lunes, 25 de octubre de 2021

La ambición desmedida

La ambición en pequeñas dosis y bien estructurada, es beneficiosa, pero la ambición desmedida en grandes dosis, y carente de límites y prudencia, es el peor de los males del hombre y la sociedad.



La historia del pescador y el empresario, es una vieja leyenda taoísta, que comparto más abajo en un video para los que no la conocen.




Esa ambición desmedida, por más, es lo que cada día nos hace menos…

Esta historia se puede aplicar para casi todo en la vida, porque sin importar el lugar o el oficio, tiene una potente lección de vida, y un excelente mensaje que nos convida a vivir el día a día sin mayores pretensiones, ni ingratas ambiciones que nos impiden retardar nuestra vejez, privándonos de una felicidad inmediata, postergándola para después, para una vejez o un después que a lo mejor nunca llegue a concretarse.

Nos hace un llamado a darnos cuenta de que estamos dejando de vivir a plenitud hoy, para hacerlo mañana, sacrificando lo bello y bueno de la vida, esos verdaderos placeres que lamentablemente sustituimos por engañosos placeres mundanos y banales, como el amor al dinero y las supuestas bondades que podemos comprar con él. 
, que nos quede claro, es un mero engaño, ese comprar, es pagar por aquello que podemos conseguir de gratis, pagar con sudor teñido de sangre, con privaciones elementales de lo que nos hace sentir gozosos, reprimiendo nuestros deseos y anhelos, para acumular una posible y supuesta fortuna que para nada nos hará afortunados, sino más bien, desdichados y cansados en el mejor de los casos, o meros cadáveres ambulantes, enfermos y amargados en el peor.
   
Y no es que ambición sea mala, como bien lo dijo Montesquieu, lo malo es dejarse devorar por ella. Al convertirnos en esclavos de la ambición, esta se apodera de nosotros de tal manera, que nos entregamos a una vida sofocante y angustiante por conseguir cada vez más, dejando de vivir en paz y serenidad y de disfrutar del día a día y las pequeñas grandes alegrías que nos ofrece.  
 



Ojala y muchos podamos tener la suficiente sabiduría para actuar como ese feliz pescador, cuya vida de seguro estaba llena de grandes emociones y satisfacciones genuinas.

Para terminar les comparto esta reflexión que le viene bien al tema, y que junto a muchas otras más tengo en la página titulada “Poesías y más” 


Humildad (fábula)

Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: “Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?”
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: “Estoy escuchando el ruido de una carreta...”
“Eso es” -dijo mi padre- “es una carreta vacía”.
Pregunté a mi padre: “¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?”
Entonces mi padre respondió: 
“Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando noto a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: 
“Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

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La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Nadie está más vacío, que aquel que está lleno del ‘Yo mismo’.

Seamos lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces, en silencio, nutriendo. 


P.D. La reflexión final es parte del mensaje, no es de mi autoría. 
Pero pienso exactamente igual.


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

martes, 19 de octubre de 2021

Una extraña compañía

En esta ocasión no me pude resistir a participar fuera de concurso en la convocatoria de este mes del Tintero de Oro, con un relato de ciencia ficción de 900 palabras máximo, en homenaje al tremendo escritor H.G.Wells y su libro "La Guerra de los Mundos". 

Así que voluntariamente me volví a sumergir en el tintero, y al salir me traje este relato, espero les guste.

Gracias David Rubio Sánchez, por abrir esta brecha para seguir motivándonos a escribir relatos, cultivando así, este interesante y entretenido ejercicio de escritura.



Una extraña compañía         885 palabras



Despertó algo angustiado, tuvo otro de esos sueños inquietantes. 
Casi amanecía y se asomó a la ventana, los rayos del sol apenas se asomaban, eran discretos, había nubes grises, y relámpagos que anunciaban tormenta.

El trinar de las aves, era muy quedo, como si algo las estuviera intimidando. Se tumbó nuevamente en la cama con la idea de borrar esa sensación que le dejó el sueño. Pensó en ese amor primero, esa chica tan especial que despertó sus ilusiones, su recuerdo le produjo una agradable somnolencia...

Cuando volvió a despertar todo estaba muy oscuro, vio la hora, apenas habían pasado 40 minutos, no se escuchaban las aves, el cielo había perdido sus intentos de asomar el sol, pero en cambio sí había revuelo de personas afuera. Acudió a la ventana y lo que vio le impactó, a pesar de la neblina oscura se divisaba una fuerte luz en el centro de los curiosos madrugadores. 

De pronto pudo ver que una extraña criatura, en ese instante empezaba a lanzarles unos rayos ultravioletas a todos, y sin entender el por qué, todos se fueron tranquilamente a sus casas, mientras que esa cosa se coló en su jardín.
 
