Me dispuse a ver si las musas tenían algo que decir o contar, y el título de esta entrada me llegó como un flash. Lo único que me resonaba era esta frase “El aprendiz de cuentos”, y como no me llegaba ninguna inspiración, decidí googlear a ver qué pasaba…
De lo encontrado, lo que mas llamó mi atención fue este enlace “Carta a una aprendiz de cuentos”, de Guadalupe Dueñas (cuento publicado en su libro “No moriré del todo”).
Bueno, al leerlo no se me hizo ninguna luz, supongo que las musas se aburrieron y me dejaron a cargo, así que veré que pasa al tratar de crear un cuento, que fue lo único que se me ocurrió…
Debo decir que la siguiente imagen la tenía a mano, y de ella vino la idea central del cuento que narro a continuación...
La aprendiz de cuentos
A todos los niños les encanta que les cuenten historias, de esas alegres y algo fantasiosas llamadas cuentos, pero yo no era una niña como todos, a mi me gustaba lo contrario, contar historias fantasiosas y cuentos alegres que hicieran que los demás niños se reunieran a mi alrededor.
Creo que era mi manera de esconder mi timidez y escasa soltura para relacionarme, cuando empezaba un cuento, me olvidaba de mi, y mi timidez desaparecía. Según el camino que fuera tomando la historia, me sentía identificada con ella, me metía de lleno en vivenciarla, hasta que me volvía cualquiera de los personajes, el más llamativo o estrambótico y el cuento cobraba vida y se me hacía real...
Esto se me ocurrió un dia a muy temprana edad (cuatro años a lo sumo), cuando visité a mis abuelos paternos y me di cuenta de que los niños del vecindario siempre merodeaban la casa a la espera de un cuento de mi abuelo, pero yo solo quería salir a jugar con ellos, ya que en la ciudad donde vivía con mis padres, habían pocos niños.
Primero comencé a enfadarme con la actitud de los niños, y a ignorar los cuentos de mi abuelo, le ponía cara, luego al observarlo y prestarle atención a sus cuentos, un dia le dije:
− Abuelo quiero ser cuentista como tu, que todos se reúnan a mi alrededor a escuchar mis historias fantásticas, quiero ser aprendiz de cuentos ¿Me enseñas como se hace?
El abuelo rió a carcajadas, y dijo
− !Ah!, te pillé, sabia que serias una niña inteligente desde el primer dia que te vi en tu cuna, tan diminuta que no parecías real, pero me observaste con una atención fuera de lo común y pensé, va a ser observadora, y por lo tanto aprenderá mucho de todo lo que le rodea, y asi tendra material de sobra para ser cuentista como yo.
Me dijo con una voz aguda pero con muy dulces palabras
− Guadalupe querida, te he visto molesta en estos días, pero si quieres ser cuentista, primero debes aprender a escuchar a los demás, escuchar sus historias, así podrás poner tu imaginación a volar y crear tus propios cuentos. Y cuando sepas leer, debes familiarizarte con los libros, ellos son parte del aprendizaje, te enseñaran a ser una excelente cuentista y escritora…
Abracé al abuelo, y en los días venideros me senté la primera a escuchar con atención sus cuentos, creo que lo disfruté tanto o mas que las veces que salí a jugar con los niños, pues el abuelo dejaba siempre la historia por la mitad y hacía un receso para jugar, decía que así veníamos cargados de nuevas energías para escuchar el final.
Luego me explicó que este truco era muy importante para captar la atención, pues esta se pierde de tanto estar quietos, prestando atención a las palabras o las letras la mente se embota, en especial en los niños, que por naturaleza necesitaban salir a correr y a jugar.
Fueron días gratos, y muy felices, estuve con mis abuelos mas de lo planificado, casi por dos años, debido a problemas de trabajo de mi padre, y de salud de mi madre. Ellos de vez en cuando me visitaban, y yo me ponia feliz, pero no quería irme, ya había empezado a hacer de cuentista, pues en ocasiones el abuelo no se sentía con ánimo suficiente para entretenernos, y me decía
− Guadalupe, hoy te toca hacer de anfitriona.
Me tomaba por sorpresa, pero siempre encontraba algo que inventar que hiciera reír a los niños. El abuelo me felicitaba diciendo que mi carrera era prometedora.
Casi al finalizar el segundo año con ellos, el abuelo enfermó y ya no pudo volver a hablar, y al poco tiempo murió. Fue muy triste para todos, y mas para la abuela, que tuvo que irse a vivir a la ciudad con nosotros. Ya nada fue igual…
Hoy dia, los cuentos del abuelo resuenan con fuerza en mi alma y son parte de mi repertorio de cuentos. A manera de homenaje, siempre empiezo con el primero que me contó, el de la primera vez que me vió y supo que seria cuentista como él…
FIN
!Uf! Bueno, no se que les ha parecido amigos, pero me senté a escribir y como por arte de magia, empezó a aflorar esta historia, tan real como cualquier otra, pero que nada tiene que ver conmigo, pues apenas conocí a uno de mis abuelos, ¿extraño, no?, tenerlo tan claro de improviso…, bueno, quizás en alguna vida anterior tuve algo parecido a esta historia.
