Cada nuevo año trae consigo un algo
especial, una magia única y perdurable que pocos apreciamos y decidimos
agradecer. La magia de renacer a nuevas aventuras y proyectos, expectativas y
sueños a realizar, pero más que todo renacer espiritual, empalmar otra conexión
más con lo divino, la esencia primordial del ser.
Soltemos todo lo que nos mantuvo atados a resultados enfermizos, abracemos una nueva libertad de pensamiento, estrenemos alguna parte del cerebro que todavía permanece intacta y realicemos cosas diferentes y reconfortantes, tanto para el cuerpo como para el alma, tanto para nosotros como para nuestros semejantes.
No te dejes conquistar por la tristeza y amargura, nuestra esencia natural es la alegría y felicidad. Aunque el medio se muestre o vislumbre hostil y desagradable no lo es, es tu enfoque el que se centra en ver solo lo negativo, existe mucha alegría y belleza por doquier, mucha gente haciendo cosas buenas, alegrando corazones, concéntrate en encontrarlas y dejarás a un lado la amargura.
La felicidad está en tu interior, no te rindas, puedes estar a punto de encontrarla en ti, y luego en todos y en todo.
Conexiones amorosas de almas es mi mayor deseo para este fin de año y el nuevo año que se avecina. Pero para esto es necesario conectarnos primero con nuestra alma, derribar los puentes de separación creados por el egoísmo, la ambición y la insatisfacción y crear lazos de amor fraterno, lazos de hermandad universal que contagien al mundo de alegría y felicidad.
Definitivamente cada cual lo toma como le parece, lo importante es estar conscientes de que en cada fecha, estación o momento de nuestra vida, la decisión de dar lo mejor de nosotros, es lo que verdaderamente cuenta.
¡FELICES FIESTAS Y UN MEJOR AÑO!
Esta entrada fue publicada en el periódico El caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2016/01/06/correo-los-lectores
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