Su corazón latía fuerte y acelerado, se aseó rápidamente y tomó su mochila de contingencia, siempre la tenía lista y a mano, con lo necesario para la sobrevivencia. Cuando se disponía a salir, vio al gato muy asustado, se estaba olvidando de él, lo puso en su bulto de viaje y sigilosamente salió. 
Para su sorpresa todo transcurría normal en las calles, el cielo ya se había aclarado del todo. De repente se frenó y quedó inmóvil, esa cosa estaba ahí y nadie se fijaba en ella, nadie parecía darse cuenta de su existencia, como si los rayos ultravioletas lo hubieran hecho invisible a sus ojos.
 
Albert se quedó mirándole, sintió una gran compasión por esa criatura, y una extraña presión en la sien. De alguna manera, el extraterrestre se estaba comunicando con él y pedía ayuda.

Le dijo que venía de otra galaxia y que extravió el rumbo en su primer vuelo solo, algo que debían hacer al llegar a cierta etapa de la vida. Les daban dos días para salir en busca de aventura, y regresar al amanecer del tercer día con alguna experiencia que indicara que ya estaba listo para salir a explorar, y poblar un nuevo planeta deshabitado.
Le explicó que un fallo en su nave lo hizo descender, y que esta, estaba escondida en su garaje, porque la pieza que lo haría volver, él se la podía conseguir, ya que conocía bien el funcionamiento de los aviones y tenía acceso a ellos.

Se sorprendió al darse cuenta que le leía la mente, y le comunicó que ellos hace siglos saben que los humanos, a pesar de todo, son seres bondadosos y solidarios, que incluso les han enviado conocimientos mediante comunicación telepática, y que particularmente a él, lo habían favorecido con conocimientos especiales mediante los sueños.

Enseguida se le aclararon muchas cosas, esos sueños, esos dolores de cabeza y ese saber cosas sin estudiarlas o aprenderlas antes, y el porqué era capaz de comunicarse extrasensorialmente, a veces leía las mentes o sentía que alguien adivinaba lo que estaba pensando… 
Comunicación telepática muy desarrollada, le dijo sin pronunciar palabras. 

Todos los demás, incluidos los animales, habían sido bloqueados por los rayos, solo él podía verlo, era el elegido para ayudarlo a regresar, y le hizo saber que si algún día los humanos necesitaban de su ayuda frente a una invasión exterior, podían acudir a ellos. 

Dejó la mochila de contingencia y al gato en casa, tomo su mochila de trabajo y salió a buscarle la pieza. Nadie pareció extrañarse de nada, como era domingo muchos aun dormían. 
Él estaba libre de trabajo por una semana, al llegar al hangar por la pieza, le saludaron con extrañeza, preguntando si tenía vuelo. Contestó que había ido a recoger algo personal.

Al regresar a la casa empezaron la labor de reparación, y conversaron de muchas cosas, esta vez con palabras que ambos entendían muy bien, a pesar de hablar distintos idiomas.
 
Esperaron la noche y que todos durmieran para hacer la prueba… Funcionó.
 
Albert sintió, una mezcla de emoción y alegría infinita y al mismo tiempo una gran nostalgia por la separación, y unas gotas saladas rodaron por sus mejillas, y con voz grave y quebradiza le pidió perdón.

El extraño, le dijo que se quedaría hasta la siguiente noche, y así podría aprender algo de él, que quizás hasta pudiera sentir algo algún día, cuando se encontrara lejos y recordara su ayuda y sus lágrimas. Albert rió a carcajadas a placer y el extraño no pudo evitar imitarle, y le dijo, ves, ya estoy aprendiendo.

Al llegar la noche siguiente y el momento de la partida, el extraterrestre susurró, siempre seremos sus amigos, pocos seres son como ustedes, los sentimientos y las emociones son su mayor riqueza, nosotros somos muy parecidos, pero nos falta una razón para reír o llorar, para amar… Hacemos lo que hacemos sin ninguna intención más allá que la de mantenernos ocupados. Ni siquiera tenemos nombres allá en… 

Una neblina oscura cubrió todo, y un potente rayo de luz se vislumbró…, Albert lloró, pero pudo escuchar un ¡Gracias! entre carcajadas, que le llenó el corazón.    


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

sábado, 9 de octubre de 2021

El lenguaje del alma

Iniciaré esta reflexión con una frase que surgió de mí hace unos cuantos días sin ningún motivo en especial y por varios a la vez... 
La mente divagaba en las realidades que nos acechan hoy día, y en la cantidad de personas que se sienten solas y olvidadas, aún estando acompañadas y teniendo supuestamente muchos amigos.
 
