Desde unos días atrás tengo en la cabeza dos
estrofas de la canción “Regálame la silla donde te esperé” de Alejandro Sanz, en
realidad son el estribillo de la canción, sin saber la razón amaneció en mi
cabeza y no he parado de tararearlo desde entonces, lo digo en mi mente o en
voz alta como un mantra, y eso que ni siquiera me gusta esa canción. Le pedí a
mi hija menor que la pusiera en su computadora para escucharla, la escuchamos
varias veces a petición mía y ni así la he sacado de mi mente.
Tres días después tuve un sueño del que solo
recuerdo que iba en un vehículo con mi hermana menor y mis hijas, en medio de
la conversación que llevábamos se escuchó en la radio una canción de Camilo
Sesto que se titula “Todo por nada”, les diré que empecé a cantarla en el sueño
con tal emoción que le pedí a mis hijas que la escucharan bien, cantaba sin
parar pero solo el estribillo, hasta que desperté cantándolo en mi mente y
desde ese día no he parado de cantarlo tampoco.
El que piensen que estoy loca es lo de
menos, estoy más que acostumbrada a eso, pero como siempre busco la quinta pata
al gato y la guía interior, de alguna manera estos dos estribillos tienen algo
en común o algún mensaje que transmitir con su aleación. Así es que aquí estoy
sentada escribiendo, pues entiendo que es lo que mi guía me induce a hacer,
algo saldrá de todo esto y espero que sea importante y revelador, de alguna
forma se que pariré el mensaje, después de eso espero que ambas canciones me
dejen en paz.
Veamos el estribillo de la canción de
Alejandro que no sale de mi cabeza:
Por el puente de la
esperanza
Buscaba un rinconcito
para la risa
Pensado que ha valido la
pena amarte
Pasamos momentitos tan
flamenquitos
Y vimos rinconcitos pa'
enamorarse.
La calle del pensamiento
Me lleva a aquella
orilla no sé si te acuerdas
Regálame la silla que
tiene arte
Yo paso por tu puerta
casi to' los días
Yo paso y tú decides
cuándo asomarte.
Ahora
el estribillo de la canción de Camilo:
La voz
desnuda de la vida
Me
cambió
Todo
por nada
Se van
los días
Y en
mis noches no hay calor
No
tengo nada.
Ok, hasta aquí vamos bien, es lo que tengo para descifrar el
mensaje, dejaré que fluya de manera natural y cuando esté listo para salir,
volveré a sentarme a escribir.
Regresé…
El puente de la esperanza, un hermoso lugar que todos conocimos,
hecho con el verdor del bosque y la alegría de la primavera, donde se cuela la inocencia
y la risa y siempre habrá espacio para el amor y los momentos felices.
La calle del pensamiento, esa que tomamos para dejar atrás el
puente, esa que nos hizo cruzar a otra vereda. Llenos de recuerdos y nostalgias,
de cosas queridas y valiosas, abandonamos el camino real por esa vereda,
incierta pero atrayente, novedosa, y por qué no decirlo, engañosa.
Hoy la vida, desnuda de amor y con un reproche en la voz, nos susurra
de manera cruel que cambiamos todo por nada, absortos por la ilusión del TENER,
de las comodidades, lujos y belleza artificial, nos enfrascamos en HACER y olvidamos
y echamos a un lado la magia del SER, todo lo que en verdad valía y nos colmaba
de gozo y plenitud quedo atrás.
Se van los días sumidos en el hastío y en las noches morimos de frio.
¡No tenemos nada! Y lo peor es que nos conformarnos con una vida virtual,
atrapados por libre albedrio en una burbuja efervescente de gases tóxicos, sin hacer
nada por encontrar una salida en busca de aire puro, seguimos dejando escapar la
realidad de la vida, su esencia, su hermosura,
y lamentablemente hemos perdido el interés de volar.
¿De veras quieres que te regale la silla donde la esperaste? ¿Quieres
cambiar todo por nada?
Piénsalo bien antes de contestar. El arte no está en la silla, si no
en ti y en ella, no te conformes con el objeto, ve por el sujeto, abandona la
vida virtual, la ilusión, la realidad distorsionada, la calle del pensamiento, y
palpa la vida tal cual es, respírala, absórbela, vívela y manifiéstate como el puente
de la esperanza que ERES.
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