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miércoles, 18 de diciembre de 2019

En la cuenta regresiva

Hola amigos, aprovecho esta última entrada del año en el blog, para desearles una agradable y alegre navidad.


¿Que creen? Ya estamos casi despidiendo el año, ¡Huy! Que rápido pasaron los meses, días y horas. A decir verdad, si el día sigue durando 24 horas, no acabo de entender por qué esas horas se han acelerado tanto, ¿O no es así en realidad y los acelerados somos nosotros? 
Es lo más probable... 

Bueno, tiren los dados, crucen los dedos o ruéguenle a su Dios, pero de que esto va a millón no caben dudas, al menos, así lo percibimos. No es solo cuestión del cambio climático, si no también, de aclimatarnos a los cambios de otra índole. Eso lo veo necesario y casi hasta imprescindible, pero (siempre ese pero) lo apropiado es que sea a un ritmo moderado, que seamos capaces de sobrellevarlo, sin desmayar en el intento ni tirar todo nuestro aprendizaje por la borda. 

Y más que todo, sin perder de vista, nuestra dualidad humana y espiritual, con nuestras particularidades (dones) como individuo único e irrepetible de la especie y nuestro rol como la poderosa divinidad que somos, además de nuestra misión como colectivo humano (célula humanoide universal) y sus implicaciones. 


Necesitamos soltar todo eso que nos pesa (que nos impide avanzar y coger impulso), todo lo que no sea de nuestra identidad. El otoño entra suave, como un susurro, luego sube un poco la voz, el viento sopla más fuerte y arranca aquello que no nos decidimos a soltar. También sube de color y cambia las tonalidades, así nos invita a cambiar con él...

La naturaleza cada año a través del otoño, nos hace ese recordatorio, nos dice: 

“Suelta las cosas muertas, desnuda el Ser, y no te preocupes, que más tarde el frío y la nieve te servirán de conserva, de reposo, para que en primavera, puedas lucir tu nueva vestimenta sin perder tu auténtica belleza, tal cual lo hago yo”.

Después de soltar y despedir el otoño, démosle la bienvenida al invierno y con él, a un nuevo año que se aproxima... 

Pongámonos nuestra mejor vestimenta, que no es otra que una amplia y hermosa sonrisa, y salgamos a esparcir nuestra luz y a brillar con la luz propia, que el amor que somos, se manifieste en nosotros y a través de nosotros.


Siempre tenemos motivos para celebrar, no esperemos la navidad para mostrar nuestra mejor cara y sonrisa, nuestro lado caritativo, celebremos diariamente la vida, amándonos, respetándonos y dando lo mejor de nosotros, así estaremos en condición de mostrar condescendencia y amor por los demás.

Antes de que termine el año, quiero decirles a todos ustedes, amigos y amables lectores, gracias del alma, por su compañía a lo largo de este tiempo.

Y junto a mi agradecimiento, quiero desearles un esplendoroso, dichoso y gozoso año 2020, con los ingredientes que necesiten para llevar a cabo la consecución de sus metas y sueños, con la salud y la disposición total de disfrutarlo, y con la intención de que nunca les falte lo más importante y esencial, el amor.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

¿Deberíamos hibernar los humanos?

Recuerden que aún es otoño, el tiempo de soltar y prepararnos “supuestamente” para el reposo del invierno, solo los humanos no lo hacemos, el resto de la vida en el planeta, descansa, se mantiene bajo perfil y se recupera internamente, para surgir de nuevo en la primavera de la vida, todo hermoso, brillante y lleno de vitalidad.

Algunos animales pasan por un proceso llamado hibernación, en el cual, lo único que hacen aparentemente, es dormir la mayor parte del tiempo que dura dicho periodo, pero internamente, sufren transformaciones que le permiten mantenerse con vida sin necesidad de ingerir casi alimentos, por la poca cantidad de energía que gastan durante el invierno.

En este enlace encontrarán algo de información generalizada.   

¿Les gustaría hibernar y pasar una buena parte de la vida durmiendo y ahorrando energías, para los tiempos en que en verdad la necesiten usar con criterio y buen propósito?
 
Bueno que les digo yo, a mí particularmente sí, me gusta dormir, y no me gusta malgastar nada... 


Lean estos dos artículos antes de responder
Humanos hibernación

Los humanos en lugar de economizar y tener algunas reservas, somos expertos en derrochar, y no solo eso, catalogamos mal al que no lo hace, o es tacaño o es holgazán y si es un acumulador impulsivo, lo tildamos de avaro, egoísta o envidioso, y si no le agradan las fiestas, es un miserable aburrido y amargado
Como ven, somos un abanico de situaciones diversas y llamamos a cada una por un nombre, que generalmente está mal usado, pues juzgamos a la ligera, sin saber bien el meollo del asunto.

Retomando el tema de los humanos y esa temporada de supuesto descanso de las actividades comunes, al parecer, en nosotros se da lo contrario, es cuando más fiestas celebramos, más energías gastamos y menos descansamos, parecemos marionetas de tanto ir y venir, de tanto saltar y bailar, de tanto hacer y querer abarcar, de tanto...

En los videos que se grabaron del famoso terremoto y posterior maremoto de Japón, ya hace unos años (2011), pude ver como algunas personas corrían despavoridas, mientras otras lo tomaban a la ligera, con calma. Se preguntarán ¿Y hay forma de tomarlo con calma en caso de maremoto?, pues al parecer, para algunos sí.

En vista de esto, les recomiendo aprovechar la temporada navideña para soltar ese estilo de vida tan acelerado, agobiante y poco gratificante. Bajarle unos grados de intensidad a ese maremoto interior que provoca la antesala de esas fiestas, tomarlo con calma y reposar un poco más, verán que el siguiente año lo pasarán diferente. En lugar de pasarlo con mala cara, lleno de deudas y bastante cansados, lo harán relajados, alegres y con los bolsillos mejor equipados.