A continuación la frase que resonó fuerte en mí:
  
Prefiero pocos amigos, pero sinceros, a muchos que estén por figureo. Quiero amigos de corazón, no amigos por exhibición.  

La imagen siguiente, al menos así me lo pareció, muestra un abrazo de los de verdad, con sentimiento puesto en él, y me gustó su sencillez, en ella y en ese abrazo, es como si nos acogiéramos y reconciliáramos con nosotros mismos, se percibe tal conexión álmica....




Particularmente yo, tengo muy pocos amigos, eso es muy cierto, entre mi timidez y mi introversión, la soledad ha sido siempre mi mejor amiga y compañera. Eso no quiere decir que no valore la amistad y la buena compañía, así sea silenciosa, tiendo a valorarla aún más, porque así nadie se siente en el compromiso de decir nada, o pensar que se está esperando alguna conversación en su compañía, precisamente es un tipo de acompañamiento más bien álmico, de saberse ahí para lo que se necesite, es como un ejercicio de conexión y liberación de ambas partes…

Ahora bien amistades por temporadas (como en la escuela y la universidad), amistades laborales, casuales y fortuitas, por razones de encuentros imprevistos o por gustos y aficiones comunes..., sí que las he tenido en más cantidad, ni que fuera una ermitaña, ja, ja. Pero no es lo mismo tener amistades, que tener amigos, hay un gran puente entre estas dos situaciones, por eso digo y sostengo que tengo muy pocos amigos.  

Si anteriormente la amistad era muestra de sentimientos nobles y era muy preciada, hoy día, se ha relegado a un impulso social. Gracias a que el mundo se ha vuelto tan competitivo, y al postureo de las redes, la amistad verdadera está en franca extinción, se ha vuelto famélica, agoniza… 
La amistad que se enarbola en estos tiempos resulta hasta mezquina, carente de sentimientos sinceros, y en su lugar se han introducido resentimientos, envidias, celos y una guerra posicional que a muchos podría llevarlos al peor estado anímico del ser humano.  
 
Por esta razón, me parece que es necesario prestarle más atención al lenguaje no verbal, ese que revela nuestra condición de alegría o tristeza, y se manifiesta de diferentes maneras cuando estamos tristes, cuando sentimos frustración y amargura, cuando nos sentimos terriblemente solos y olvidados, o no somos amados.

En la entrada anterior toco este tema de manera generalizada, pero hay que ahondar bien en nosotros mismos, prestar atención al lenguaje del alma, para saber qué tan bien o tan mal nos sentimos, y cómo estamos interiormente. Fingir no sirve de nada, tarde o temprano salen a relucir nuestras emociones ocultas y reprimidas, que generalmente se manifiestan de manera muy desagradable.




Dejemos de hacer hoyos en la arena a orillas del mar, las olas rápidamente los desaparecen, y con esa misma rapidez, las olas de la vida desaparecen lo que en realidad no es auténtico, pues no es real, así que mejor dejémonos de fantasear y vivamos de cara a la verdad.
 
De nada sirve lo mucho, si de todas maneras es insustancial. Seamos sustancia de vida, no decoración superficial o de temporada. 

No estamos nunca solos si gustamos de nuestra propia compañía. Seamos amigos nuestros, y no busquemos fuera lo que nadie puede darnos mejor que nosotros, amor, aceptación y comprensión.

Es hermoso tener amigos, pero dejemos de fantasear jugando al amor y a la amistad. En el mundo virtual es fácil hacerlo, pero en el mundo real no hay manera de fingir por mucho tiempo, el lenguaje del alma nos delata. No pasa nada ni es una tragedia si no tenemos muchos amigos, lo importante es que sean verdaderos y sinceros. 

Seamos verdaderos amigos. Saquemos el máximo beneficio y el máximo de alegría de todo lo que nos rodea. Veamos el mundo con ojos de amor, con ternura y admiración, con luz propia, veámoslo tal cual es, hermoso, sabio y generoso… 

Dejemos de centrarnos en lo que nos desagrada de los demás, pues nos impide ver lo mejor de cada ser humano. 

Hay tanta gente olvidada, triste y sola por doquier... Dediquémonos a sembrar amor en lugar de odio, sonrisas, risas y alegrías en lugar de lágrimas, llanto y dolor. Esperanza, templanza, confianza, y fe, en lugar de dudas, desesperanzas, desconfianza y resquemor...  

La sencillez, y la simpleza de las cosas, son el mejor remedio del alma, es cuestión de saber apreciar sus encantos. 


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.