miércoles, 3 de junio de 2015

¿A que vinimos, a dejar o a llevar?

Una de las cosas que más desea el ser humano es dejar huellas por donde pisa, excepto cuando hacemos lo indebido y no queremos ser descubiertos. En realidad muchas veces hasta nos obsesionamos y se convierte en nuestra razón de vivir el dejar algún indicio de nuestra existencia, algo que a nuestro entender sea la mejor muestra de lo que vivimos y vinimos a hacer aquí.

A pesar de que siempre se ha dicho que vinimos desnudos al mundo y no podemos llevarnos nada, por lo cual nos empeñamos en dejar algo nuestro, creo que esto solo se refiere a lo material, me parece que debe de ser a lo inverso, pues si estamos aquí para que nuestra alma se desarrolle y viva diferentes experiencias es porque en realidad nos llevamos algo, esas experiencias, esos aprendizajes y lo depositamos en algún lugar del universo, se dice que en la gran mente, nuestra fuente creadora, nuestro Dios.


Desde que arribamos al mundo no hacemos más que dar, lo primero que hacemos es dar gritos, perdón, debo irme más atrás. Desde que estamos en el vientre no hacemos más que dar, damos alegrías, tristezas, ilusiones, patadas, molestias, dolores y gozo, luego es que vienen los gritos, sonrisas, asombros, empuje y motivos para vivir y luchar, damos nuestra obediencia, nuestra colaboración, nuestro desempeño escolar, nuestra inocencia y candor, nuestro tiempo, nuestro germen de vida y nuestros descendientes, en fin siempre estamos dando, supongo que lo sabemos de sobra y es por eso que nos sentimos con derecho a pedir, le pedimos a Dios, a nuestros padres y familiares, a los amigos, al compañero, al jefe, al gobierno…

Entonces, ¿No creen ustedes que es justo que nos llevemos algo a cambio después de tanto dar? Pues yo lo creo así, por eso pienso que ya esta bueno de querer dejar algo que quede, pues nos vamos y todo se queda, dejamos huellas y nuestro sello personal por doquier, grabamos nuestro nombre en muchos corazones en el sendero recorrido y en este lugar las huellas son imborrables, están escritas con una sustancia especial llamada amor que mientras más queremos borrarlas más se acentúa 
¿Qué mas queremos dejar?, ya dejamos la vida y todo lo que encierra, al final este anhelo no es más que el deseo de inmortalizarse del fanfarrón interno. ¡Pero si somos inmortales! ¿Acaso no conocemos a Noé, Abraham, el homo sapiens y todos nuestros ancestros?, entonces dejamos o no dejamos huellas.

Con esta forma de pensar también aprovechamos para quitarnos de encima el deseo de tener, pues para poder dejar hay que tener, si te enfocas en llevar tienes que hacer espacio para el equipaje y soltar muchas cosas vanas, así que al menos yo desde este momento hago el cambio mental, ya di demasiado a todos los que conozco y conocí, llegó la hora de soltar y ponerme a trabajar en el regalo que me encomendaron, el que debo llevar. 




Para hacerlo debo convertirme en un sismo y sacudirme toda esa basura cósmica y terrenal, dejar de comportarme como un hoyo negro que todo lo acapara, o como un volcán que todo lo expulsa, ser como un sismo que se libera de cargas inútiles, luego hace varias sacudidas más y se acomoda, se aquieta. Luego con lo que me quede, cual si fuere una ostra, crear esa hermosa perla que me encargaron hacer, y cuidarla celosamente hasta que la pueda entregar.  




Soltemos ya ese deseo de dejar y empecemos a sentir el deseo de llevarnos algo importante, una sabiduría mayor, algo que enriquezca a la gran mente, empieza a pensar que quieres llevarle de regalo, que crees que pueda estar necesitando que te envió precisamente a ti a buscarlo.


Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/06/30/correo-los-lectores

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