Empezare por tratar de definir lo que a mi entender es la lucidez, ya que en su definición convencional se relaciona con la capacidad de pensamiento coherente, y se asume como el estado mental aceptado como normal, o sea, relacionado con la cordura y la memoria, es decir, que se piensa y razona con claridad y agudeza.
En mi humilde opinión, la lucidez para nada tiene que ver con cordura y buena memoria. Más bien su significado lo asocio mas a la intuición que a la razón, a la capacidad cognitiva extrasensorial, independiente de la sensorial y del raciocinio intelectual. La asocio a la sabiduría y la capacidad intuitiva de reflexión interior del individuo, a su facilidad de ver otros puntos de vista que están mas allá de las narices, de los conocimientos, de la coherencia y cordura social, más allá de los límites y los parámetros de pensamientos aprendidos, heredados e impuestos por el mundo exterior, mas allá de lo indescifrable e indescriptible, mas allá de la luz...
Por eso queridos lectores, he antepuesto a la palabra lucidez el vocablo destellos, porque siendo humanamente objetiva reconozco que no es fácil y menos aun, común, ser una persona lucida la mayor parte del tiempo, más bien experimentamos ciertos instantes o momentos de lucidez, unos más prolongados que otros, donde dejamos de ser netamente humanos, para usar nuestra verdadera identidad cósmica y actuar con esa lucidez a la que me refiero aquí, y la que me atrevo a afirmar que viene de los tres vocablos siguientes:
Luz, Cielo, Fluidez = Lucidez
Entendiendo como Cielo, esa Consciencia Superior que está en cada uno de nosotros y que al mismo tiempo Somos, defino la lucidez como el fluir del Cielo (Consciencia) a través de la luz y mas allá de su alcance.
Ese fluir en esta dimensión y vida terrenal, no es constantemente óptimo, se encuentra con muchos obstáculos y retrasos que nos roban la calma, por eso nuestra consciencia muchas veces se ve obstruida y avanzamos con lentitud en el devenir evolutivo de la vida.
Recibimos momentos cruciales de lucidez, y los he denominado como destellos ya que van y vienen, estos nos proveen temporalmente de unas claridades y verdades duraderas, y al mismo tiempo efímeras, ya que solo son llaves para seguir abriendo y atravesando puertas que nos servirán para seguir avanzando con mayor intención y determinación, hasta alcanzar la meta deseada.
¿Acaso no hemos pasado por situaciones donde somos capaces de afirmar, incluso hasta golpear por defender un enunciado, o creencia, y al cabo de un tiempo nos hemos visto en la necesidad de cambiar de puesto y negar lo que antes defendíamos con tanta devoción?
Pues esto es lo que se llama fluir, y esa creencia que defendíamos no era más que una de esas llaves temporales o puertas de acceso para avanzar, que en su momento nos pareció tan real y duradera, pero se desvaneció tan pronto cumplió su cometido; no aceptarlo y negarse al cambio de óptica, es negarse el fluir y evolución de la vida.
Avancemos pues con lucidez por la vida, aunque solo sean destellos, con la práctica y la frecuencia, serán más que eso, se convertirán en paisajes bien delineados y luego en realidades irrefutables y palpables, en la mera verdad existencial del desarrollo evolutivo de la vida (su pequeñez y grandeza) y su espectacular y maravilloso trascender.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2018/06/16/destellos-de-lucidez/
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