martes, 11 de marzo de 2014

El ping pong de la vida

Muchas veces nuestra vida es como un juego de ping-pong donde somos la pequeña pelota y las decisiones que tomamos vienen a ser las raquetas de juego, que sirven para golpearnos, impulsarnos y colocarnos en buena posición, sacarnos del área de contienda y darnos un respiro o para ayudarnos a hacer anotaciones oportunas y necesarias para ganar un partido más del juego de la vida.



Como somos la pelota debemos actuar como tal, con dignidad, sin deformarnos, ser resistentes al dolor y los golpes pues solo sirven para darnos el impulso que necesitamos para ganar el partido e ir sumando victorias al campeonato en que decidimos participar. Al igual que las pelotas de ping-pong, rebotamos, subimos y bajamos y aunque estas parecen frágiles en realidad no lo son pues son muchos los golpes y reveses que soportan, muchos los partidos que se juegan con ella sin que de muestra de fatiga, tedio o desesperación, así debiéramos de actuar nosotros también.


Cada raquetazo que soportamos es un posible punto aunque no lo llegue a ser, cada rebote es un triunfo pues todavía estamos aptos para el juego y cada anotación es un merecido descanso, un logro más de nuestras aspiraciones. Incluso el sonido acompasado del ping-pong que hace la pelota es musical, rítmico y agradable, así mismo debería ser en nuestro diario vivir, nuestros altibajos deberían ser música para nuestros oídos, acompañados del dinámico tic-tac de los latidos del corazón que nos mantiene vivos librando este gran torneo de aprendizaje que es el ping pong de la vida. 

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 


Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

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