La pureza interior

El vocablo pureza, es de por sí un regalo a la imaginación, al espíritu libre, nos conduce por sendas reveladoras, y nos habla de esencia genuina, sin alterar, de originalidad y composición íntegramente natural. Pensar en la pureza, es un relajante o calmante de las angustias y un nivelador o elevador de las bajas vibraciones, el solo pronunciar la palabra, da la sensación de equilibrio y serenidad.

Hablar de pureza no implica que se hable de claridad o transparencia, aunque muchas veces es asociada con estas cualidades, más bien se trata del estado primigenio y del carácter de unicidad de las cosas, se refiere a que no ha sido corrompido, violentado o mezclado con nada, a que está puro o inalterado, aunque no necesariamente quiere decir que no haya sido tocado por agentes externos que no han podido corromperlo o vulnerarlo.

Hablar de pureza interior es ya algo más profundo aún, pues en este caso los agentes externos ni siquiera lo llegan a rozar, hay una capa protectora que repele o impide su acercamiento, por eso la pureza interior se trata del tipo de pureza más íntegro que existe y resulta muy difícil de alcanzar. 

Pero existen personas que han alcanzado ese grado de pureza pura, son personas especiales, y no necesariamente las identificadas con alguna discapacidad, si no más bien con una luminosidad almica que resplandece y llena de alegría, armonía y amor el lugar donde se encuentran. Su sencillez es tan hermosa que convidan a amarlas de solo mirarlas a los ojos o ver su sonrisa diáfana y sentir su tibia y mansa respiración.

Tener la dicha y el privilegio de conocer y compartir con esos seres especiales es de por sí como recibir un toque mágico que nos hace mejores personas, más sensibles y agradecidas, y su brillo nos acompaña como un recuerdo imperecedero, como la inocencia de un primer beso y el gozo infinito de despertar a la vida y acurrucarnos en su cálido abrazo. 

Hablar de pureza es como hablar de la lluvia, que cae limpia, pura, imperturbable a pesar del viento, que solo la cambia de dirección. Sin importar los agentes externos ella se mantiene decidida, firme y fresca, dispuesta a dar, generosa y amable, ya sea leve o abundante, ella es inofensiva en sí misma y meramente gratificante, llena de vida. Cae dándole la bienvenida al verano, que siempre es generosamente cálido en su abrazo, con un sol ardiente, desafiante, que invita a disfrutar de la naturaleza y sus aguas...

   

Hablar de pureza es como rememorar el otoño, una estación de ensueños, que al dejarse seducir por los colores y el viento fresco, se desnuda de toda su vestimenta para mostrarse tal cual, y nos regala un paisaje inolvidable, con olor a hojas secas 
y color de antigüedad, de tierra moribunda, 
pero con larga vida en su interior.  







Hablar de pureza es como dormirse junto al invierno, permanecer a su lado cual abrigo protector, en esa aparente y apacible inactividad que nos prepara para el renacer de la vida y la reproducción de la tierra, abrazando la vida que pronto habrá de resurgir para darle paso a la hermosa y perfumada primavera, referente de la vida eterna que a pesar de las adversidades no sucumbe y agradece al frio invierno su protección, en lugar de maldecirlo como hacemos muchos de nosotros.

Debemos ayudarnos a transitar contando con nuestras sanas vibraciones, para juntos poder lograr el propósito del colectivo humano, sin oponernos resistencia, sin quitarle mérito y valor a nuestra individualidad, a nuestro libre albedrío, pero sin dañar al planeta y a los millones de vida que en el se cobijan, se alimentan y viven, impregnando de belleza, alegría y diversidad la existencia misma. 

Hablar de pureza es hablar de ti, de mí y de todos, siempre y cuando permanezcamos unidos en un mismo amor y sepamos mantenernos firmes en la honradez y el respeto mutuo, en libertad responsable, y conscientes de que cada uno es un Ser Divino, necesario y muy especial...

Hablar de pureza interior es elevar el espíritu por encima de todo y de todos, pero con humildad. Es gritar en silencio, hacia dentro, y escuchar afuera el eco. Es agradecer la existencia con la mirada en lo alto y el corazón rebosante de alegría y gozo, y una permanente sonrisa en el rostro, que esconde las hondas carcajadas del alma que se complace con vivir para amar.

Pureza interior es transmitir gozo y serenidad, contagiando la ilusión y la alegría de un maravilloso despertar, que nos llevará a alcanzar un estado de felicidad duradera, es estar plenamente conscientes de la valía de la vida y el propósito de la existencia, para trascender más allá de las aparentes limitaciones, y lograr al fin amarnos en su totalidad.


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

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