La
belleza produce placer, deleite o admiración y el encanto atrae o embelesa, a
mi entender el silencio tiende a producir esos efectos, por eso digo que es
bello y encantador.
En
un mundo que se ha vuelto tan ruidoso y compulsivo, el silencio cada vez es más
valioso y necesario, la mayoría lo requiere, aunque otros prefieren aturdirse
con el ruido y escapar de la realidad que les revela el silencio.
Es
cierto que hay silencios embarazosos, inapropiados, insoportables, que duelen y
que hieren en lo más hondo del ser, pero no es menos cierto que también el
silencio es una manera de confortar el alma, una forma de expresión elocuente,
con mil y una formas de interpretación, un arma de doble filo, una forma de
protestar, etc., pero más que todo el silencio es un Don y un arte (el que tenga dudas
solo debe ver las famosas películas mudas).
Cuando
permanecemos en silencio y quietos, ya que el movimiento produce ruidos y tiene
su propio lenguaje, es cuando más abiertos están nuestros sentidos a apreciar
el lenguaje de la naturaleza, que es sumamente rico en matices, sonidos,
aromas, sensaciones, etc.
Pero
el verdadero silencio, el absoluto, solo se consigue callando nuestra voz
interior, ya que aunque el entorno exterior permanezca en aparente calma y
quietud y nosotros con él, generalmente hay una vocecilla que no para de
hablarnos para atraer nuestra atención, es nuestra conciencia dual, que siempre
está haciéndonos cuestionamientos, comparaciones, elucubraciones y tratando de
aclararnos o confundirnos.
Si
conseguimos controlar esta voz, ponerle freno y horarios, o sea, si conseguimos
dominarla, y no que ella nos domine y nos controle a nosotros, podremos conocer
el verdadero éxtasis del silencio total, que no es la ausencia de sonidos como
muchos creen, sino la ausencia de ruidos, sonidos fuertes y desagradables y
voces, este tipo de silencio es el que se consigue mediante la meditación.
Una
cosa es ausencia de sonidos (que nunca la hay, pues nuestra respiración lo
produce y todo lo que se está moviendo en la naturaleza, o sea, todo lo que
está vivo, respira y produce movimiento vibratorio y por ende sonido) y otra
muy diferente es que no los escuchemos por estar absortos, embelesados,
entregados al placer y el deleite, al éxtasis del silencio interior.
Este
tipo de silencio te hace sentir como si flotaras en el aire, te sientes
sumamente ligero, relajado, feliz, con una paz incomparable en tu ser, como un
estado de plenitud, un estado inmaterial del ser, donde nada necesitas ni te
falta, no hay pensamientos, no hay nada que te impida sentirte dichoso,
simplemente “ERES’ junto con el silencio, el aire y con todo, una sola cosa, un
solo sentir, placentero, grato, delicioso, es como si tu cuerpo de repente no
pesara nada, como si te elevaras y estuvieras descansando en nubes suaves de
algodón y terciopelo y estas te acariciaran delicadamente, se metieran dentro
de ti y se convirtieran en tu cuerpo y flotaras, lo cual te proporciona la
mayor felicidad y paz que jamás hubieras conocido, sonríes y te entregas
plenamente a ese momento de éxtasis indescriptible, sosegado, suave, ligero,
pleno, feliz, te inundas por completo de un amor puro y total.
Espero que todo
ser humano pueda experimentar este tipo de silencio alguna vez en su vida y disfrutar su belleza y encanto,
lo he vivido en varias ocasiones y deseo fervientemente poder hacerlo parte de
mí en cualquier momento y lugar, cuan difícil se hace soltar el equipaje de la
vida y controlar la vocecilla interior, pero no desmayaré, se que algún día lograré
conquistar ese silencio, o mejor dicho, algún día dejare que ese silencio bello y encantador me
conquiste por completo.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
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