Dejo esta inspiración como un homenaje a todos los abuelos que les cuentan historias y cuentos a sus nietos y a los niños; y ya que al inicio, la busqueda me descubrió a Guadalupe Dueñas, también como un homenaje póstumo, se lo dedico a ella, bien pudo ser su historia para llegar a ser la destacada cuentista y ensayista que fue.
P.D. Me tope con este video hoy, ya había subido la entrada, pero creo que no fue coincidencia, si no mas bien una petición o instrucción del sincrodestino
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
¡Hola, Harolina! Es que las buenas historias son justo las que nos salen "a borbotones", el momento mágico en el que todo desaparece a nuestro alrededor y como si fuéramos un medium casi diría que nos convertimos en solo un medio del que se sirve la historia para tomar cuerpo. Y esa sensación final, esas mariposas en el estómago al verla escrita, es una sensación inigualable y adictiva.
ResponderBorrarNos traes un maravilloso cuento que refleja todo eso y, además, lo que se llama "la mirada de escritor" , esa forma de observar el mundo más allá de lo obvio, como sabiamente aconseja el abuelo. Alguien que, además, domina el suspense con esa interrupción de la historia en lo más alto, esperando que haga mella en los oyentes y que ansíen conocer el final.
La niña de tu cuento me recordó una anécdota de Patricia Highsmith, la gran dama del suspense. Al parecer, era muy introvertida y un poco asocial. Entonces, con trece años tuvo que escribir una redacción de sus vacaciones para el colegio. Y, además, leerla en clase. Según cuenta, todos los compañeros se quedaron prendados y ella, diría años más tarde, descubrió que era entretenida. Me encanta que poco a poco te animes a escribir ficción. Un fuerte abrazo!
¡Hola David!
BorrarMil gracias por tan hermoso comentario, y por lo bien que describes esas sensaciones, generalmente es lo que sostengo sobre lo que escribo, no soy yo, mas bien siento como si alguien me fuera dictando que escribir, pero ese alguien esta dentro de mi misma sintiendo el gozo de aunar esfuerzos...
Gracias por esa anécdota de Patricia, definitivamente la vida te va llevando a tu encuentro con tu yo interior y te ayuda a traspasar los obstáculos y cumplir tu rol.
Un gusto leer tu impresión y un lujo tenerte de guía y tutor.
Otro fuerte abrazo y que pases bien el fin de semana, que se que para ustedes es feriado, a disfrutarlo en grande.
P.D. Por cierto me topé con un video anoche y recién ahora lo vi, le cayó como anillo al dedo al relato, como no es de youtube no pude subirlo, solo me dejo el enlace, como ya leíste la entrada y no estaba aun, te lo comento por si deseas verlo.
¡Hola, Idalia!
ResponderBorrarHas hecho la historia tan tuya que parecía una autobiografía con hechos narrados, vividos, y sentidos en carne propia de manera muy especial. Dicho de otra manera, has conseguido enganchar al lector con el texto y con la idea de los contadores de cuentos. O también de los escritores de cuentos. De hecho, me has hecho recordar de manera muy emotiva a la escritora europea Astrid Lindgren. Se hizo una película sobre ella llamada "Conociendo a Astrid".
Que tengas un precioso domingo.
¡Hola Miguel!
BorrarQue hermoso comentario me dejas, gracias por la belleza del conjunto de palabras, me alegra que te haya enganchado, eso ya es mucho, orgullo de principiante, ja, ja.
Recuerdo la reseña sobre esa película, la escritora de Pippi Calzaslargas, la buscare, gracias marciano, eres genial.
Creo que ser Cuentistas o Cuentacuentos es todo un arte. No todo el mundo posee ese don tan especial para captar la atención de los más pequeños, incluso de los mayores. No conocí tampoco a mis abuelos, pero sí tuve a mi padre que aunque no era cuentista sí tenía esa virtud de explicar historias con las que quedaba embobada. A él le debo mi afición por la lectura que más tarde se convertiría en pasión.
ResponderBorrarMe ha encantado este precioso cuento querida Harolina, es un texto lleno de ternura y un homenaje a esos seres tan entrañables que son los abuelos. Felicidades por tu buen y bien saber hacer amiga querida.
Te dejo un abrazo inmenso con mis deseos de que tengas una muy feliz semana.
