miércoles, 31 de mayo de 2017

Hay días...

La vida se compone de una sumatoria de momentos, y desde que se separó la luz de la oscuridad, se compone de una sumatoria de días y noches. 
Al menos es así como lo ha identificado el hombre y lo ha hecho constar, y supongo que para el resto del reino animal, incluso el vegetal y quién sabe si también el mineral, se compone de actividad y descanso. 

La mayoría es activa con la luz solar y descansa en la oscuridad. La minoría, como los murciélagos, y algunos trabajos degenerativos creados por la ambición y el desenfreno humano (como el de las grandes industrias y la de guardián nocturno entre otros), es activa en la oscuridad y descansa bajo la luz solar. Pero sin lugar a dudas cada día trae su propio afán, no existen dos días iguales por más que se parezcan.

Hay toda una amalgama de días: felices, alegres, importantes, dolorosos, tristes, activos, comunes, rutinarios…, y  días perezosos, en que el ánimo se niega a formar parte de él, por más que insistamos, este no llega a hacer aparición, y esto no necesariamente nos empuja a catalogarlo como un mal día. Para esos días podría haber solución, pero lo primero es identificar bien el problema y su procedencia, me explico…

Por ejemplo:

* Pudiera ser que sea el cuerpo el que este necesitando descanso, si es así la única forma de que el ánimo aparezca de nuevo es complaciéndolo, y dándole ese merecido, necesario y gratificante descanso. El cuerpo suele ser bien agradecido y en caso de que sea eso y lo complazcas, lo comprobarás.


* También existe la posibilidad de que el cuerpo este descansado y sigamos desanimados, probablemente la que necesita descanso es la mente, que aparentemente no para de trabajar, creando ideas en el día y creando sueños en la noche.




Para este caso, existen muchas maneras de darle descanso a la mente: ir de paseo por la naturaleza y detenerse a contemplar y admirar el paisaje entregándose al momento presente, al aquí y ahora y disfrutar de su placentera quietud. Podemos ir a respirar aire puro de montañas y ríos y no darle motivos para trabajar. Para los que gustan de practicar los ejercicios espirituales como la meditación y los mantras, eso podría ser una buena opción. Hacer deportes o ejercicios y rutinas sencillas como caminar por el parque, el bosque o la playa en completa libertad de pensamientos, en la simple contemplación y la propia observación. Practicar las artes marciales, el yoga… Para el gusto los colores y para la diversidad las opciones.

* Pero otra opción es que estando el cuerpo y la mente descansados, el cansancio o desanimo sea almico, y si es el Alma la que necesita descanso, hay que dárselo con urgencia, ya que ella es el enlace entre lo físico (el cuerpo y la mente), el vehículo material  y tangible, y lo abstracto (el Espíritu y el Ser que nos habita), que no es otra cosa que el potenciador de la consciencia y la inteligencia superior que somos, la energía de vida que surge y resurge (nace y renace), cambia y se transforma, y a la vez transforma todo lo que vive a través de ella por los confines del Universo por los siglos de los siglos, por la eternidad.


Para descansar el alma lo mejor es liberar esas cargas energéticas estancadas, hacer revisión y limpieza de esas emociones contenidas y reprimidas que taponan la libre circulación de energías y el filtro que las mantiene limpias y descongestionadas.
¿Cómo?, sumamente sencillo, retroceda un par de horas, días, o semanas, haga memoria de los sucesos anteriores, buscando el momento exacto en que cambió el sentido de su vida y apareció el paulatino cansancio, desanimo o hastío que le siguió, ahí encontrará la causa. Obsérvela, analícela, abrácela, tráguesela y digiérala o solo expúlsela fuera, limpie y descongestione sus intestinos emocionales, viértala donde no le cause ningún daño a nadie y mucho menos a usted, y el Alma estará como nueva.

* Pero mas allá de estos tipos de desanimo o cansancio, hay un desanimo que sobrepasa todo entendimiento y no hay forma de contrarrestar, solo darle un tiempo prudente y esperar, se irá por sí solo. Este desanimo es debido a una actualización momentánea, un cambio de enchufe o de chip, en la conexión que existe entre el Espíritu, el Ser poderoso que nos genera las energías y que nos permite ser, y  La Fuente o Consciencia Superior que somos, que nos suple esas energías para poder ser. 

O sea, que esta falta de ánimo se debe a que permanecemos desconectados por un espacio generalmente breve de tiempo, de la Fuente y como no supimos ahorrar energías para cuando tocara hacer esa actualización, nos quedamos literalmente sin baterías.


Para este proceso de transición, lo mejor es no agotar las escasas energías que nos puedan quedar andando de aquí para allá, de medico en medico, de intento en intento por tratar de resolver una situación que no tiene otra solución que pacientemente esperar y guardar las escasas reservas, ya que al estar tratando de usar esa conexión y no estar habilitada aún, no le permitimos hacer su proceso normal de actualización y la retrasamos. Cada vez que hacemos el intento ella se resetea de nuevo y cada intento nos da “error”, una y otra vez se queda en ese mismo bucle, ella tratando de volvernos a enchufar, y nosotros intentando conectarnos, como cuando el internet no nos quiere funcionar y lo apagamos y prendemos repetidas veces sin darle tiempo a hacer las actualizaciones de lugar desde la matriz suplidora. 

Para estos casos solo la PACIENCIA (la apacible espera) y la FE (la seguridad de lo que no se ve pero en lo que se confía), funcionan. 

Recuerden amigos lectores, hay días usuales, hay días inusuales y hay días..., que no debiéramos nunca usar, solo dejarlos pasar, para que no se conviertan en ¡Ay..., días!

En resumen
“Cuando las cosas te resulten fáciles, tómalas con facilidad, y cuando te resulten difíciles, tómalas con pausa, despacio…, para que puedas asimilarlas y verlas con facilidad, pero cuando te resulten imposibles de lidiar, simplemente ¡suéltalas!, déjalas ser y las veras pasar sin desmayar”.

Para terminar les dejo esta hermosa canción de Silvio Rodríguez



I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2017/07/10/hay-dias 

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