De seguro que somos muchos los que alguna vez en la vida hemos tratado de armar un rompecabezas y
hemos comprobado lo entretenido y gratificante que puede ser completarlo,
mientras más grande y complejo, mayor satisfacción personal.
Si por
casualidad acostumbran y gustan tanto de armarlos como yo, habrán podido notar que si
empezamos a armar primero todo el contorno y luego agrupamos las piezas por
colores parecidos de acuerdo a la guía, se facilita grandemente el trabajo, lo
primordial es la observación, luego la visualización de lo observado en las
piezas (formas, colores, patrones similares, etc.), además la destreza y
agilidad visual y mental, y finalmente el sentido de orientación, la lógica y
el sentido común.
Nuestra vida se puede comparar con un complejo o un
simple rompecabezas, donde las emociones diarias vienen a ser las piezas que
debemos colocar para finalmente ver terminada nuestra obra o propósito de vida.
Si de la misma manera que clasificamos las piezas de
un rompecabezas antes de empezar a armarlo, clasificáramos las emociones, visualizándolas
(pero con el corazón), o sea, sintiéndolas, identificándolas y dejándolas
surgir y ser con vida propia, ubicándolas primero en el contorno para enmarcar
y proteger las venideras y luego ir colocándolas y encajándolas en su lugar según
van apareciendo y manifestándose y no tratáramos de forzarlas, matizándolas y dándoles
forma a nuestro antojo, veríamos que este rompecabezas que es la vida es mucho
más sencillo de lo que parece.
Así como no
podemos cambiar las piezas de forma o color ni colocarlas en el lugar
equivocado, de esa misma manera tampoco podemos hacerlo con las emociones,
ellas se manifiestan tal cual son y debemos respetar su esencia y naturaleza,
darles cabida si encajan en el lugar adecuado o dejarlas ir si no pertenecen a
nuestro rompecabezas. Pero primero hay que identificarlas porque si hacemos lo
contrario y las desvirtuamos, las emociones terminaran oprimiéndonos y rompiéndonos
la cabeza literalmente, dejando nuestro rompecabezas humano con un vacío o
hueco imposible de llenar, o lo que es peor distorsionado, dejando borroso, sin
forma y color el paisaje de nuestra vida.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
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