pueden desvirtuar la realidad, y que cada quien añora tener lo que ya no tiene, y ve lo que desea ver, aunque sepa que se está engañando, lo prefiere a enfrentar la realidad. 

“El picnic de un millón de años” su última crónica, encantadora y vibrante, de ella resalto un extracto donde deja ver claramente su acertada visión del futuro, que es muy parecido a nuestro hoy. 
“La vida en la Tierra nunca fue nada bueno. La ciencia se nos adelantó demasiado, con demasiada rapidez, y la gente se extravió en una maraña mecánica, dedicándose como niños a cosas bonitas: artefactos, helicópteros, cohetes; dando importancia a lo que no tenía importancia, preocupándose por las máquinas más que por el modo de dominar las máquinas. Las guerras crecieron y crecieron y por último acabaron con la Tierra”.

Más revelador no puede ser, aunque no existía aún el celular, bien que encaja entre esos artefactos...

En su crónica “Vendrán las lluvias suaves”, que me hizo recordar los dibujos animados “los supersónicos”, por tanta modernidad artificial, plasma un hermoso, y diría que visionario poema de Sara Teasdale, escrito a raíz de la primera guerra mundial. Aquí lo dejo sobre el tapete para finalizar esta entrada.


Vendrán lluvias suaves

Vendrán lluvias suaves y olores de la tierra,
Y golondrinas que girarán con brillante sonido;
Y ranas en los estanques, cantando en la noche,
Y ciruelos silvestres de trémula blancura.

Los petirrojos vestirán su plumoso fuego,
Silbando caprichosos sobre el cercado.

Y nadie sabrá de la guerra, nadie
Se preocupará cuando concluya.

A nadie le importaría, ni al pájaro ni al árbol,
Si la humanidad pereciera por completo;
Y la propia primavera, cuando despertara al alba
Apenas sabría de nuestra partida. 

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

lunes, 13 de abril de 2020

Y se hizo la luz...

Si nos vamos a los orígenes del mundo “según las sagradas escrituras”, al Génesis cap. 1, se lee que en principio el mundo era todo oscuro y que Dios hizo la luz y vio que era buena. Eso explicaría en parte el porqué hay mayormente materia oscura. En ausencia de luz todo es oscuridad, pero esta no tiene nada de malo, y más si a partir de ella existió todo lo demás, esto más bien nos muestra su generosidad al permitir ser invadida sin protestar, y no solo sin protestar, si no además siendo humillada y despreciada, catalogándola de mala y de ser el referente de toda la maldad y negatividad que existe hoy día.



Caray, y hablando de negatividad, qué malagradecidos somos los humanos, y digo los humanos porque somos los autores de este enunciado, de esta creencia y de la implantación de dicha creencia en todos los demás. Y de hecho así actuamos y nos manejamos, al que piensa diferente lo calificamos de ignorante y le restamos valor a sus pensamientos. 
Esto se ve claramente en las diferentes religiones, solo la nuestra salva, en las diferentes ideologías políticas, solo la nuestra es eficaz y quiere el bien común, en las diferentes sociedades culturales, solo la nuestra  hace las cosas como deben de ser, lo demás es atrozmente castrante e insano...
Me pregunto... 
¿Hasta qué tamaño crecerá este entramado de confusiones y desavenencias? ¿Hasta dónde llegará a multiplicarse ese odio y enemistad política, social y religiosa? ¿Hasta cuando seremos verdugos, y jueces ignorantes de la realidad? 

Y además
¿Cómo vamos a romper esas numerosas cadenas de esclavitud física y emocional, que debido a nuestra ceguera y bloqueo espiritual y divino, ataron sin compasión a nuestros pensamientos y a nuestro accionar, la egoísta insatisfacción, la malsana manipulación, la rabia contenida, el odio inducido e implantado, y el desamor incrustado a fuerza de dolor?  


Ya no es tiempo de juzgar, si no de limpiar y sanar toda esa enfermedad mental que poco a poco nos fue invadiendo y absorbiendo el alma y el buen hacer espiritual. Es tiempo de reconocer y aceptar, para darle un giro de 180⁰ a toda esa incertidumbre emocional y ambiental, tiempo de cambiar el pensamiento colectivo humano y vivir para hacer lo humanamente correcto y amorosamente divino. Para ser entes de amor y no de odio, mensajeros de paz y no de guerra, de unión y no de dispersión. Tiempo de vivir en pos del bienestar común, no el de uno mismo. Sin egoísmo cesa la ambición y la indiferencia al prójimo, y sin ellas no hay maldad ni desamor.

Demostremos que podemos vivir en armonía como aparentemente lo hace el resto del universo, pues a pesar de sus tantas vidas en él, cada cual tiene su espacio y vive su libertad. Si todo el universo se mueve y gira constantemente, y las colisiones son poco probables, ya que ni siquiera por nuestra pequeñez, hemos sido impactados trágica o nefastamente por ningún otro planeta o astro, lo cual demuestra que cada cual respeta el espacio que le rodea y trata de no herir ni lastimar, aunque a veces sea inevitable el roce. 


