lunes, 29 de agosto de 2016

!Buen viaje por la vida!

Mayormente andamos por la vida en busca de la supuesta felicidad. Para muchos no es más que una utopía, para otros el tesoro mejor guardado y para la gran mayoría es algo pasajero, viene y va, lo asocian a los buenos y agradables momentos de la vida.

Pero en sentido general felicidad es andar alegre y despierto por la vida, viviendo de lleno cada momento sin hacer dramas rememorando un pasado ya pasado y sin hacer crisis angustiosas por un futuro que no llega aún. Felicidad es simplemente estar presente en su vida, sentirla, palparla, saborearla, vivirla y disfrutarla tal cual llega, tanto en los buenos como en los malos ratos. En los buenos disfrutamos con risas y algarabías y en los malos con llanto y lamentaciones, pero disfrute al fin y al cabo, pues ¿Quien no disfruta llorar cuando esta triste y lamentarse cuando se ha equivocado o fracasado?, ese es el verdadero disfrute y la verdadera felicidad, no reprimir las emociones, sino dejarlas salir y ser.


La felicidad no está en ningún lugar, es un regalo que llevamos con nosotros siempre, solo que pocas veces lo abrimos, agradecemos y apreciamos. Así de rápido y fugaz como nos lleva la muerte, también se nos va la vida, en vacíos existenciales, en nada concreto. Somos fantasmas jugando a estar vivos, pero incluso los fantasmas poseen emociones y hacen lo posible por transmitírnoslas, así que, honremos el privilegio que es tener una vida a nuestra disposición para hacer lo que deseamos fervientemente, sin justificarnos, sin excusas ni reservas, sin demoras ni vacilaciones eternas, simplemente ¡Vivamos!

No sé a qué se deba que mayormente nos pasemos la vida buscando un norte, un eje que nos sirva de soporte o de referencia para girar y girar al igual que los astros celestiales y planetas giran en el mismo centro y lugar sin aparentemente avanzar, pero les diré que no necesitamos un norte ni un eje, ya que nosotros mismos somos el norte o el eje, de nosotros parte todo lo que hemos creado y existe y a nosotros regresa crecido y multiplicado.


La vida es un viaje en el que muchas veces nos sentimos solos y a oscuras, pero trata de aprovechar ambas sensaciones siempre, deja que la oscuridad te inunde y te deje usar otro tipo de visión más clara, esa que te permita ver lo que te impide ver la luz que tanto anhelas, y reconoce que la soledad es una condición mental, no física, pues nunca estamos realmente solos y muchas veces se hace tan necesario estarlo que…

Plantéate y proponte disfrutar ese viaje como de niño disfrutabas de tus juegos y golosinas y en tu adolescencia de tus vacaciones de verano. Disfruta de tu vigor y candidez en tu temprana juventud; de tus hijos y tu familia si la has creado, de tus momentos de satisfacción y plenitud en la madurez; de tu sabiduría, tus capacidades y tus limitaciones en la vejez y de tus recuerdos y emociones nuevas en la ancianidad, cuando vuelvas a ser niño otra vez. 


Cada etapa tiene colores y matices diferentes pero cada una es bella y especial, con motivos sobrados para sentirte feliz, alegre y agradecido de haber vivido una vida plena. Enfócate de lleno siempre en el presente que vives, esto será el mejor regalo que atesorarás para resarcirte con tus recuerdos en tu ya bien avanzada vejez.

Los exhorto a que sientan plenamente su vida y vívanla sin mendigar ni postergar la dicha de existir, de disfrutar cada momento como si fuera el único y el último. 



Deseo de corazón que puedan ser felices en todo momento y lugar y que tengan un buen viaje por la vida.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2017/03/25/correo-los-lectores

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Sentirse mimado, todo un privilegio




Queridos lectores, les advierto desde ya que esta entrada será un poco extensa (me chocan estas contradicciones que usamos como una frase, “un poco extensa”, ja, ja). 