¡Dense un verdadero regalo, respiraren la paz que se merecen!

Las fiestas colectivas y algarabías desenfrenadas, rara vez son auténticas, nos dejamos llevar de los demás, nos contagian una supuesta alegría que en realidad no tenemos muy clara, “La costumbre hace ley”. 

Aquí les muestro ambas caras de la moneda en la época navideña:




Adornan las casas, las llenan de luces de colores, guirnaldas..., compran comida y de todo en exceso, les obsequian regalos a los hijos, de dudosa procedencia (Santa Claus o los Reyes Magos). Ríen, cantan, sueñan, etc.  






Miran como los demás adornan las casas, las llenan de luces de colores, guirnaldas..., como compran comida y de todo en exceso, y les obsequian regalos a los hijos, sin entender por qué a ellos, Santa Claus y los Reyes Magos los pasan de largo. No tienen ganas de reír ni cantar, y a pesar de eso, sueñan con que sea diferente el año próximo.  




No me mal interpreten, no digo que se aíslen y amarguen, no, no, para nada...

¡Alégrense!, pero de corazón, no por contagio o costumbre. Salgan y den algo de ustedes, hay tantos que necesitan una simple sonrisa..., sean amables y generosos, demuestren esa divinidad plena de amor y bondad que caracteriza la esencia del verdadero Ser que los habita, verán como esa supuesta alegría (que no acabamos de digerir), se torna en alegría verdadera y gozo interior. 



Esparzan amor, gratitud, serenidad, bendiciones..., y sobre todo paz, mucha paz; en su entorno, donde quiera que vayan y en vuestros corazones.

Si no son capaces de controlarse y mitigar ese maremoto de despilfarro, siempre pueden optar por hibernar, y mantenerse bajo perfil, es mejor que desenfrenarse y echarlo todo por la borda, para tan pronto acabe el año, arrepentirse, no por pasarlo “bien”, si no, por no haber sido lo suficientemente sensatos y coherentes con su forma de pensar y sentir la vida.

No actúen como resorte, satisfagan la verdadera necesidad que palpita en su interior. Si son las fiestas, pues a fiestear, si son las dádivas, pues salgan a dar, si es oración y recogimiento, pues a orar se ha dicho, y si es serenidad interior, permítanse hibernar, el cuerpo y el alma agradecerán ese respetar y responder a sus propias necesidades, no a las ajenas.

Hagan buen uso de vuestra cordura, que tengan una liviana y beneficiosa despedida del otoño, y una juiciosa, auténtica y gozosa bienvenida al invierno.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

jueves, 5 de diciembre de 2019

Diosas del saber

Leyendo algunas entradas de compañeras blogueras dedicadas al cese de la violencia contra la mujer,  y a raíz de un comentario que he dejado en el blog “Artesana del verso”, de la amiga y compañera Estrella Amaranto, y que dice lo siguiente:

“Mujeres de carne y hueso que sienten y padecen, pero que también enaltecen los corazones, los hogares y las sociedades a las que pertenecen. 
Mujeres de aquí y de allá, de tiempos en tiempos, dueñas de espacios cerrados y cielos infinitos, mujeres dadores de vida, sanadoras de almas, correctoras sociales, amantes, madres... y más que todo, diosas del saber, el amor, la justicia y la ternura.  

Mujeres como tú y tantas otras que han dejado huellas imborrables que tarde o temprano aflorarán para conocimiento de todos...”


Que mi voz se una al cese de tanta violencia y abusos inmerecidos, que nos permitan volar alto y ser tan libres como los que más.

Esta entrada va por nosotras, las mujeres del mundo, todas y cada una de las que han existido a lo largo de la historia de la humanidad, y las que hoy estamos; las reconocidas, las anónimas, las mártires, las villanas, las sumisas, las endemoniadas, todas somos las mismas, como dice esa canción del fenecido José José, “las tranquilas, las de guerra” (al final les dejo el video de la canción).

Todas, las llevamos dentro. Llevamos ese clamor interior por romper las cadenas de los abusos y desvalorización sufrida por los siglos de los siglos. Hace años, al principio del blog, compartí una entrada titulada “Fragilidad irrompible”, es alusiva al tema, y contiene un vídeo que volveré a colocar aquí para que no se lo pierdan, por si no entran al viejo enlace.



Y como un homenaje a las diferentes condiciones humanas en que sobreviven y luchan tantas y tantas mujeres, dejo en la página PDF libros, el tercer libro que les compartiré de manera gratuita, también inédito, escrito hace varios años, y debidamente registrado. 

Se titula “Había una vez una niña...”, lo escribí a manera de cuentos cortos reflexivos, como pruebas de vida, donde se deja ver que cuando se quiere, y tenemos la confianza en nuestro poder interior, el valor y las fuerzas, y la suficiente autoestima, se puede salir adelante con la cara y la frente en alto.

Agradecida a la vida por todo lo que me ha dado y permitido dar, espero de corazón que tanto mujeres como hombres, dejemos a un lado el daño, la violencia física y verbal, y el odio que corroe las relaciones y el alma. 

Resolvamos sanamente nuestras disputas y rencores, y aceptemos las claras y privilegiadas diferencias intrínsecas del género, no así las señaladas antojadiza y convenientemente para ejercer dominio del uno sobre el otro.

Se puede vivir en armonía y paz, así lo creo y está demostrado en muchas ocasiones, hagámoslo una realidad universal. 

Tal como les anuncié, aqui dejo un vídeo de la canción de José José, escogí este para mostrar un rostro de mujer más feliz, al menos en apariencia, en esencia, seguimos aflijidas.



I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.