martes, 11 de febrero de 2014

Nos están bombardeando

¿Sera posible la vida dentro de diez o veinte años de seguir con este continuo y constante bombardeo?
Al menos la vida como la conocíamos hasta hace poco, me temo que no será posible.

  



La industria farmacéutica en combinación con las investigaciones científicas medicas, después de llevar muchas décadas diciéndonos que es necesario vacunarnos para no contraer ciertas enfermedades, para lo cual debemos inyectarnos el virus que la produce y que tememos adquirir, complementó esta campaña de vacunación  esparciendo en el ambiente los virus creados y desarrollados en los laboratorios, regaron la voz de que andaban tales o cuales virus peligrosos y ahora se pueden dormir en sus laureles, ya que lo último en la revolución farmacéutica consiste en solo regar la voz de que anda un virus, ya no necesitan crearlo y desarrollarlo, con solo decir que está circulando en el ambiente basta. Poco a poco fueron condicionándonos para ese logro de hoy día.

Tan pronto alguien comenta sobre el virus y sus síntomas, la gente empieza a asimilarlo mentalmente, se enfoca en él y definitivamente lo crea y lo esparce misteriosamente sobre los demás, esto funciona al igual que el miedo o pánico, se contagia y se pierde el control mental, la sensatez y el uso de la lógica y el sentido común. Aunque no quieras empiezas a sentirte los síntomas “ficticios” y terminas acudiendo al médico y ¡Zas!, caíste en la trampa mortal, ya que el trabajo de la mayoría de los médicos actuales es enfermarte si estas sano y mantenerte enfermo si ya lo estas. No quiero ofender a nadie, hay sus excepciones como en todo, pero lamentablemente cada vez son menos, esto también es contagioso.

No olvidemos que somos simples mortales, y que tarde o temprano moriremos de una cosa o de otra, no veo la razón para acelerar o complicar ese proceso que por más que quieras evitarlo, no lo conseguirás. No te conviertas en parte del juego del mayor emporio económico mundial, “la industria farmacéutica”, tu complicidad les deja millones y millones de dólares diarios, ya que la mayoría de las personas están psíquicamente enfermas, clínicamente enfermas, y por ende físicamente enfermas y buscan desesperadamente la salud y la eterna juventud, pero cerebralmente ya no son más que momias vivientes, de medico en medico, de estudio en estudio, de medicamento en medicamento, de dieta en dieta, de gimnasio en terapias de salud, y obviamente los que pueden darse ese lujo, de cirugía en cirugía.

 


Actualmente nos están bombardeando pero ya sin bombas, no las necesitan, las instalaron hace años en nuestro cerebro y solo tienen que pulsar una tecla para activarla y ponerla a funcionar, el tiempo de detonación queda a nuestra entera decisión dependiendo de lo condicionado, llevadero y crédulo que seamos. El método usado fue tan sofisticado y tan maquiavélicamente perpetrado, que se ocuparon hasta de instalarnos la culpa a nosotros mismos, ya que no hay cuerpo del delito, la explosión no es más que fruto de nuestra negligencia y falta de voluntad y amor propio, nos dejamos morir por flojos y débiles.


¡Caray! Esto sí que es preocupante, asqueante e inhumano, nos han moldeado de tal forma que es muy difícil romper el molde, y si lo haces, te tildan de retrógrado, excéntrico, pesimista, loco, exagerado, psicótico y neurótico, por no decir de una vez por todas que te tildan de persona no grata y altamente peligrosa para la sociedad.




Las bombas están en nuestro cerebro y podemos controlarlas nosotros mismos si despertamos a la realidad, desactivémosla ya, son como un boomerang, al hacerlo volverán a su lugar de origen y es allí donde deben detonar y erradicar de una vez por todas tanta maldad.

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2014/11/19/correo-los-lectores


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