Les decía que van a tener que leer mucho, ya que el universo se ha esmerado este año en particular conmigo y ha sido muy generoso al complacerme con la realización de un sueño más, ir a conocer Las Cataratas del Niágara, imposible no sentirme mimada y aunque suene con algo de arrogancia quiero creer que en realidad lo he ganado con los años y es un regalo muy merecido.

Dicen que nunca hay felicidad completa y lamentablemente nuestros dos hijos mayores (Viola y Félix) no pudieron acompañarnos, Emilia, la menor, sí que le sacó ventaja al viaje. Estuvimos de paseo por la ciudad de New York unos días antes de ir a las cataratas compartiendo con los familiares y amigos, haciendo algunas que otras compras, paseando y sobre todo caminando mucho, es lo que más se hace en esa gran ciudad. 



Aprovechamos para ver un juego en el Yankee Stadium, caminar por Times Squart y sus alrededores, visitar el renovado World Trade Center, conocido como zona cero, donde todavía se trabaja en el monstruoso proyecto comercial y turístico en que se ha convertido la zona, que abarca un gran Mall, sí leyeron bien, un Mall dentro de un enorme cementerio, con un diseño estructural muy particular y ultra moderno justo al lado del museo en cuya entrada puedes constatar el grado de locura, masoquismo, aberración o adoctrinamiento de las personas, que pagan y hacen una gran fila para entrar y revivir momentos dolorosos y trágicos y al mismo tiempo de impotencia y rabia ante la cruel verdad.

                      

     

Recién hemos llegado de las “Cataratas del Niagara”, un sueño al fin hecho realidad, trataré de encontrar las palabras para describir este hermoso e impresionante espectáculo de la naturaleza, se que será difícil hacerles sentir lo que sentí y viví, es casi imposible describir tantas emociones y satisfacciones.
Vocablos como: admiración, belleza, grandeza, imponencia, majestuosidad, fuerza y poder, son algunas de las expresiones que definitivamente se quedan cortas para describirlas, el gozo de sentir tantas energías contenidas y liberadas en esas aguas maravillosas que gozan de libertad y gracia a granel en su alegre andar es algo indescriptible. 


Aguas prodigiosas que fluyen con magia y encanto, exhibiendo una cadencia y danza armónica perfecta, impresionante, exuberante, energizante, generosa y alucinante, arrebatadoramente atrapante y seductora, ya que no puedes quitarle los ojos de encima, aguas que invitan a saltar, en esos momentos agradeces que exista el miedo porque de lo contrario te lanzarías sin pensarlo como han hecho algunos ya. 
Aguas vivificantes, intranquilas y revoltosas que te dan alas y las sobrevuelas con la imaginación, y te detienes frente a su majestuosa y violenta caída a admirarlas, observando cómo te pierdes entre las espesas nieblas y brumas producto de la fuerza de la caída y la energía tan ferozmente liberada, la cual captas en toda su densidad.

    
    

Llegar un poco antes del atardecer fue un maravilloso regalo, disfrutar de ese recibimiento que desde el bus divisas al entrar, percibiendo a través del parque las rápidas aguas como van vertiginosas y audaces, atraviesan el puente y siguen aguas abajo deslizándose con tanta gracia rumbo a las grandes cascadas o cataratas, ávidas por llegar y hacer el gran salto, una emoción que de entrada te sobrecoge y te infunde una sensación de alegría y euforia, como si estuvieras en esas aguas esperando por el gran momento también. 


   



Te adentras de lleno en el lugar, en el parque, el centro de visitantes… y por último el observatorio y desde allí vislumbras un mundo completamente desconocido pero a la vez tan familiar, es como el reencuentro con el hijo pródigo, cuantas cosas tienen que contarse dentro del silencio y el ruido de la gente y de las aguas, que por un instante las observas dentro de un silencio total, te aíslas a pesar de estar rodeado de una gran multitud y sientes que solo están las cataratas y tú, solo sus aguas, su hermoso canto y tu bello silencio y paz interior. 

