domingo, 20 de octubre de 2019

La insólita desidia

Cada día que abrimos los ojos y nos damos cuenta de que aún estamos vivos, es un mágico milagro de la existencia misma. 



El hecho de haberle ganado la partida a la muerte el día anterior, es motivo de celebración interior, y no porque sea malo o trágico morir, más bien es todo lo contrario, es una especie de liberación y celebración; siempre y cuando hayamos cumplido nuestra misión. Si no es así, entonces, sí que es una lamentable tragedia, pues eso de repetir experiencias por no haber sabido enfrentar las pasadas, no es para nada agradable, es una clara razón para experimentar esa desidia ante lo venidero.

Dicen que la costumbre hace ley, que la monotonía es el peor enemigo de la alegría, que incluso hasta la belleza y la felicidad cansan. Nos hastíanos con facilidad de las cosas cotidianas, las damos por sentadas y terminamos omitiéndolas de nuestro estado de alerta.

¿Será por eso que nunca estamos conformes con nuestra vida y continuamos buscando y explorando otros mundos, otros planos existenciales, otras galaxias y otras vidas?
Siempre vamos por más, por cosas diferentes y nuevas: otros trabajos, otros amigos, otros países, otros sentimientos..., en fin, otras experiencias existenciales. 

Para una persona activa, animosa y con metas claras, sentir desidia es algo muy poco común, algo insólito, pero a veces sucede. Ya sea por una razón ajena a su estado de conciencia, o por razones intrínsecas a su personalidad, se cansa de alcanzar logros, de ser laureada, de tener que fijarse metas y comprometerse más de lo deseado a cumplirlas.


La familia (la pareja y los hijos) se quiere más que nada, pero también se descuida más que todo, damos ese amor por sentado y a buen resguardo, lo etiquetamos como un logro más alcanzado, y olvidamos regarlo a diario. Y si sentimos una fuerte demanda por parte de ellos, terminamos por aborrecerlos, aunque sea un sentimiento pasajero, los vemos como un obstáculo para seguir avanzando y probar cosas nuevas, como cadenas que nos sujetan y nos esclavizan. Eso mismo nos ocurre con nuestros padres cuando somos adolescentes y muy jóvenes, son una verdadera molestia para muchos, son el enorme muro a derrumbar.

Por eso, si te visita la desidia, déjala pasar y entrar, conversa con ella, descansa en su respiración perezosa, pero no la acomodes mucho, no vaya a ser que se quiera quedar. Luego de un tiempo prudente, más bien cortito, persuádela para que siga su camino, y hazle saber que si alguna vez la necesitas, la volverás a recibir con amabilidad, pero siempre de paso.

Para una persona poco activa, perezosa y carente de objetivos, sentir desidia es algo muy común, algo estacionario, la desidia se convierte en su mantra.  Ya sea por una razón ajena a su estado de conciencia, o por razones intrínsecas a su personalidad, nada le motiva, fijarse metas y comprometerse, no está en sus registros.


Nada es tan negativo, como para que no podamos encender la lámpara del corazón, ni nada es tan positivo, como para que no podamos apagar la lámpara de la razón. Nunca son tantos los electrones dentro de un mismo átomo como para que no haya protones, y esto también ocurre a la inversa, y cuando ambos se igualan en cantidad, sencillamente no hay carga eléctrica, está descargado.
Eso mismo nos ocurre a nosotros cuando nos visita la desidia, estamos en modo neutro, descargados, así que necesitamos darnos un tiempo de reposo para reacomodarnos y reactivarnos, y que esos electrones y protones, se superen unos a otros para recargarnos.
Esto se consigue experimentando esas cosas nuevas, dejando a un lado la monotonía, como dicen los que practican deportes extremos, dándose un subión de adrenalina pura. 

Por suerte, la vida se encarga de sacudirnos, de abrirnos los ojos y ayudarnos a despertar, aunque no siempre lo conseguimos a tiempo, muchas veces se nos hace tarde para entender la magia de la vida, y recuperar la sabiduría perdida.
Dicen que no hay dos sin tres, por algo será, o que la tercera es la vencida, y siempre se acostumbra a contar hasta tres, antes de tomar cualquier acción riesgosa.
Y vivir a toda capacidad, es la más atrevida y riesgosa de las acciones.

