Son muchas las generaciones que han escuchado decir a sus abuelos:
“Estas son los finales del mundo”, la diferencia esta vez, es que contamos con
demasiada ayuda tecnológica para que esta profecía se cumpla. Cada generación
ha tenido sus incongruencias y revoluciones sociales por así decirlo, y todavía
aquí estamos, nos gustaría decir que los males fueron solucionados y los
enemigos vencidos, lamentablemente no ocurrió así, simplemente nos fuimos
adaptando, soltando, cediendo y dejando pasar las cosas, absorbiendo muchas
dañinas y rechazando unas pocas, el resultado de esta actitud irresponsable lo
estamos viendo hoy.
En esta ocasión
podría ser diferente, el mundo como lo conocimos hasta hace poco agoniza, ya
que el enemigo mayor, el número uno, quien posee una ambición desmedida y es
despiadado, se presenta engañosamente seductor y encantador, como el mejor amigo, el
solidario y desinteresado, a ofrecernos la mejor herramienta (la tecnología
avanzada) para proveernos una vida placentera, a muy bajo costo o casi sin
costo alguno, al menos eso es lo que la gran mayoría cree o creía, ya empezamos
a pagar muy alto el precio.
“El mundo seguirá girando y los tiempos obviamente seguirán
cambiando y todo continuará su curso como debe de ser”, ese es el pensar común,
ojala y así sea, porque esta vez, la mano del hombre con la ayuda de la
revolución tecnológica, está llegando anticipadamente al lugar de los hechos, y
ya sea con sana intención o no, su pretensión de alterar el curso de las cosas,
de seguir como vamos, será un éxito y desapareceremos antes de lo previsto.
Estamos
que damos la hora (como dicen), por alcanzar un nivel de vida que nos permita
cada vez tener más a costa de hacer menos y eso es enfermizo. Además de
atrofiarte físicamente, también la atrofia cerebral es sumamente dañina e
irreversible Puede ser que en pocos años, la tecnología permita que la vida sea
más fácil y cómoda, pero no más grata y placentera, se perderá la magia y el
encanto de descubrir, del misterio, de no saber que resultará…, de vivir. Nada hay
más excitante y atrayente que las cosas inexplicables o misteriosas, si todo lo
sabemos y tenemos todo a la mano y se nos da sin ningún esfuerzo, nuestras
cualidades humanas, tan especiales y únicas, no tendrán razón de ser y
pasaremos a ser un animal más, viviremos una vida sin sentido.
Nos inclinamos hacia dos extremos, o nuestra agenda abarca más de
las 24 horas diarias disponibles y queremos ajustarla a como dé lugar sin dejar
cabos sueltos (nadie soporta ese nivel de estrés por mucho tiempo sin
consecuencias desastrosas), o en el caso contrario, a la vagancia y a esperar que
otros resuelvan. Ambos extremos son dañinos, siempre el centro o término medio,
será mejor opción, debemos mantenernos equilibrados.
El cambio
ha resultado ser engañoso, “más por
menos”, donde el “mas” representa lo negativo y el ‘menos’ lo positivo, contrario
a la lógica y a las reglas, esto desconcierta y crea inconformidad. Me parece
que ya va siendo tiempo de encausarnos y exhibir un comportamiento más acorde
con nuestra naturaleza humana y divina, un comportamiento más equilibrado,
respetuoso, considerado y honesto y menos incongruente, irresponsable, perverso
y denigrante (ver imágenes de la entrada anterior).
Despertemos
a la realidad, ya basta de fantasear, somos adultos y ante la modernidad (tecnológica
y social), nos estamos comportando como niños o peor que ellos, pues estos
tienen una etapa que quemar y lo hacen, los adultos estamos revolcándonos en
nuestras propias cenizas y quemando las futuras etapas de la vida de esos
niños.
¡Reaccionemos ya!
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/03/17/correo-los-lectores
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