Siempre se ha dicho que el domingo es un día algo aburrido y que es para la familia, o en algunos lugares, exclusivamente para el fútbol… Y que también es un día para lamentar la inevitable llegada del lunes.
La dichosa pandemia cambió un poco estas tradiciones aquí, ahora el domingo es para ir de picnic al parque mirador o cualquier otro lugar, para ir un rato a la playa o para sencillamente salir a pasear, sea en familia o no.
Con el alejamiento, el encierro y toque de queda, muchos se han hastiado de estar en familia, y el domingo es su mejor excusa para desligarse de ella.
Pero retomando nuestras costumbres antes de la pandemia, en República Dominicana, sobre todo en su ciudad capital, Santo Domingo de Guzmán, es un día más bien conservador, porque nos reponemos del sábado, un día de juergas y desacatos, de veraneos (playas) y tertulias nocturnas, y para muchos de desenfrenos, así que el domingo, nos reponemos de la resaca, del derroche de energías día anterior.
Los religiosos van a sus iglesias, los que no, se levantan tarde y comen fuera, y el resto se la pasa en casa viendo televisión o jugando dominó en alguna esquina, como es costumbre en nuestros barrios.
El domingo siempre nos deja un sabor agrio, “No se puede inventar mucho porque mañana es lunes, el peor día de la semana, la vuelta al odioso trabajo”.
Esto que acabo de escribir entre comillas y cursiva, es tan común escucharlo, que se ha convertido en un mantra de negatividad. Así que el sábado, es el día por excelencia para hacer de todo con agrado y alegría.
Aquí los domingos huelen a cansancio, a freno, a umbral de tedio y vuelta a empezar, y a reuniones familiares impuestas, a idas a la iglesia por compromiso social o fanatismo religioso, o ver aburridos programas de televisión con resúmenes semanales, más de lo mismo…, y los minutos y segundos pasan recordándonos que ya viene el lunes (el cuco), como nos decían de chicos, ja, ja.
Por supuesto, esto es para los que no son adictos al celular y a las series que tanto ameman, que se divierten metidos en una cama, frente a una pantalla que les roba su actividad vital.
Al parecer, el lunes es tan tedioso que su aura se extiende hasta el día anterior y de alguna manera la tiñe de otro color, influyendo en el estado de ánimo.
Por el solo hecho de saber que el lunes le seguirá al domingo, ya es más que suficiente para restar alegría en lo que sea que hagamos el domingo.
OJO, pensamos más en lo venidero, que en lo presente, y esto amigos lectores, al menos en estos predios, es una cruel realidad.
Nada como esa alegría cuando llega el viernes y sus horas van pasando, y entonces empieza el viernes social de tragos, reuniones familiares o de amigos, juergas y planes para el sábado...
Eso si no se trabaja el sábado, claro, y aunque fuera así, el hecho de que el sábado solo se trabaja hasta medio día, hace que pese menos, desde luego, no todos tienen el privilegio de ese horario.
Bueno amigos, el punto al que quiero llegar es el siguiente:
Ponernos a pensar en cómo el lunes afecta el estado de ánimo y nos apaga las luces del domingo, que debería ser el día de mayor alegría y gozo de toda la semana, y no por ir a la iglesia y con eso creer que nos estamos ganando el supuesto cielo…
No, por el hecho de ser un día de toda libertad para pensar y actuar, sin ataduras laborales, estudiantiles, familiares, sociales o eclesiásticas…, por ser un día para movernos con entera libertad, satisfaciendo nuestros deseos íntimos y siendo genuinamente naturales, individuales e independientes.
Esa debería de ser la consigna de los domingos “Hacer lo que quiero hacer y nada más”. Lo que te gusta y satisface, lo que te llena de gozo interior.
¿Por qué? Pues porque lo mereces, porque has estado dando de ti a todos durante la semana, te has entregado al trabajo, a los estudios, a la familia, a los amigos, la comunidad…
Y porque es más que justo, que de siete días que tiene la semana, y regalas seis a todo lo demás, te regales uno exclusivamente a ti, haciendo lo que tu alma y corazón deseen hacer, sin dejarte arrastrar por los deseos de los otros, siendo auténticamente genuino y sincero contigo mismo, dándote ese placentero gusto que solo tú puedes darte, porque nada produce más goce que el ser tú mismo y hacer lo que deseas.
Claro, me dirán que el trabajo y las responsabilidades del mismo, no permiten cumplir con los compromisos familiares, sociales, comunitarios, eclesiásticos y demás hierbas, y hay que sacrificar el domingo para llenar esos espacios.
Pero precisamente ahí es donde quiero llegar, a borrar de los domingos las palabras
“compromiso y sacrificio”, que no estén presentes ese día, y que los domingos no nos sepan a obligación o complacencia de otros, sino más bien, que sepan a libertad y complacencia personal, sin que cree sentimientos de culpa, ni suene egoísta. Para nada lo es.
Complacerse y mimarse una vez a la semana, es lo más cerca de la felicidad que podemos estar en este mundo tan caótico y acelerado en el que vivimos actualmente.
Pero hay algo más que les quiero comentar.
Es sabido que todo depende de la actitud, no de las circunstancias, así que si le pones empeño a no permitir que el lunes te friegue los domingos, y merme tu ímpetu de hacer cosas excitantes o relajantes, hay una muy buena técnica para lograrlo, mantente únicamente viviendo el presente, un día a la vez.