No veo el por qué los humanos no somos capaces de hacerlo, si es inevitable muchas veces el roce, tratemos de no hacer tanto alboroto, pidamos perdón y juntos zanjemos los daños.  
Se avecinan todavía tiempos muy difíciles antes de lograr dar ese giro y cambio de consciencia, aprendamos a ser solidarios de verdad, no solo desde la comodidad de no ser rozados o lastimados, desde la comodidad de dar lo que no necesitamos o nos sobra, aprendamos a despojarnos de corazón de lo que también nos hace falta, a compartirlo con el más necesitado, a no acumular con el pretexto de no perecer, si hemos de morir, al menos hagámoslo con humanidad y dignidad, enterremos el egoísmo y la ambición de una vez por todas.

Lamentablemente algo que vengo vislumbrando que podría suceder y se ve venir, y que de seguro muchos también lo han dicho y pensado, y que podría desatar una tercera guerra, es el hambre mundial a niveles incontrolables, semejante a soltar una manada de leones hambrientos... 


Mi intención no es darle fuerza a este pensamiento que en parte es realidad, ya que el hambre está hace tiempo azotando una parte del planeta y ni para allá miramos (seguimos actuando de manera inconsciente con un consumismo extravagante mientras otros carecen de todo), si no más bien que creemos conciencia, y nos hagamos la idea mentalmente de que suceda de manera tan global como está sucediendo ahora con esta pandemia, y de que visualicemos nuestro accionar en caso de hacerse realidad, que sopesemos y nos preparemos amorosamente para un episodio similar. 

Se que juntos podemos hacer el milagro, es mejor morir todos juntos de a poquito, que ir muriendo uno a uno, aumentando el miedo y la angustia de la espera a cuando nos toque el turno a nosotros. Un pequeño cambio de actitud y generosidad hacia los demás y hacia todo lo demás, puede revertir los resultados finales, la unión hace la fuerza y el amor hace el milagro, si todos nos amamos, ¿Quién o qué, va a poder contra ese amor universal? Créanlo o no, esto es una realidad. La única arma para combatir la miseria, las enfermedades y la falta de felicidad ES EL AMOR, que se nutre de la compasión, la comprensión y la generosidad, las cuales nos son regaladas por la gracia divina, y acompañándola están la fe, la esperanza y la feliz eternidad.



Aunque quisiera que esto no se prolongara demasiado y no sucedieran cosas peores, sí deseo que nada vuelva a ser normal, mientras llamemos normal a esa manera inconsciente de vivir hasta hace muy poco. Nada es permanente y creo que llegó la hora de enfrentar la verdad y desapegarnos de una cultura avasalladora y esclavista. 
Deseo que podamos superar esto juntos, pero que también podamos ver la vida sin anteojos rayados o pintados de la tonalidad que deseamos, y vivirla de una manera diferente, que todo fluya de forma nueva y las cosas dejen de ser más de lo mismo... 

Mis deseos son más bien de libertad responsable y total.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Un extracto de esta entrada fue publicado en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/04/25/y-se-hizo-la-luz/#

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

martes, 7 de abril de 2020

Las bondades del encierro

Amables amigos y lectores, es difícil que las musas se concentren en algo más que no sea esta fatídica situación actual...
¿Dije fatídica? ¿En realidad lo es? ¿A ustedes se lo parece?

Bueno, creo que muchos me crucificarían junto a Jesús por estas interrogantes, ja, ja. Lo cierto es que todo tiene su lado bueno, o si lo prefieren, no tan malo.

Si sacamos a relucir muchas de las cosas que están sucediendo debido a este encierro, y si de verdad lo hacemos de manera objetiva y sacando lo mejor de cada acontecimiento y situación, es seguro que ha sido más provechosa que perjudicial. 

¿Provechosa para quién? Para todos...

¿Perjudicial para quién? Para una minoría, y aunque no lo crean así, para los más pobres y desposeídos, siempre han subsistido con lo imprescindible y ahora hasta eso se les niega. Los ricos y millonarios siempre estarán bien, ¿O me equivoco? ¿Son los que lo llevan peor? Tengo mis dudas... Y el resto, que somos los del medio y la mayoría, nos las arreglamos como podemos y casi siempre salimos a camino.

Para hacerlo menos tedioso ocurrió en primavera, no se si para alegrarnos o para sufrirlo más, está todo tan lindo afuera. Eso lo dejo a consideración de ustedes, pero creo que hasta la naturaleza está agradecida de que estemos en casa y nos está consolando con su hermoso cielo azul y soleado, sus bellas flores, aves cantando..., siempre han estado ahí, pero hoy las notamos más que nunca y hasta las envidiamos pues han seguido su curso como si no pasara nada, ¿Será que no le damos pena? Pero ¿Acaso nos daba pena a nosotros, que seguíamos maltratándola?


Aquí dejo una lista de mejorías a causa de este encierro obligatorio, no sabemos con qué fines reales, pero sí que está dando algunos muy buenos resultados.

*Se ha frenado el consumismo a nivel mundial de cosas superfluas e innecesarias. 

