Una de las
cosas que más desea el ser humano es dejar huellas por donde pisa, excepto
cuando hacemos lo indebido y no queremos ser descubiertos. En realidad muchas
veces hasta nos obsesionamos y se convierte en nuestra razón de vivir el dejar
algún indicio de nuestra existencia, algo que a nuestro entender sea la mejor
muestra de lo que vivimos y vinimos a hacer aquí.
A pesar de
que siempre se ha dicho que vinimos desnudos al mundo y no podemos llevarnos
nada, por lo cual nos empeñamos en dejar algo nuestro, creo que esto solo se
refiere a lo material, me parece que debe de ser a lo inverso, pues si estamos
aquí para que nuestra alma se desarrolle y viva diferentes experiencias es
porque en realidad nos llevamos algo, esas experiencias, esos aprendizajes y lo
depositamos en algún lugar del universo, se dice que en la gran mente, nuestra
fuente creadora, nuestro Dios.
Desde que
arribamos al mundo no hacemos más que dar, lo primero que hacemos es dar
gritos, perdón, debo irme más atrás. Desde que estamos en el vientre no hacemos
más que dar, damos alegrías, tristezas, ilusiones, patadas, molestias, dolores
y gozo, luego es que vienen los gritos, sonrisas, asombros, empuje y motivos
para vivir y luchar, damos nuestra obediencia, nuestra colaboración, nuestro
desempeño escolar, nuestra inocencia y candor, nuestro tiempo, nuestro germen
de vida y nuestros descendientes, en fin siempre estamos dando, supongo que lo
sabemos de sobra y es por eso que nos sentimos con derecho a pedir, le pedimos
a Dios, a nuestros padres y familiares, a los amigos, al compañero, al jefe, al
gobierno…
Entonces,
¿No creen ustedes que es justo que nos llevemos algo a cambio después de tanto
dar? Pues yo lo creo así, por eso pienso que ya esta bueno de querer dejar algo
que quede, pues nos vamos y todo se queda, dejamos huellas y nuestro sello
personal por doquier, grabamos nuestro nombre en muchos corazones en el sendero
recorrido y en este lugar las huellas son imborrables, están escritas con una
sustancia especial llamada amor que mientras más queremos borrarlas más se
acentúa
¿Qué mas
queremos dejar?, ya dejamos la vida y todo lo que encierra, al final este
anhelo no es más que el deseo de inmortalizarse del fanfarrón interno. ¡Pero si somos
inmortales! ¿Acaso no conocemos a Noé, Abraham, el homo sapiens y todos
nuestros ancestros?, entonces dejamos o no dejamos huellas.
Con esta
forma de pensar también aprovechamos para quitarnos de encima el deseo de tener,
pues para poder dejar hay que tener, si te enfocas en llevar tienes que hacer
espacio para el equipaje y soltar muchas cosas vanas, así que al menos yo desde
este momento hago el cambio mental, ya di demasiado a todos los que conozco y conocí,
llegó la hora de soltar y ponerme a trabajar en el regalo que me encomendaron,
el que debo llevar.
Para hacerlo debo convertirme en un sismo y sacudirme toda esa basura cósmica y terrenal, dejar de comportarme como un hoyo negro que todo lo acapara, o como un volcán que todo lo expulsa, ser como un sismo que se libera de cargas inútiles, luego hace varias sacudidas más y se acomoda, se aquieta. Luego con lo que me quede, cual si fuere una ostra, crear esa hermosa perla que me encargaron hacer, y cuidarla celosamente hasta que la pueda entregar.
Soltemos
ya ese deseo de dejar y empecemos a sentir el deseo de llevarnos algo
importante, una sabiduría mayor, algo que enriquezca a la gran mente, empieza a
pensar que quieres llevarle de regalo, que crees que pueda estar necesitando
que te envió precisamente a ti a buscarlo.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/06/30/correo-los-lectores
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
VALORAMOS Y AGRADECEMOS TUS HUELLAS.