Haciendo una especie de síntesis o recuento de los últimos acontecimientos
caóticos mundiales, que por cierto no son nuevos, han existido desde épocas milenarias,
los registros históricos, estadísticos y antropológicos de civilizaciones
anteriores son evidencia de estos desastres sociales de todas las épocas, no sé
si se habrán dado cuenta de que las mayores luchas, frustraciones, angustias y
sufrimientos, guerras y desesperanza tienen el mismo común denominador, “El
apego”.
La ambición no es más que un reflejo del apego, el deseo de poder y
control no es más que consecuencia del apego, el sometimiento y esclavitud no
es más que producto del apego, los problemas sentimentales y emocionales de parejas
y familiares, los de relaciones humanas, sean del tipo ideológicos (políticos y
religiosos), laborales o de amistad, los
económicos, etc., son síntomas patológicos producidos por padecer la enfermedad
virulenta llamada APEGO.
Respóndanse con sinceridad esta pregunta, ¿Creen que si no nos
educaran con un desmedido amor a la patria seriamos capaces de dar la vida por
ella y considerar como enemigo, al prójimo que también está dispuesto a dar la
vida por defender su patria o sus ideales?
Todos los sistemas están
basados en el apego, los educativos, los religiosos, los políticos, los económicos…,
en fin todo gira en torno a este, todo lleva el pronombre posesivo delante, mi
casa, mi hijo, mi perro, mi mujer, mi marido, mi país, mi religión, mi
gobierno, etc., estamos abarrotados de posesiones y apegados a ellas como parte
de nuestras entrañas o más arraigados que estas aun.
No queremos soltar los controles ni ser reemplazados, no queremos
morir y luchamos en contra de la muerte irremediablemente, otros optan por rendirse
ante ella o por colaborar con ella mediante el suicidio, bajo la promesa de
algo mejor, un paraíso o cielo, o deseando convertirse en héroes inolvidables
de la historia mundial, pero en todos los casos hay apego de trasfondo, nunca
existe la tendencia de soltar definitivamente todo, siempre que soltamos es por
la opción de asir otra cosa.
¿Podrá la consciencia permanecer estática si vivimos en un universo
en constante movimiento donde todo, absolutamente todo se desplaza?
¿Si siempre evidenciamos un por qué, estamos aptos también para
poder evidenciar siempre un para qué?
De ser así, ¿Existirá un por qué y un para qué libre de apego? ¿Si
somos parte de un todo y estamos interconectados, es posible el desapego?
Es una ardua tarea poder descifrar estas incógnitas ya que hablo de
todos los apegos, absolutamente todos, no solo los materiales, sentimentales y
emocionales, hablo también de los espirituales, esos que nos hacen reencarnar
una y otra vez y relacionarnos muchas veces con las mismas almas.
En caso de ser afirmativa la respuesta, será necesario resolver la ecuación
biológica universal más complicada y difícil enunciada jamás, porque aparentemente
cada cosa existe y está para satisfacer sus necesidades y las de otras, como
una relación simbiótica en toda la extensión de la palabra, por lo tanto, sería muy
difícil el desapego.
En caso de ser negativa la respuesta, será posible vivir en armonía
y en paz en el planeta cambiando las bases en que se sustentan todos los
sistemas que lo rigen, pero conseguir armonía en un universo tan vasto,
desconocido y misterioso es simplemente una tarea para los dioses, esos que
supuestamente somos pero que estamos muy lejos de manifestarlo.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2016/03/15/correo-los-lectores
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