*Se ha limpiado la atmósfera, hay menos basura y combustible derramando humo y contaminación en las calles.

*Los días se han tornado más hermosos, o así los vemos por el hecho de no poder salir a disfrutarlos, o sea, que estamos más despiertos y conscientes de la belleza y bondades que nos regala a diario la naturaleza, y que antes apenas apreciábamos en automático.

*La gente es más higiénica, se está cuidando más sin ser tan vanidoso. 

*Hay menos ruidos y polémicas en las calles y los hogares, la gente es más amable y condescendiente.

*Muchos lucen mejor y más descansados y otros se lo toman con un ritmo más llevadero. Incluso las relaciones familiares dentro del hogar, a pesar de los vaticinios ha mejorado sustancialmente. Son momentos de unidad y apoyo mutuo.

*La familia está reunida en casa, pasando más tiempo de calidad y dándose ese tiempo y esos abrazos que antes ni siquiera se necesitaban dar o recibir y que solo echaban de menos los niños y los muy ancianos, quienes a pesar de los pesares, deben estar más felices por tener a sus seres amados bien cerca en casa.

*La mayoría de los que contaban con servidumbre, han tenido que prescindir de ella y aprender a hacer sus propias cosas, y valerse por ellos mismos. Esto demostrará que somos muy capaces y que esa rama de la sociedad (la servidumbre) puede vivir de otras cosas, como lo deben estar haciendo ya, sin sacrificar a los suyos, pues muchos las mantienen como esclavas y no ven casi a sus hijos y parejas.

*Las personas se están conociendo y acercando a distancia, en especial los vecinos que nunca se veían o saludaban, ahora desde sus balcones, jardines o patios, conversan con agrado y alegría de ver gente y poder interactuar.

*La solidaridad se ha posicionado más arriba que el petróleo (que sigue bajando), que el euro, el dólar y los pisos en Dubai...

*Los famosos se han puesto más al alcance de todos frente a esta pandemia, ya que se han visto incapaces, ya a nadie le importa un carajo un autógrafo ni se arriesgarían a ir a un concierto en estos días, su vulnerabilidad es la misma que la de todos los demás, al igual que la de los poderosos.

*Las prioridades han cambiado, las tiendas, los lugares de sociabilizar y echar envidias, todo lo relacionado con el  arte, el esparcimiento y la diversión, los vicios y gustos extravagantes, y un montón de banalidades y de costumbres creadas por el hombre en la sociedad que a sangre y fuego fundó, y bajo un sistema corrupto y dañino que cada día es más putrefacto, han quedado al margen. Al principio muchos decían que solo querían retornar a sus costumbres, ahora la mayoría solo pide no contagiarse y seguir con vida. El presente se ha vuelto su única realidad. ¿A dónde fue todo eso que tanto priorizábamos? ¿Qué es lo más valioso ahora? Y ¿Que es lo que más extrañas hacer? ¿A dónde se fue nuestra supuesta o fingida libertad? Sí, la libertad de seguir siendo esclavos de la sociedad mundial y sus estresantes y manipuladoras costumbres.


*Los bosques deben estar sonrientes, sin miedo de ser agraviados, y las montañas vuelven a enseñorearse, los ríos de seguro corren con más fluidez y elegancia y todos los animales celebran el canto armonioso de la naturaleza, pues anuncian el cambio a mejor... 
El océano sigue siendo testigo de todo, a veces calmado, otras veces bravío, pero siempre protegiendo el hábitat terrestre y mostrándonos su humildad. El Sol y la Luna observan pensativos nuestro accionar y esa Fuente Divina escudriña nuestro interior... 
Y si este encierro se prolonga mucho más, nos vamos a hartar del celular, la tableta, la laptop, el computador, la televisión, la radio..., de todos esos artefactos y el mobiliario que tenemos dentro del hogar que no nos reporten afecto y gozo interior, ya no le vamos a encontrar sentido a nuestra reciente forma de vida, veremos la vida de otra manera, con otros ojos, así que saldremos a besar la tierra y apreciar todo aquello que menospreciamos por tanto tiempo, y a agradecer todo eso que teníamos al alcance y nunca valoramos...


Sé que la lista es mayor, y cada día se le pueden sumar cosas positivas. Demos gracias a diario por el curso imparable de la vida, nada ocurre porque sí, todo tiene un verdadero sentido de la perfección armónica de las cosas y los beneficios que reporta. En el fondo este virus lo hemos creado todos, con nuestra inconsciencia e indiferencia, y de nosotros depende poder neutralizarlo.
Dejemos ya de culpar y juzgar a los demás, esto es responsabilidad de todos. ¿Te arriesgas a aceptar tu cuota y a poner tu granito de arena en este despertar y renacer de la consciencia y la auténtica forma de vivir? 

Recuperar esa unidad y romper las tantas desigualdades se está haciendo cada día más perentorio en nuestras vidas y nuestro planeta, no perdamos esta última oportunidad de obrar con bondad y amor.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.

Un extracto de esta entrada fue publicado en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/04/18/las-bondades-del-encierro/ 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.