Otras historias nos llenan de emoción cuando sentimos que lamentablemente
no hay nada que hacer, entregamos nuestros seres amados al poder divino para
que proceda con lo que consideramos irremediable y para nuestra sorpresa, sucede
el milagro que ya no esperábamos, por alguna razón desconocida e incomprensible
al intelecto y la ciencia, para nuestra alegría y felicidad, la enfermedad o
dolencia que aparentemente cegaría esa vida, cede o desaparece del todo, como
si fuera solo un mal sueño. Muchos aseguran que esto se debe a que la lección que
nos quiso dejar esta situación se ha aprendido y ha cumplido con su finalidad.
Lo mismo pasa con otros tipos
de vida, como por ejemplo un rio, apreciamos que está seco, solo vemos lo que
una vez fue su cauce, de repente bastan tres días de lluvia torrencial para que
ese rio, que estuvo dormido bajo esas piedras secas, se deslice y corretee
nuevamente entre esas piedras. Otro ejemplo es la vida vegetal, vemos una
planta prácticamente seca o muerta y un día reparamos en que cobró vida, tiene
verdes hojas o brotes por empezar a desperezarse y mirar al sol. A veces sucede
con las mascotas, las vemos apagadas, no quieren comer y casi hasta lloramos su
partida, de pronto en un momento dado, se levantan echan a correr meneando la
cola como si nada les hubiera pasado.
Los recursos se agotan, lo inagotable es la semilla de vida que los engendra, que tiene la capacidad de resurgir de las cenizas como el ave fénix. (Harolina Payano)
Podría seguir haciendo historias de situaciones de esta índole, pero la intención no es llenarlos de historias conocidas y desconocidas, sino más bien hacerles ver que la vida tiene el poder de regenerarse, resurgir y renacer, empezar de cero o mejor aun de 100, pues la sabiduría y claridad que nos deja ese irnos y volver, nos coloca muy por encima de nuestras expectativas y nos pone en un punto de partida ventajoso con respecto a los demás que no han tenido este tipo de experiencias.
Si te sientes desanimado, apagado, sin ganas de vivir, busca con afán
el sentido de tu existencia, busca ese motivo principal de sentirte vivo, averigua
que es lo que realmente enciende tu pasión por la vida, y déjala surgir, así
tengas que deshacerte de tu zona de aparente confort, en realidad muchas veces no
lo es, es más bien tu tumba, el ataúd que día a día te esta carcomiendo los
huesos, chupando tu sustancia de vida, tu salvia deliciosa y tu gusto por esa
maravilla que llamamos vida.
Déjate mojar por la lluvia, deja que el sol te
caliente, échate a correr meneando la cola, haz lo que tengas que hacer, pero
permite que la vida resurja en ti.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2016/02/27/correo-los-lectores
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