lunes, 29 de junio de 2015

Nunca pares de sembrar

Sembrar es un acto de generosidad y amor incondicional, siempre y cuando las semillas sirvan para beneficio del planeta, de los seres que lo habitan y del universo. Sin importar si vamos a ver los frutos o no, si vamos a poder regarlas o no, debemos tener la disposición de sembrar, bendecir y plantar junto a las semillas la intención de que dará una buena cosecha, con frutos hermosos y provechosos, visualizar que de alguna manera agradeceremos el haber sembrado y lo disfrutaremos, ya que no existe mayor gozo que el que nos contagia el gozo ajeno.  

A la hora de sembrar escojamos nuestras mejores semillas, no hagamos lo que acostumbramos a hacer con nuestras pertenencias, guardar las mejores para una ocasión especial, la cual, tal vez nunca llegamos a visualizar y si lo hacemos es probable que esas pertenencias hayan perdido su brillo y esplendor y resulten ser las menos apropiadas. Cuando somos generosos damos lo mejor, plantamos con amor y ponemos la intención en ello, el universo se encarga de hacer el resto.

Imagina que vas de pasadía al campo y comes unas deliciosas frutas que llevaste, tiras las semillas a sabiendas de que están vivas, contienen vida en su interior con un enorme potencial de desarrollarse, lo haces y piensas, "quizás algún día sean un árbol frondoso y alguien venga a este lugar y pueda cobijarse en su sombra y saborear su delicioso fruto". Así no hayas tomado un cuchillo, hecho un hoyo y depositado las semillas en él, si al tirarlas como un acto de amor pusiste en él la intención de desarrollarse y dar frutos para beneficiar a alguien más, lo hará, que no te quepa la menor duda. Si tienes la dicha de volver después de unos cuantos años te asombrarás de ver lo que creaste, a veces solo basta con la intención, el universo en su sabiduría interpreta tu deseo y lo hace realidad.

Por esta razón debemos ser cuidadosos con lo que pensamos y en cuales pensamientos ponemos la intención, a la hora de la complicidad el universo no tiene códigos de bueno o malo, conveniente o perjudicial, simplemente interpreta tu intención y colabora con ella para hacerla realidad por ti, el universo no te juzga, para él eres un ser de amor y luz, íntegro y puro, su trabajo es colaborar contigo, con todos y todo. 

Nunca dejes de sembrar amor para que los demás cosechen ternura, alegría y gozo. 


Les dejo esta canción de Rubén Blades que llenó toda una época, donde se abrigaban sueños de esperanza, igualdad y libertad en América Latina, aunque se han ganado algunas batallas, todavía estamos esperando que se hagan realidad.   



Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/07/15/correo-los-lectores

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