Una de las observaciones que hoy día tienden a ser expuestas con mayor
aceptación y lógica es la de ser coherentes, lo que implica actuar de acuerdo a
lo que decimos y predicamos, ya que cualquiera puede hablar bonito (como se
dice) pero a la hora de ver y ejecutar sus actos distan mucho de lo que
pregona, quizás porque esto es algo muy cotidiano y cada día se hace más
popular (especialmente en el ámbito político-económico). Lo verdadero es ser
coherentes y constantes en nuestros principios y valores “Lo que fomento y
digo, eso practico y hago”, así debería de ser.
Pero hay otra cara de la moneda (como en
todo) que no tomamos en cuenta a la hora de hacer juicios sobre una persona que
no se comporta de acuerdo a lo que predica, y es que muchas veces esas personas
son solo canales de recepción y transmisión, ya sea por sus energías, altamente
asequibles y descifrables o porque han adquirido un alto desarrollo telepático
para comunicarse con otras personas y seres espirituales de este plano o con seres
de otras dimensiones.
Resulta que nos llegan
ideas a la mente que nos impulsan a decir, escribir o hacer algo que
ordinariamente no haríamos, luego cuando tomamos de nuevo nuestra frecuencia y
el control y vemos lo que hemos realizado, los primeros sorprendidos somos
nosotros mismos, pues no concebimos que sea obra nuestra, ya sea porque no
valoramos nuestra capacidad o porque simplemente no tenemos consciencia de que
sea un acto voluntario. Por esa razón hay que ser más empáticos y tolerantes y
menos drásticos y justicieros, porque definitivamente nadie conoce las
interioridades de nadie, ni las podrá conocer jamás.
Es sabido que toda inspiración nos llega de
la fuente suprema de vida, pero también es sabido que el libre albedrio nos
permite tomar algunas decisiones independientes de ella, así que muchas cosas
de las que realizamos dependen
directamente de ella y muchas otras dependen directa y responsablemente de
nosotros.
Que quede claro que no
estoy a favor de predicar una cosa y hacer otra muy diferente y opuesta, ni
tratando de justificar actuaciones “aparentemente” irresponsables, pero por el
hecho de vivir personalmente esta experiencia y de ser consciente de que todo
lo que sale de mi boca o escribo no es de mi autoría, a veces solo sale sin más
ni más, como un relámpago que te ilumina fugazmente y luego te vuelve a dejar
en la oscuridad.
Por eso cuando recibo el eco de mis palabras
o leo lo que escribí me digo: “Y eso lo dije o lo escribí yo?” Quizás sea porque
no visualizo que mi capacidad de discernimiento sea tan clara y elocuente o
porque cuando lo leo es como si fuera una persona leyéndolo por primera vez, porque
no tengo ese razonamiento registrado. Por suerte nunca he escrito algo que vaya
en contra de mis principios y me haga actuar irresponsablemente y ser
incoherente (al menos eso creo, estos cambios de frecuencia nos dejan ciertas
lagunas mentales), puede que en ocasiones haya sido contradictoria, eso sí.
Tengo una facultad (no sé qué apellido
ponerle, si terrible o tremenda), de pensar muy rápido, por esa misma razón
también hablo demasiado rápido y esto muchas veces resulta desventajoso, pues
no me entienden ni captan claramente lo que quiero decir, por eso se me da
mejor escribir, a veces creo que mis pensamientos vuelan a la velocidad de la
luz, pues en tan solo 5 minutos, mentalmente hago todo un guión que podría
ocupar hasta 300 páginas, cuando luego me siento a escribir lo que recuerdo de
eso, se ha perdido la mitad en algún lugar de mi cabeza y solo me queda la idea
principal con algunos trazos inolvidables, supongo que los que no pueden
faltar.
Si por
casualidad eres un canal de recepción y transmisión y te ves en la encrucijada
de actuar de forma incoherente, trata de sentir
la conexión, esa que expuse en la entrada anterior, y verás que de esa
forma no habrá necesidad de ser incoherentes, si sientes la conexión durante o
inmediatamente después de la recepción, si vibras por más de una hora en esa
frecuencia en que estas recibiendo, veras que te será más fácil seguir vibrando
en esa misma sintonía y transmitir el mensaje primero para ti, asimilarlo y
luego no habrá incoherencia entre la
transmisión y tu actuación.
Si eres solo un simple escucha o lector de
los mensajes que deben transmitir las personas que son usadas como canales de
transmisión (sabemos que hay muchos charlatanes en eso), trata de ser un poco
mas empático, tolerante y paciente antes de enjuiciar duramente a estas
personas, al igual que tu, solo están intentando ser mejores, encontrar su
sentido y su verdad y ayudar en lo posible a los demás. Recuerda que ellos
también necesitan ayuda, son imperfectos y están en su derecho de cometer
errores para poder ejercer el deber de corregirlos o enmendarlos si fuera
posible, en fin, al igual que tu, están en su proceso de recordar lo que ya saben
y despertar.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
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