Aguas que presumes frías como el hielo pero que plenas de armonía te reciben y abrazan con una calidez casi humana, es como si te hicieran una enorme reverencia y a través de su espesa niebla te enviaran besos cálidos y húmedos de amor maternal y al miso tiempo pasional. 
Luego sales del trance y te ves rodeada de gente y a pesar de ser tan grande la multitud te das cuenta de que hablan muy poco, están tan absortas como tú, no son capaces de articular palabras, solo son capaces de escuchar con reverencia el sonido del agua y mirar y admirarlas con vehemencia al igual que tú. Un espectáculo que no te deja apartarte del lugar, y menos si divisas un atardecer hermoso, en poco tiempo va a oscurecer. 

Especialmente en la noche, la espesa niebla por un instante nos recuerda las escalofriantes imágenes de tenebrosos pantanos de agua hirviente o helada de famosas películas de terror, pero el espectáculo de luces y colores que un sin número de reflectores ofrecen a las cataratas, hacen que alejes esa idea casi enseguida y te maravilles con tanta magia y esplendor, sobre todo si ves como se acerca un bote desde las tierras canadienses repleto de personas a disfrutar de esa experiencia en plena noche, bajo el brillo de la luna que se asoma imponente sobre las cataratas, lo cual aumenta recíprocamente la majestuosidad de ambas, en contraposición a la vista que ofrecen las tierras canadienses y su imponente torre Skylon. Les dejo un corto video para que aprecien mejor el espectaculo.

Como si fuera poco para ponerle un sello de fantasía a la noche llena de magia y color, llega la hora de disfrutar de cinco minutos de fuegos artificiales, algo que aunque ya estas cansado de ver, en este momento y lugar lo observas y disfrutas como si fueras un niño en su primera vez. Maravilloso y espectacular es poco para describirlo, agradeces infinitamente el haber esperado ahí extasiado por tanto tiempo, ya que sabias que este espectáculo vendría a las diez de la noche. les dejo una pequeña muestra en este corto vídeo.

     


Sigues sin moverte del lugar a pesar del cansancio de 8 horas en bus para llegar (con hermosos paisajes naturales, mucho verdor y lagos durante casi todo el trayecto) y de haber hecho antes varias paradas entre ellas una visita a otro increíble tesoro de la naturaleza que me dejó fascinada, fue algo sensacional, es el Watkins Glen State Park, comparto varas fotos y un enlace para que lo conozcan un poco mas http://nysparks.com/parks/142/
       

 


Les decía que sigues sin moverte, no quieres apartar la vista ni irte a dormir al hotel, deseas amanecer ensimismada, recorrer todo el lugar, hasta el último rincón del parque, pero el cuerpo que es bien sabio te dice que debes descansar, ya que al día siguiente vivirás la mayor de las experiencias, verte cara a cara con las cataratas desde el bote y debes estar totalmente despierta y alerta para disfrutarlo al máximo. 

No sé si se debió al éxtasis del espectáculo de todo el conjunto y a la delicia de realizar este sueño, a saber lo intenso que sería el día siguiente, al cansancio y calor extremo que ya traía de los días que llevaba andando en la ciudad de N.Y., sumado al largo viaje y la emocionante y extenuante visita al Watkins Glen State Park, pero debo decirles que no recuerdo la ultima vez de mi vida que dormí tan placenteramente, sin interrupciones de ningún tipo, solo cerré los ojos y desperté de un sueño intensamente reparador con una sensación de paz y relajación justo un poco antes del amanecer, para deleitarme con ese paisaje desde la ventana de la habitación.
FOTO A TRAVÉS DEL CRISTAL
Salimos temprano bajo lluvia, hicimos dos interesantes visitas, una al Whirlpool State Park, un bello parque lleno de enormes arboles desde donde se aprecia otra parte de las aguas que conforman las cataratas, su más estrecha garganta, la que se puede atravesar por un teleférico, lo cual no pudimos hacer por la lluvia y la gran niebla. Aquí les dejo unas fotos y el enlace para más información: https://en.wikipedia.org/wiki/Whirlpool_State_Park  


 

    

