lunes, 22 de enero de 2018

Nuevos comienzos

Gentiles amigos, el final de año marcó una pausa virtual que lejos de ser preocupante o nostálgica, me ha dejado más bien sorprendida, pues me creía tan absorbida por estos menesteres blogueros y googleros que pensé que el hecho de no disponer del tiempo acostumbrado, y que consideraba prudente, para no caer en la dependencia de esta red, me causaría cierta contrariedad o complejo de culpa por mi ausencia y falta de condescendencia con los compañeros y amigos con los que acostumbro a interactuar y compartir en estos predios. 


Lejos de eso, y perdonen si se sienten algo desconsiderados, he estado tan tranquila y despejada que me ha encantado este descubrimiento, todavía soy una mujer libre de los efectos nocivos de la tecnología moderna, su dependencia y adicción. 

Esto lo expreso sintiendo respeto, cariño, agradecimiento y admiración por ustedes, que  han sido más que solidarios compañeros, amigos sinceros. Y algunos incluso me son tan entrañables que juraría que nos han unido lazos de sangre, o de amor y afectos muy especiales en alguna vida anterior. Lo cual me hace sentirlos cercanos a pesar de no frecuentar la red, los llevo en mis pensamientos y a unos cuantos en un lugar muy especial en mi corazón.

Mis andanzas blogueras me han hecho crecer y adentrarme en un mundo más amplio de afectos y aprendizajes, me han hecho salir de mi zona familiar y segura de confort emocional, y abarcar otros corazones distantes, a los que quizás temía acercarme o abrirles un espacio en el mío. 

Lo cierto es que cuando te sientes cercano físicamente a alguien, te conectas directamente con esa persona de forma material, interactúas de tu a tu. Cuando te sientes atraído por hilos sensitivos y emocionales, no necesariamente físicos, te conectas por lazos de afecto invisibles o intangibles, que bien puedes exteriorizar o reservártelos y guardártelos muy dentro de ti. 


Pero cuando te sientes atraído energéticamente hacia alguien, es inevitable que te conectes telepática y espiritualmente a ese alguien, la interacción se efectúa aun inconscientemente, pero tarde o temprano se te revela y la sientes cada vez más genuina y afectiva.

Créanme cuando les digo que los extrañé, a las musas y a ustedes, es difícil no hacerlo entre tantas demostraciones de afecto y solidaridad, y tantas satisfacciones y aprendizajes recibidos a través del blog. Pero también créanme cuando les digo que cada uno de nosotros aunque aparentemente esté librando su propia batalla, solo es parte de una gran alegría encubierta, de un hermoso lienzo que servirá de sostén para el propósito existencial del colectivo universal.


Esta realidad hace que te descubras nuevamente, te sientas renacido, mas auténtico, más humano pero a la vez mas espiritual, te sientas armonizado con todo lo que te rodea, lo sientes parte intrínseca de ti, lo valoras, lo comprendes, lo amas, y lo integras a ese todo que sabes y reconoces ser. Es como si ese sentirte fragmentado se disolviera en ese fluir que es el común denominador de la vida, esa respiración que es la vida misma, en presencia, en libertad y en esencia.

Cada paso, latido, gesto, palabra, suspiro… Cada forma energética, cada hálito de vida, cada ente o Ser, ya sea palpable, etéreo o inadmisible, está motivado o motorizado por una causa, por un impulso que mayormente se recibe desde el centro existencial del todo, el cual está unido al centro de nuestro Ser. Y se desplaza desde nuestra consciencia hacia esa consciencia universal, que se alimenta de vibraciones energéticas armónicas que viajan a través de un hilo conductor, por un mar de materia oscura (o invisible a nuestros ojos en este plano físico), el cual está conformado por un sinfín de equilibradas mareas y suaves oleajes de amor existencial.   


Con cada amanecer empieza un nuevo día, la oportunidad de un nuevo comienzo. Ya sea que hagas pausas o no, cada acción genera una nueva reacción, y cada impulso recibido desprende millones de nuevas moléculas de energía, bien definidas y debidamente acopladas y sintonizadas con el universo. 

Nuevos comienzos requieren apertura mental, sensorial, emocional y sobre todo, consciencia consciente. Cada reto es un nuevo comienzo y cada logro engendra un nuevo reto, y si este ciclo se repite con consciencia despierta, no hay forma de estancarse, solo de renovarse, reconocerse y avanzar, o sea, de transformarse y evolucionar.  

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

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