Marina, muchas gracias por pasarte y por compartir tus experiencias con esa calidez tan tuya, me parece que tu serias genial haciendo cuentos.
BorrarGracias por las palabras dedicadas al texto, un gusto que resaltaras la presencia y el valor de los abuelos.
Te envío un fuerte abrazo almico querida. Se feliz.
Me parece genial, querida Idalia Harolina, que te dejes llevar por tus musas y fluyas en esa corriente mágica de la palabra tratando de construir una historia que llegue al corazón del lector, pues sintetizando esta nueva vocación narrativa que parece estar brotando de tu espíritu como la primavera que ahora nos acontece por este mismo hemisferio, nos ha ofrecido la oportunidad de valorar la figura del «abuelo», algo que injustamente esta sociedad tan tecnificada va relegándola a un segundo plano, cuando en realidad los abuelos son quienes mejor pueden enriquecer a los jóvenes y niños con su impagable experiencia de la vida real y no la de las pantallas táctiles.
ResponderBorrarCreo que nuestro compañero David ha realizado una estupenda valoración de lo que significa convertirse en el cuentista o narrador de una historia tan entrañable como la tuya. Además lo explica muy bien con el ejemplo de Patricia Highsmith.
Y de regalo nos compartes un vídeo que no puede dejar a nadie indiferente y que remueve las conciencias dormidas de quienes siguen pensando que los ancianos sobran en este planeta.
Un abrazo inmenso y que disfrutes de un espléndido inicio de semana.
Mil gracias Estrella por tan generoso comentario, y por enfatizar el verdadero rol de los abuelos, fuente de sabiduría y amor incondicional, es una pena que no sepamos valorarlos en su justa medida.
BorrarMe han hecho hasta sonrojar con tan buena critica hacia este pequeño cuento, gracias del alma.
Sigue cuidandote mucho y obsequiandonos tu talento innato, Recibe un fuerte abrazo querida amiga.
Hola, Harolina.
ResponderBorrarSi no llegas a decirnos que no este cuento nada tiene que ver contigo, de verdad que hubiera pensado que formaba parte de tus vivencias y es que es tan humana y real, que al lector le crea esa bonita posibilidad. Cercana y preciosa estampa que nos cedes.
Una relación familiar maravillosa en la que abuelo y nieta crean un vínculo que va más allá del amor y de los cuentos. Ya que estos pasarán de generación en generación.
Muy bonito, y con valiosos y sabios consejos.
Un beso, y feliz día.
Hola Irene, gracias por regalarme parte de tu tiempo, y por lo bello y tierno de tu comentario, un lujo tu visita y las huellas.
BorrarTe deseo un feliz inicio de la primavera y mejores días en lo adelante, plenos de risas y mucho amor. Para empezar de te dejo un beso y un fuerte abrazo.
Buenos días, Harolina. Después de leer tu entrañable cuento, me ha parecido que es como que añoras el no haber podido disfrutar de las historias, cuentos y vivencias de un abuelo, y que te ha servido como inspiración para esta bonita historia, que me ha tenido enganchado de principio a fin, y que me ha recordado a mi abuelo materno que más que contar cuentos, nos contaba historias, eso si, siempre él en primera persona, y a las que nosotros llamábamos "batallitas".
ResponderBorrarY aunque con su muerte parece que cierras páginas, te ruego encarecidamente de que sigas contándonos historias de él, tan amenas y bien narradas, como lo ha sido esta.
Un placer leerte, y me he alegrado mucho de dar contigo.
He intentado hacerme seguidor tuyo, y me ha dado "error", así que volveré a intentarlo la próxima vez que te visite.
Un cordial saludo.
Hola Manuel, bienvenido al blog y muchas gracias por la visita y las huellas.
ResponderBorrarAgradezco las palabras que dedicas al texto y me alegra que te trajera gratos recuerdos de la niñez y de tu abuelo materno, esas historias (batallitas) de seguro que aun resuenan en ti.
Mi padre es un gran contador de historias y tanto a sus hijos (mis hermanos y yo) como a sus nietos nos cuenta una y otra vez sus vivencias, que a sus 92 años ya son tantas...
Te agradezco la sugerencia de seguir esta historia, pero la verdad es que ha sido una inspiración fuera de mi registro acostumbrado, y lo cierto es que por el momento no es algo que me plantearía, mas adelante, quien sabe...
Lo de hacerte seguidor no sabría decirte del fallo, pero no es algo relevante, no le doy mucha importancia a eso, como dice el dicho "Lo que es para ti, te encuentra", es el poder de la atracción que siempre funciona.
Visité tu blog y vi que muestras interesantes lugares de Sevilla con hermosas fotografías y parte de sus historias, te felicito por tu blog.
Gracias y un placer compartir impresiones. Felices dias.