sábado, 27 de diciembre de 2014

Remojando sueños

Llego el tiempo de hacer inventario de los 365 días vividos, sacar lo inservible, obviar lo innecesario, reorganizar y priorizar las decisiones, reconsiderar acciones, sacar conclusiones y hacernos nuevos planteamientos para la consecución de las metas no alcanzadas y los nuevos proyectos para el 2015. 



Pero también es hora de retomar los sueños, esos que vamos postergando, a pesar de anhelarlos por tanto tiempo. Los colocamos en armarios de madera, con vidrios opacos y puertas cerradas con llaves perdidas o defectuosas y nos olvidamos de que existen, pero siguen ahí, vigentes, latentes en nuestro corazón, tocándonos las puertas del alma, pidiendo un poco de agua, están deshidratados y nos piden que los remojemos, pues se están resecando y envejeciendo, saben que todavía los deseamos y quieren recobrar su juventud aterciopelada y su encanto seductor, se saben nuestra ilusión.    

Este año haz un alto, olvida un poco las peticiones externas, siempre nos acaparan y no nos dejan tiempo para atender las peticiones internas de nuestro ser, no aplaces tus sueños más anhelados, estos son los que verdaderamente nos satisfacen y proporcionan una vida plena, con sentido. A pesar de la indiferencia ellos no se irán, sufrirán deshidratación y envejecerán, pero solo morirán contigo, son fieles y duraderos a pesar del aparente olvido. Llegó el tiempo de llevarlos a un Spa, se lo merecen. 

Comienza este nuevo año poniendo en remojo esos sueños tan arraigados e importantes para ti, dándoles una terapia intensiva con el agua más poderosa que existe, “el agradecimiento”, por perdurar. Luego báñalos con una buena dosis de “intención y decisión”, empápalos bien para hidratarlos totalmente, frótalos y aplícale un masaje excelente llamado “acción”,  enjuágalos con mucha “perseverancia” y sécalos suavemente con “amor”, y por ultimo con una sutil caricia, úntale una loción esencial llamada “triunfo”. A partir de su realización conocerás el día más placentero, el amor más duradero y la vida más plena, llena de verdadera satisfacción.

Cuando nos conectamos con nuestro interior, armonizamos con él y lo mimamos, sin importarnos mucho lo externo, pero por alguna razón que conocemos aunque no sepamos explicar, cuando lo hacemos nuestro exterior también se sintoniza y armoniza con nuestro interior, con nosotros, con lo que realmente somos y queremos, florece nuestra humanidad en todos sus aspectos y nos sentimos totalmente realizados y gozosos, es por eso que debemos empezar siempre por complacer nuestro interior, y mantener nuestros sueños bien humectados.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Consumo excesivo de energia

Se entiende por energía, la capacidad que tiene un cuerpo o un sistema para realizar un trabajo o producir un cambio o una transformación, hay varias acepciones y definiciones relacionadas con esta. Significa vigor, fuerza, poder, dinamismo, etc. La teoría de la relatividad establece el principio de conservación de la energía, según el cual, esta ni se crea ni se destruye, solo se transforma.


La energía pulula en todo el universo, en todo lo que nos rodea, y los seres humanos la tenemos en demasía, aunque no siempre la usamos correctamente, y muchas veces hasta consideramos que la desperdiciamos, el término correcto sería que no la aprovechamos al máximo, ya que nunca se pierde, se transforma.

Ahora bien, algo que sí es una gran realidad es que la malgastamos, la usamos inapropiadamente y nos pasamos la mayor parte de la vida usándola en grandes cantidades en el tiempo incorrecto (o en el pasado, tratando de cambiar actuaciones que irremediablemente ya no podemos cambiar, o en el futuro, proyectando cosas en base a algo que no podemos asegurar que ocurra), o sea que, en lugar de distribuirla correctamente, la redirigimos a zonas incapaces de aprovecharla.