La segunda visita fue al Viejo Fuerte Niagara, un lugar histórico muy interesante, con hermosos paisajes y donde se recrean las actividades propias de aquella época de guerra, aquí se puede apreciar el enorme lago Ontario, cuyas aguas semejan al océano por su gran extensión y caudal. Les comparto algunas fotos y un enlace para mas información: http://www.oldfortniagara.org/





De vuelta a las cataratas para vivir nuestro momento más espectacular, el famoso paseo en bote para admirarlas de frente y muy de cerca y luego subir todas esas escaleras para poder estar más cerca aun de ellas y gozar de un refrescante baño (además del que nos proporcionaba la lluvia). El mojarme con estas aguas benditas y maravillosas fue como una bendición para mi, quede extasiada observando esta enorme caída de agua y por un breve momento la vi venir y sentí que todo ese torrente me bañaba y se desparramaba sobre mí, cerré los ojos y me deje llevar del momento tan especial. Junto a las fotos les dejo como muestra este corto vídeo.

   

 


 

El bote empieza a retroceder y a retornar para dejarnos nuevamente en tierra y permitirnos vivir la siguiente experiencia, subir por las escaleras y acercarnos más aun a sus aguas y llevar a un nuevo grupo a vivir esta inenarrable aventura, ya que con palabras resulta casi imposible de explicar, las indescriptibles emociones que se sienten. Me costó mucho apartarme de ellas, quería pasar todo el día en el bote, la emoción de subir esas escaleras me ayudó a descender con entusiasmo, para disfrutar más cerca de sus aguas, que irresistiblemente te bañan a pesar de la capa que recibes antes de subir al bote. Al subir cierta distancia como si fuera poco lo ya vivido hasta el momento, nos sorprendió un hermoso arcoíris, imposible pedir nada más, aprovechamos para hacernos una foto, pero la maestría de Emilia no le alcanzó para quedar por encima del arcoíris, haciendo alusión a esa bella canción que todos saben cual es "Somewhere over the rainbow", aunque no les niego que emocionalmente nos sentimos muy por encima, ja, ja.





Emilia y yo seguimos subiendo hasta donde se permite llegar y literalmente nos bañamos, una lluvia torrencial caía sobre nosotras, pero esta vez era la furia del agua de las cataratas que debido a la cercanía, a la gran caída, al enorme caudal y al ímpetu del viento nos daban el mejor de los recuerdos que podíamos llevar, nos bendecían con sus abundantes aguas. Vivir esta experiencia fue el punto culminante de un sueño del que no quería despertar. Di mil gracias en cada momento al supremo, al universo, a la madre tierra, a la vida…, a mi esposo Félix por proporcionarme esta inolvidable aventura y a nuestra hija Emilia por ser parte de ella.

Ya despojados de las capas y algo menos mojados, posamos de nuevo junto a las cataratas desde lo alto del observatorio y nos despedimos de ellas, no les dije adiós, sino más bien un hasta luego, hasta nuestro próximo encuentro, quedaron muchas conversaciones mudas, silencios por sentir, muchas cosas que contar y lugares por visitar, pero mi anhelo era llegar a ellas y se cumplió de manera satisfactoria, me sentí grandemente mimada por el universo, un grato privilegio que de seguro muchos tenemos y pocos sabemos apreciar y agradecer dándolo todo por sentado. 


 





Esta foto de Emilia refleja lo que les cuento del momento de la despedida y las conversaciones mudas. 


Si fueron capaces de llegar hasta aquí les obsequiaré con esas ultimas fotos, son del hermoso parque Niagara Falls, quiero decirles que me enamoré locamente del árbol de la primera fotografía. 

Les agradezco de todo corazón el haber sido espectadores de tanto gozo, espero les haya salpicado un poco de alegría a sus vidas esta increíble aventura, cuya narración no le hace honor al delicioso banquete espiritual y emocional que se vive, pero deseo que les sirva de motivación a quienes tienen la intención de algún día visitar las cataratas, y a los que nunca les paso por la mente, sopesen la posibilidad de este encuentro con la grandeza y belleza de la creación en un mismo lugar. 

Mis respetos y admiración para vuestra maravillosa grandeza.


 



 

 



I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.