Hace como un año
yá, empecé a experimentar una sensación de balanceo, como si me estuvieran
meciendo, como sucede cuando hay ligeros temblores de tierra, me pasaba con
bastante frecuencia y llegué a comentarlo con mi hija mayor, que es bastante
despierta y perceptiva. Para mi sorpresa también a ella le estaba sucediendo lo
mismo, aunque no tan frecuente como a mí.
A raíz de esto
me surgió una interrogante, ¿Por qué mecen a los bebés?
Hice una pequeña
búsqueda en internet y encontré varias respuestas, copié algunas y una recomendación final que me pareció
apropiada también incluirla como parte de la búsqueda, aquí se las dejo:
¿Por qué mecen a los bebés?
Respuestas
1.- “El balanceo es un movimiento monótono y rítmico que conecta con la
seguridad y el equilibrio, en todos los sentidos.
Por un lado, el balanceo trabaja sus conexiones neuronales más
profundas. Por otro lado, los ritmos predecibles y monótonos conectan con la
estabilidad del niño. El bebé se va confiando, y cuanto más conocida es la
situación o el ritmo más se relaja, más endorfinas libera, más se adapta al entorno”.
2.- “Es como un instinto
natural. Cualquier persona que toma un bebé en sus brazos y este empieza a
llorisquear o estar inquieto, comienza instintivamente a mecerlo. Sentimos que
así se calman más rápido, que a ellos les gusta el movimiento”.
3.- “Todos amamos las
hamacas, de niños y de grandes. Es una linda sensación mecerse. Supongo que a
los bebés también les gusta pues sino llorarían más aún”.
4.- “Es una forma de
relajarlos. Es como a nosotros con el vaivén de las olas, a algunos nos relaja
por que vienen y van, es el mismo movimiento”.
5.- “Porque supuestamente
les recuerda al movimiento que sucedía en el útero”.
Recomendación
“Abrace y cargue
a su bebé cuantas veces usted desee. No se preocupe de que puede malcriarle.
¡Se supone que a los bebés hay que mimarlos! Mientras lo tiene en brazos,
comparta el abrazo con el resto de su familia. Todos se sentirán mucho mejor.
El bebé también siente movimientos desde muy temprano. Movimientos como mecer o
caminar, ayudan a calmar al bebé que llora. Acuérdese, el bebé pasó nueve meses
flotando en su útero, así que está acostumbrado a mecerse y a moverse. Cargando
a su bebé en posición vertical le permite mirar a su alrededor, así tal vez
llore menos”.
Bueno, hasta
aquí lo copiado de internet, ahora bien de algo si estoy segura, el balanceo
constante y continuo calma al bebé o termina mareándolo, por lo que finalmente
se duerme (a menos que le aqueja algún dolor o problema de salud) en algunos
casos, los menos comunes, este balanceo produce un desequilibrio que suele
irritarlos más.
Lo cierto es que no sé a quien le gusta más, si al
bebé, o a la persona que lo mece, pues al mismo tiempo se balancea un poco
también y se siente igual de mimado que el bebé. Definitivamente a todos nos
gusta la sensación de estar meciéndose, es placentera y nos devuelve a la infancia.
Las hamacas,
usadas desde los aborígenes, las mecedoras, los columpios, los catres que se
mecen, los sillones dobles de madera o metal que se balancean y en algunos
lugares son muy usados por las parejas…, en fin, todo lo que nos proporcione esa sensación tan
agradable de balanceo, especialmente si es suave, tiende a relajarnos y nos
hace sentir cómodos y consentidos, mimados, es algo que al parecer lo tenemos
bien arraigado en el ser y creo que viene desde mucho antes de la concepción. El
esperma esta fluyendo en el liquido seminal, el óvulo que es un huevo en sí, también
flota en un medio liquido o semi-liquido, nos engendran y flotamos en el útero
por nueve meses, pero creo que antes de eso, ya somos entes flotantes del
universo.
Somos energía en
constante movimiento, pura, vibrante, dicha vibración desencadena un movimiento
oscilatorio que nos hace sentir como si flotáramos en el aire, nos provoca un
leve movimiento de vaivén como el de las olas, el de un sube y baja suave, discreto, esto se
puede comprobar fácilmente haciendo ejercicios, especialmente en las
meditaciones dinámicas o activas de Osho, para abrir los chakras, cuando
ejercitas los músculos y te detienes, la energía sigue fluyendo, sigues
oscilando y sientes como si todavía te estuvieras moviendo, mientras esa energía
acumulada no se disipe, la vibración continúa por todo tu cuerpo y la sensación de vaivén sigue
aunque en realidad estés quieto.
Pero esa quietud
es relativa, siempre nos estamos moviendo, vibrando, solo que generalmente no
lo percibimos por lo distraídos y desconectados que estamos de nuestro centro.
Cuando hacemos una conexión, aunque sea breve lo notamos, sentimos el
movimiento ondulatorio, ese mismo movimiento que tienen las olas del mar.
Por esto estamos
tan familiarizados con esa sensación, forma parte de nosotros en lo más
profundo del ser, por lo que difícilmente podamos desvincularnos de ella, por
eso nos gusta, porque además de ser agradable, nos conecta con nuestra verdadera
esencia, nos devuelve la tranquilidad y la seguridad de saber que el universo
se balancea suavemente y nosotros con él, como lo que somos, como un todo.
Harolina P. Fluyendo armoniosamente.
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Balanceame mamiiii en tu blog tan lindo :* MUA! te amo <3
ResponderBorrarGracias mi niña bella, yo también te amo, mua!. No te puedes quejar, ya estas balanceada, je, je.
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