Ese consumo excesivo de energía que se realiza a diario, sobre todo en estos tiempos, donde la competencia y las prisas imperan, nos está desgastando física y mentalmente en detrimento de nuestra salud y bienestar. De la relativa inercia en que vivíamos, pasamos abruptamente a un dinamismo difícil de sobre llevar, las consecuencias las estamos sufriendo ya, nos agotamos energéticamente, sobre pasamos nuestra capacidad diaria de tanto renegar el pasado y planificar el futuro y nuestra energía va disminuyendo (como muestran las imagenes inferiores), se transforma en otros modos de energía no recuperables.


            
Aunque en realidad en el presente es donde consumimos esa energía, el gasto se siente mayor porque al producirla para realizar un trabajo, no la distribuimos uniformemente, invertimos una mínima cantidad para realizar el trabajo en el presente, la duplicamos para hacer cambios en el pasado y la triplicamos para conseguir transformaciones en el futuro. 
Pero la cantidad de energía que duplicamos y triplicamos y que invertimos erróneamente, al disiparla se transforma en agonía, ansiedad e inconformidad, por ende en amargura e infelicidad, y aunque aparentemente todavía estamos felices y encantados celebrando el cambio, como el niño con su muñeco nuevo que todavía no descubre que se trata de “Chucky, el muñeco diabólico”, tarde o temprano despertaremos a la verdad y ojala que tengamos aun la suficiente energía para sacudirnos. 


Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

martes, 16 de diciembre de 2014

¿A quien crees que engañas?

No cabe duda de nuestra sabiduría y cantidad de recursos para salir adelante en la vida. Tenemos dones específicos para lograrlo, aunque muchas veces nos cuesta encontrarlos, reconocerlos, aceptarlos, usarlos, ejercitarlos y desarrollarlos.
En ocasiones nos queremos pasar de listos y actuamos de manera errónea, queriendo imitar, y así de esa forma disimilar, encubrir o negar nuestra falta de entereza para actuar correctamente utilizando nuestros dones de forma sana, útil y fructífera, tanto para nuestro bienestar como para el de nuestros semejantes.
Pero en el fondo… ¿A quién queremos engañar con este proceder?
¿A quién le rendimos cuenta? ¿A nosotros mismos? ¿O a la fuente de poder que nos creó, nos alimenta y espera nuestro regreso triunfante a ella?




Definitivamente que los únicos engañados somos nosotros.
Los sin rostro, nadie sufrirá las consecuencias de nuestras acciones como lo haremos nosotros, pues somos los dañados emocionalmente hablando. Por miedo a revelar nuestra verdadera identidad, la perdemos y nos quedamos sin identidad propia, convertidos en juguetes de la ocasión. 


No aplacemos por más tiempo ese sueño, ese deseo interior de ser auténticos, dueños de nuestra existencia, sin tapujos, excusas, ni caretas, simplemente seamos el guionista, director y actor de nuestra obra de vida y también ¿por qué no? seamos el público que se va satisfecho con el espectáculo. 







La idea no es ser egoístas, si no hacer como el conejo Bus, que jugaba todas las bases y también era el pitcher, el bateador y el cátcher.





Aunque esto es solo caricatura, la realidad es que cuando de nosotros se trate no debemos dejar que nadie sea el protagonista de nuestra vida, los extra solo deben ser eso, extras y nosotros la figura central todo el tiempo. Ahora bien, cuando de la vida de los otros se trate, solo debemos ser extras, esto es esencial que no lo olvidemos, pues dejando de cumplir nuestro papel o tomando atribuciones que no nos corresponden los únicos perjudicados somos nosotros.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cada vez se dificulta mas

Por más que nos esforcemos en cambiar de actitud, en pensar en positivo y en crear y tomar iniciativas y medidas paliatorias, el problema persiste y se acentúa, cada vez se nos dificulta mas respirar, el aire puro escasea, los trabajos no son lo suficientemente remunerativos, uno solo no alcanza para vivir dignamente y a pesar de los avances tecnológicos, las cosas se nos complican más, nuestra existencia se ve en peligro, no gozamos de tranquilidad emocional ni espiritual, mucho menos física, las agresiones físicas y verbales se escuchan por doquier, la contaminación ambiental nos está consumiendo en vida y lo peor de todo, en la repartición de las riquezas, los derechos humanos de igualdad y respeto, son pisoteados a diario en todo el planeta.