“Nada vale más que el día de hoy”. (Goethe)
Si te cuesta demasiado conseguirlo, quizás te resulte más fácil pensar en los lunes como un día neutral, sin antecedentes que te carguen anticipadamente.
Piensa en los lunes como el día que marcará las pautas para pasar una semana esplendorosamente gratificante, haz del lunes un día espectacular y toda tu semana será genial.
P.D. Aquí dejo un enlace para los que deseen curiosear sobre el origen de los días de la semana y el descanso del fin de semana.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
¡Feliz domingo, Idalia!
ResponderBorrarNo difieren demasiado las costumbres entre España y la República Dominicana en cuestión a los días de la semana. El sábado es el gran día y los domingos se afrontan con un cierto aire de pesimismo. Yo, por el contrario, soy un firme defensor de los lunes y de hecho lo considero uno de los mejores días de la semana. Y es que los lunes todo renace: el bullicio de los niños en la escuela, los mercados vuelven a abrir y a quien le guste su trabajo pues disfrutará de su actividad laboral. Quizás el problema del domingo resida en esto último. Creo, por tanto, que la felicidad no depende del día de la semana, sino de los felices que seamos con nuestras vidas y trabajos.
Y ahora me despido con un deseo: ¡Feliz lunes para ti y para todos los que te lean!
¡Hola de nuevo Miguel!
BorrarVengo de tu pagina y me rei bastante...
Gracias por esas huellas tan generosas. Creo que la influencia española en nuestro país esta muy arraigada aun en vuestras costumbres, así que no me extraña nada que exista ese parecido.
Lo que cuentas de tu actitud me parece un gran aporte como refuerzo positivo, caray, si que eres afortunado, necesitamos mucha gente como tu.
Hay que dejar a un lado las quejas, de todas formas hay que salir a la faena, lo mejor es hacerlo decidido y con agrado y desde luego vivir el hoy, que no lo empañe el mañana.
Gracias marciano por tus huellas. Tu deseo se hizo realidad, ayer pase un lunes muy feliz. Gracias, te dejo un cariñoso abrazo.
En otro tiempo cuando trabajaba lo del lunes lo veía tal y cual lo has expuesto Harolina, mejor dicho el domingo era ya el preludio del lunes y eso lo hacía menos gratificante, me gustaba mas el sábado ya que pensaba que aún me quedaba el domingo para descansar y esto me lleva a coincidir con lo que dice Miguel sobre cómo nos sentimos con el trabajo que realizamos y la verdad es que no, no me gustaba aquel trabajo por motivos que de contarlos supondría mucho espacio jajaj.
ResponderBorrarHace ya años que me convertí en pensionista y he invertido mi tiempo en hacer cosas que me han motivado y gustado y no me supone el mismo conflicto que sea lunes, martes, domingo o cualquier otro día y en este tiempo de pandemia menos todavía, sólo cuando espero la visita de alguno de mis hijos que, eso sí, suele ser en fin de semana ya que ellos trabajan y cuando las restricciones se levantan y pueden desplazarse...Intentando vivir el presente, aunque a veces la mente se dispersa y va por otros tiempos.
Gracias una vez más por compartir tus sabias reflexiones querida Harolina.
Te dejo un abrazo inmenso que envuelva tu hermoso Ser. Feliz lunes y felices todos tus días.
¡Hola Marina!
BorrarYo duré pocos años siendo empleada, pero salía siempre con buen ánimo sin importar el dia, y eso que tenía que dejar a mi hijita en la guardería (eso me daba nostalgia), y dejar los quehaceres adelantados antes de salir. Luego renuncié al tener el segundo hijo, mi esposo se hizo cargo de lo económico y yo de todo lo demás. Cuando crecieron trabajé independiente, así que los horarios fueron más flexibles, ja, ja.
Lo mejor es disponer del tiempo a gusto y sin ataduras, como me cuentas que estás ahora, pero si el trabajo nos gusta, desde luego que vamos más motivados. Pero vivir el presente, y con agrado, es el mejor incentivo que podemos recibir.
Un placer tu visitas y tus generosas huellas querida. Abrazos y felices días.
¡Hola, Harolina! Jo, ¿te adentraste en mi mente para escribir esta entrada? Porque te aseguro que padezco desde niño "domingotardefobia". Incluso de vacaciones y sin tener un calendario a mano sabría percibir cuándo es domingo por la tarde. Es llegar las seis o siete de la tarde y sentir una plomiza sensación de desasosiego y eso que los lunes no me caen mal, me caen peor los martes, pero es algo que no puedo evitar. Quizá venga de mi época del colegio, aunque es verdad que no recuerdo que ir a clase me supusiera un mal trago. No sé, quizá sea más una sensación de frustración por no haber aprovechado del todo el fin de semana que por el agobio de comenzar una nueva.
ResponderBorrarAlgo que tendré que psicoanalizarme algún día. Comenzando por esta entrada. Un abrazo!!
¡Hola David!
BorrarMe has hecho reir de lo lindo con tu comentario, ja, ja. Lo que menos iba a suponer era que te sentirías identificado con esto, ja, ja.
Esa domingotardefobia, sí que es un mal grave, así que esta bien que trates de exorcizar esos demonios domingueros, de seguro hay una causa bien profunda de tu niñez para esto, espero que puedas dar con ella y liberarte del martirio, pues a pesar de todo, los domingos son siempre agradables, deberían ser totalmente para uno y oler a libertad.
Mil gracias por llegar aquí, me alegra que te sirva para empezar tu psicoanálisis, ja, ja. Otro abrazo para ti.