viernes, 9 de marzo de 2018

¿Mas de lo mismo?

Muy a menudo sucede que creemos que ya todo se ha dicho, y cualquier cosa que podamos añadir, no es más que repetición de lo mismo. A veces esa repetición se hace de formas nuevas, que llegan y calan hondo, otras veces resultan más de lo mismo y muy cansonas. De esto deduzco que no hay nada nuevo en el contenido, si no más bien en las formas, y precisamente ese arte de manejar las formas, para que hagan novedoso, atractivo e interesante el contenido, es lo que merece la pena desarrollar y probar.



Cuando la vida nos pone entre la espada y la pared, es cuando en verdad la valoramos. Está latente y palpable en cada cosa que nos rodea, en cada respiración, pero ese estar a punto de perder la vida, esa tremenda sacudida, o ese estar peligrosamente al borde del abismo, es lo que la hace increíblemente fascinante, nos pasa un recuento a mil revoluciones por minuto de sus maravillas, y despierta con mayor anhelo nuestras ansias de vivir, de hacer lo que tanto fuimos postergando; se siente como esa semilla dormida que de repente descubre su potencial para desarrollarse y crecer, y desea fervientemente que no sea muy tarde para lograrlo. Lo lamentable es que no siempre ese descubrimiento nos da una nueva oportunidad.

Precisamente de eso se trata nuestra estadía en este plano, de oportunidades, de aprender a vislumbrarlas, descifrarlas y llevarlas a cabo, con la única finalidad de transformación y evolución, pero en el interín de dicha finalidad, se han añadido algunas emociones, unas negativas como (la angustia o desesperación, las dudas y el miedo, la amargura y decepción...) y otras muy positivas como (la ilusión y motivación, la alegría y satisfacción, el gozo y plenitud interior...), si entre ambas se mantiene un buen balance emocional, o sea, si pesan mas las positivas, entonces se dice que vamos bien.


Todo este abanico de emociones hace la vida algo tortuosa y deliciosa a la vez, entretenida y sustanciosa..., valiosa, y sobre todo le da un verdadero sentido a nuestra existencia temporal como humanos. 
Pero no nos conformemos solo con eso, hurguemos en nuestro interior, la finalidad va mas allá de lo aparentemente perceptible, busquemos la finalidad mayor, esa que nos mantiene alertas y en vilo, nos hace entusiastas y nos da a diario un buen incentivo para vivir a plenitud, para lograr alcanzar esa satisfacción interna que nos hace diferentes ante los ojos de los demás, que hace que nos perciban y nos sientan gozosos, y se contagien de esa mágica sensación de alegría y libertad que solo se experimenta cuando en realidad estamos cumpliendo nuestro propósito intrínseco de vida.

Aunque creamos o sintamos que estamos siendo repetitivos, enfoquémonos más bien no en lo que las cosas parecen ser, si no en la forma en que las moldeamos, podemos darle la forma que queramos, es cuestión de sabiduría y de actitud. El rio, por ejemplo, sigue siendo el rio independientemente de la forma en que lo crucemos. Existen varias formas de cruzarlo, no es lo mismo a nado, que en bote o a caballo, o cruzarlo sobre un puente, la sensación no es la misma aunque el resultado si, lo cruzamos. Lo importante aquí no es el rio (el contenido), si no cruzarlo, y la sensación que nos produce hacerlo (la forma).



Siempre nos han inculcado enfocarnos en el contenido y obviar la importancia de lo demás. Si para todo en la vida hacemos la interpretación anterior, de seguro que nos va mejor y lograríamos a cabalidad nuestra misión, que no seria enfocarnos en el obstáculo, si no en como derribarlo, sobrepasarlo o convertirlo en nuestro aliado. En lugar de quedarnos absortos mirando el rio como un obstáculo, busquemos la forma de cruzarlo y seguir avanzando. 

Para ello debemos ser toda percepción e intuición, todo oídos internos, hacer silencio interior, para poder así escuchar ese sabio, hermoso y sin igual sonido de nuestra voz, esa voz que susurra con delicadeza y a veces con mas intensidad y agudeza, hasta que le pongamos atención, y sepamos que nos habla desde la propia identidad del ser interior, desde el alma. 


Esa voz es el espíritu mismo haciendo hincapié en nuestra misión, en ese fluir evolutivo de la creación, del cual somos principio, centro y fin; parte y todo a la vez. 
Esa voz nunca será mas de lo mismo, es siempre novedosa, armoniosa, plena de sabiduría y amor para salvaguardarnos, y asegurarse de que podamos completar alegre y satisfactoriamente nuestra transformación.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

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