Aun así, debemos seguir intentándolo, esforzándonos más para darle un giro a la historia mundial y sentar precedentes nunca vistos. La manera de hacerlo todavía está en proceso de estudio, pero tarde o temprano (ojala más temprano que tarde) daremos en el clavo, y cuando por fin consigamos descifrar la estrategia, no habrá vuelta atrás, se nos hará la luz en un abrir y cerrar de ojos, saldremos del dormitorio y conoceremos el resto de la casa, de esa maravillosa casa que nos está esperando con ansias de escuchar nuestras voces alegres y sonrientes, nuestros pasos que al unísono entonen un himno de gozo cuando correteemos felices por todas sus estancias, ansiosa de sentirnos dichosos, satisfechos y radiantes de felicidad, agradecidos de la vida que poseemos y poco a poco fuimos forjando en pos de un ideal común.  



Puede que estemos en el camino correcto, pero nos falta despojarnos de algunas cosas que nos impiden cargar otras que son imprescindibles para salir airosos del dormitorio.

Conocer el resto de la casa, abrir las puertas y ventanas, dejarlas bien abiertas para poder estar en contacto directo con el mundo que nos rodea y nos espera, es el verdadero tesoro.




Sé que encontraremos la forma de salir del cascarón en el que nos encerramos y al que alimentamos para endurecer y fortalecer su cubierta buscando seguridad y protección, pero imposibilitando cada vez más nuestra salida. Nos estamos aislando mas y mas físicamente, formando miles y miles de pequeñas islas, sufrimos una especie de big bang silente pero igual de expansivo y ni siquiera lo notamos, al contrario, nos creemos el cuento de que ahora estamos más comunicados y conectados que antes, cuando en realidad estamos más aislados y dispersos, desconectados de todo, ya que esa comunicación es virtual, engañosa y traicionera, no nos permite mirarnos cara a cara, sentirnos, tocarnos y ser auténticos, disfraza nuestro verdadero yo.

Decimos cantidades de mentiras y cumplidos para quedar bien y estamos sumergidos en las redes sociales, pero las relaciones virtuales son ficticias y falsas y jamás podrán ser reales y autenticas, lo falso nunca podrá ser verdadero, y aunque cada vez se nos dificulta mas, debemos seguir siendo entes físicos, no maquinas virtuales, ya que estamos hechos de materia orgánica, y por mucho poder mental que usemos y por muchas ganas que le pongamos al control del cuerpo a través de la mente, si no comemos morimos de hambre, aunque mentalmente devoremos el mejor de los manjares.




No nos resignemos a ser un ente productivo o un parásito del Estado, un producto de la mente, un número de cédula o ID, una dirección electrónica, una contraseña, un perfil,…, de hecho todos sabemos que somos mucho más que eso, somos seres maravillosos espiritual y materialmente hablando y con potencial suficiente para trascender y vivir más plenamente, tenemos inteligencia y poderes psíquicos y energéticos inigualables, además de una chispa divina llamada AMOR, capaz de encender la mayor oscuridad y darle luz al mundo que no se apaga por fuerte que sea la tempestad, solo se reduce un poco, descansa y se carga de energía, para renovarse con más ardor, brillo y esplendor.

Aunque cada vez se nos dificulte más por la fatiga, mantengamos esa llama ardiendo con la mayor nitidez posible.

