Muchas veces nos sentimos derrotados, cabizbajos y faltos de ilusión con el constante bombardeo sistemático de los males que aquejan a la sociedad mundial. En medio de ese sentir sacas fuerzas para darte un merecido descanso y decides irte lejos de la ciudad y el bullicio, lejos de la civilización por así decirlo y te topas con algo insólito e inesperado, algo que te revierte ese sentir y te da alas y fuerzas para seguir creyendo, dando de ti, apagando las voces de la negatividad y gritando a los cuatro vientos que la vida no detiene su andar y continúa siendo hermosa.
Este fin de semana en el que conmemoramos un año más de nuestra Constitución, con un turbio futuro inmediato y pocas posibilidades de aclararlo, estuvimos en un hermoso rincón del país, un lugar encantador, lleno de vida, donde la naturaleza fue muy generosa en paisaje y belleza. Te ves en medio de todo eso y te dices:
¿Cuál habrá sido la causa que nos obligó a perdernos la intensidad de la vida y desarmonizar con la naturaleza siendo ella tan generosa con nosotros? Te quedas sin encontrar una respuesta válida y congruente.
La belleza esta por doquier, es solo que no nos detenemos a apreciarla, donde quiera que mires hay belleza, aún en los barrios de miseria hay cierta belleza en el cielo, el aire, la tierra y en las personas que saben vivir el día a día, que tienen una mirada cálida y brillante, con la llama de la esperanza y el deseo de sobrevivir siempre iluminando su paso, y a pesar de los pesares saben ser amables y trabajar con amor y dedicación.
Sabana de la Mar un pequeño poblado de mi país, trabajador, acogedor y limpio, esconde un paraíso próximo a la Reserva Nacional de los Haitises, en Caño Hondo, allí se encuentra un hermoso vacacional campestre, con arquitectura sostenible, donde el contacto directo con la naturaleza te obliga a reflexionar, amarla y agradecerle aún más estar despierto a la vida, te contagias de su riqueza natural, su pureza, su magia, y sobre todo ver la cordialidad y amabilidad con que todos se tratan y te tratan, es sin dudas una muy buena señal.
Al pasearte por esos campos te das cuenta de que belleza, pobreza y felicidad son compatibles y se pueden encontrar en el mismo lugar.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
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