miércoles, 18 de febrero de 2015

Caprichos y realidades

La siguiente frase que aparece como anónima o cuyo autor desconozco, me motivó a escribir esta entrada y es propicia ya que justamente hoy muchas religiones del mundo celebran el inicio de la cuaresma, tiempo de purificación y limpieza espiritual.

“No te empeñes en ser conocido, sino en ser alguien que merezca la pena conocer”  (Anónimo)

Empeñarse en ser conocido, no viene a ser otra cosa que un capricho, una necesidad del ego, que es el rey de los caprichosos. Ser alguien que merezca la pena conocer debe ser nuestra realidad absoluta, estamos capacitados tanto externa como internamente para que esta realidad se cumpla.
Los humanos somos una verdadera e inigualable obra de arte, la máxima expresión de la perfección de la creación, un claro espejo para reflejar la belleza divina y suprema de la creación, contamos con increíbles dotes físicos, y con sublimes dotes espirituales, sentimientos y emociones, con atributos únicos, como la capacidad de desarrollar una personalidad que nos haga ser alguien imperdible de conocer. Claro está, que para que esto último suceda, debemos estar en sintonía y armonía con nuestra naturaleza divina, debemos mantener nuestro equilibrio interior para que ningún suceso externo nos altere y actuar de manera natural, sencilla y amorosa.


Todos los seres vivos estamos dotados de alguna especie de inteligencia que nos incentiva a seguir con vida y nos hace capaces de tomar todas las medidas necesarias para lograrlo, esto ocurre tanto en el reino mineral, vegetal como el animal, en este ultimo reino, el hombre tiene la supremacía, porque además de contar con esa inteligencia, tiene otro tipo de inteligencia superior que le ha permitido un alto desarrollo de su capacidad, y que hace unas tres décadas ha afianzado de manera extraordinaria y exitosa.

Esto lo ha llevado a actuar de forma tan extraña que ha llegado a creer que es su propio creador y como tal tiene el control de todo y no es así, es mas lo que desconoce e ignora acerca del universo, la tierra y sus entrañas y hasta de sí mismo que lo que conoce. Aunque se puede decir que lo que mejor conoce son sus propias entrañas, le falta mucho por saber y entender de su ente físico y mental y ni hablar del espiritual, es el más complejo y simple a la vez.

Olvida los caprichos y presta atención a las realidades, son tan poderosas que incluso terminan complaciendo los caprichos olvidados. Así que nunca te empeñes en ser conocido, sino en ser alguien que merezca la pena conocer, no por tu fama, dinero o poder, ni por como luces o aparentas (tus atributos externos y caprichosos), sino mas bien, por cómo piensas y tratas a los demás, por cómo sientes y cuanto amas y respetas la naturaleza y la vida (tus atributos internos y reales) y es seguro que al final todos terminarán conociéndote, un buen ejemplo es Jesús de Nazaret, la Madre Teresa de Calcuta y mas recientemente, el Papa Francisco. 


Que todos quieran conocerte por la nobleza de tu corazón.  

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/05/29/correo-los-lectores

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