                  
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/01/24/correo-los-lectores

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jueves, 4 de diciembre de 2014

Acróstico de "Diciembre"


Este mes y en especial esta época de fin de año, es muy apropiada para hacer lo siguiente:

Disipar un poco, Improvisar algo, Compartir ideas, Integrar a alguien, Evaluar posibilidades, Mentalizarnos en su desarrollo, Bendecir el proyecto, Reproducirlo con fe y Esperar buenos resultados.                                                                


           
                                                            
       Disipa                                                                             Improvisa
         Comparte
         Integra  
         Evalúa
         Mentalízate
         Bendice
         Reprodúcelo
       Espera



      

No olviden el ejercicio del HO,HO,HO,HO, que les compartí el año pasado y el slogan que dice:
“Que la navidad no te saque el jugo, sácale tú el jugo a la navidad”      

QUE TENGAN UNA FELIZ NAVIDAD Y UN 2015 PROMETEDOR Y CUMPLIDOR

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://issuu.com/elcaribe/docs/dn_20141227?e=1423128/3825453 

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miércoles, 3 de diciembre de 2014

No existe mucha diferencia

Hace mucho que no visitaba el zoológico y motivada por la menor de mis hijos y en su compañía, visitamos los animales y disfrutamos de la naturaleza y el sol. No puedo negar que aprecié la visita más que antes en el sentido de que pude ver las cosas desde otra perspectiva más adulta y más consciente de mi unidad y conexión con todo esto. El zoológico luce bien atendido y bastante mejorado, aunque extrañe no ver algunos animales como elefantes, jirafas y gorilas, ofrece un día excitante.


Como era de esperar pasamos buena parte de la visita observando a los tigres de bengala, mis preferidos, y aunque se pasaron la mayor parte del tiempo echados en la sombra, al final tuve la dicha de verlos pasearse, escucharles rugir y hasta posar ante las cámaras, fue muy gratificante ese tiempo que pase mirándolos.


    
Mi hija se atrevió a hacernos un selfie con “Silver”, se ve al fondo


Aunque reconozco el esfuerzo humano (logístico, ambiental, medico, directivo y económico) que se realiza a diario para mantener en buenas condiciones el parque, tanto el hábitat, el entorno, como a los animales, no pude evitar sentir su tristeza por lo limitados que están, lo privados de libertad que se encuentran todos, por más que se les quiera acomodar, estos animales no muestran señales de bríos, alegría, no juguetean ni corren, más bien se ven resignados, apagados, envejecidos. Carecen de los mejores atributos de su naturaleza intrínseca (su vivacidad y energía), parecen animales inertes, apáticos, haraganes y aburridos, como si estuvieran bajo el efecto de tranquilizantes, sin vida latente. A excepción del avestruz, que aunque muy por debajo de su capacidad, parece estar un poco más vivo que los demás, pues te sigue en el recorrido hasta donde puede, posa para las cámaras y te mira tratando de seducirte, como pidiéndote que lo ayudes a salir, que lo rescates.



Al ponerme en su lugar entendí su actitud, si te privan de tu libertad te queda muy poco por hacer, solo dejar pasar los días uno tras otro, quizás albergando la esperanza de nuevamente poder conquistar tu libertad perdida. Pero los animales no tienen esa esperanza, no hay forma de que piensen en ella, solo sienten un malestar que no entienden pues su naturaleza los llama aún hayan nacido en el zoológico, su conexión con el resto de su especie los mantiene en comunicación biológica, reconocen su cautiverio, su injusto encierro y su escasa libertad, presienten y pueden oler que ese no es su verdadero hábitat ni su naturaleza real.




Pero los humanos no somos ni actuamos muy distinto de esto, cada cual en su casa, en su poblado y ciudad, su nación y continente, en espacios reducidos, limitados, encerrados y cautivos de las leyes territoriales nacionales e internacionales. Cada país es un pequeño zoológico de seres humanos, las ciudades son los diferentes hábitats, nos agrupamos según nuestras características filosóficas, culturales, morales y económicas. Pasamos la mayor parte del tiempo echados en las sombras, ya sea en el trabajo o en la casa, nos han acomodado y no mostramos señales de bríos, alegría o satisfacción, no jugueteamos, ni corremos, estamos resignamos, apagados, envejecidos. Carecemos de los mejores atributos de nuestra naturaleza intrínseca, parecemos seres inertes, apáticos, haraganes y aburridos, como si estuviéramos bajo el efecto de tranquilizantes, sin vida latente, y para colmo estamos peor que el avestruz, pues no tenemos a quien tratar de seducir para que venga en nuestro auxilio.   
                  
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

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