Una de las
mayores bendiciones de la vida es lo variable que es, aun cuando
vivimos en aparente monotonía, para nada es así. Sus altas y bajas, sus días
buenos y malos, mejores y regulares, excelentes y aceptables, hacen de ella
toda una gama de emociones y sentimientos cambiantes; excitantes y de bajo
perfil, pero al fin y al cabo, diferentes.
La vida no
permanece inmóvil y serena, si no cambiante y amena, y el deber de nosotros,
sus protagonistas, es adaptarnos a los cambios sin perder la estabilidad
emocional, ni la integridad moral, por eso vamos y venimos, lloramos y reímos,
bajamos y subimos, caemos y nos levantamos, en fin, vivimos.
Por muy
sedentaria y monótona que sea nuestra vida, vibramos en cada respiración, nos
alimentamos, trabajamos, amamos y descansamos bajo un mismo cielo (claro y
esplendoroso durante el día y brillante y espectacular durante la noche), tratamos
de mantenemos en constante movimiento y actividad, acorde con el ritmo
cambiante de la vida, acompasados por su
vaivén, que mayormente sigue el mismo vaivén de las olas, las pulsaciones
cardiacas normales y las ondas sísmicas regulares, con un movimiento
característico de frecuencia constante. A veces ese vaivén se altera y se
comporta de manera diferente, se convierte en un movimiento acelerado, como la
marea agitada, la taquicardia y los temblores de tierra menores, y en algunas
ocasiones es un movimiento brusco y totalmente descontrolado, como un huracán,
tornado, terremoto y tsunami y resulta demoledor y agobiante, pero aunque no lo
creamos así, esto es necesario para compensar y equilibrar la atmosfera, la
cantidad de energía del planeta y hasta la vida misma.
Unos nacen
y otros mueren, unos van y otros vienen, unos salen y otros entran…, nada es
estático, ni eternamente igual, todo cambia a cada instante, como el agua del
rio. En fin, unos hacen “fuin” y otros “fuan”, lo importante es que te muevas al
compás que necesites, no al de los demás, gradúa tu vaivén cotidiano para que
vaya acorde con tu naturaleza y personalidad, pero no dejes de mecerte hasta
que la vida te diga: ¡Ya!
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/06/12/correo-los-lectores
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