¿Contamos? Uno, dos y...
P.D. Les dejo el enlace de una vieja entrada “Hay días...”, que se relaciona mucho con el tema.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/05/09/la-insolita-desidia/

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

18 comentarios:

  1. Me has fascinado Tu lectura ágil intensamente profunda me ha llevado a pensar en lo que escribes
    Un abrazo desde Miami

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. RECOMENZAR, muchas gracias por la visita y las palabras.

      Un abrazo desde esta belleza de isla en el caribe.

      Borrar

  2. Cierto que la monotonía conduce a la tristeza o se acerca mucho a ella. Generalmente nos gusta experimentar cambios y novedades en nuestra existencia, digamos que esos ciclos vitales por los que transcurren nuestras vidas, han acabado por acostumbrarnos a los cambios y novedades, en esto pienso que radica esa idea negativa de la monotonía.

    Como seres propensos a la evolución, aunque también hay etapas de la humanidad donde por el contrario, se produce la involución, esto último me lleva a afirmar, que nos hallamos ahora muy cerca de ello, puesto que progresivamente vamos siendo cada vez más inconscientes de lo que realmente somos y nuestro apego material va aumentando e idiotizando a las personas, por lo que se nos hace cuesta arriba cortar de raíz esa alienante desconexión con nosotros mismos y lo que realmente Somos. Todo esto lo digo porque si de verdad estuviéramos conectados al Ser divino que Somos, como las civilizaciones que nos precedieron en los inicios de los tiempos, tendríamos muy claro este aprendizaje que hoy nos compartes, querida amiga I. Harolinas, estupendamente desarrollado.

    También me ha gustado tu anterior entrada que nos comentas al final, es decir esos cambios de humor que experimentamos cuando las cosas que nos pasan no las sabemos "reciclar" o liberar esas energías estancadas.

    En fin, me ha encantado reflexionar contigo y comentarte lo que mi espíritu me dicta.

    Un gran abrazo y todo mi apoyo pariendo felicidad auténtica.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Estrella, muy agradecida de este enriquecedor comentario, sin dudas tu presencia engrande el valor reflexivo y literario de este blog, algo que mi Ser celebra y no deja de agradecer.

      Me han parecido muy acertadas tus palabras, y la percepción que tienes del tema desarrollado. Uno piensa y cree que está avanzando, pero por la forma de comportarnos parece que vamos para atrás. Quiero pensar que es porque estamos buscando el punto donde tomamos el camino incorrecto, para a partir de ahí, hacer un giro y tomar el camino adecuado, ese que nos llevará por un mejor sendero, donde primen el amor, la consideración, el respeto y esa serenidad tan necesaria para la buena salud emocional, física y espiritual.

      Gracias también por leer la otra entrada que señalo, valoro tu aporte sobre ella.

      Un lujo contar contigo querida Estrella. Abrazos cálidos a tu maravillloso Ser.

      Borrar
  3. Hola querida Idalia.

    En tus primeros párrafos me has recordado una secuencia de uno de los personajillos de Inside Out. Concretamente de "Miedo" cuando dice algo así como: "Hoy hemos pasado el día. Y no nos hemos muerto" ja, ja, ja. Al final somos seres emocionales y la desidia, apatía, el miedo o por el contrario las ganas de hacer muchas cosas a la vez demuestran la variabilidad del comportamiento humano.

    Muy buena reflexión; siempre un gusto leerte!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Miguel, siempre me alegran tus visitas, y tus comentarios los espero con impaciencia, ya que eres muy objetivo y puntual, y eso es de apreciar y valorar, además tienes una chispa genial y muy buenas vibras, hacen que este espacio rejuvenezca.

      Gracias por ese detalle que resaltas y te recordó tan hermosa pelicula, y como bien expresas, sobre todo somos seres emocionales y esas emociones queramos o no, ejercen mucha influencia en nuestro estado de ánimo, por eso es tan fluctuante.

      Un placer leerte aqui en este espacio con influencias extraterrestres, ja, ja. !Abrazos!

      Borrar
  4. De nuevo en tu casa de visita, querida Harolina, y feliz de encontrar la puerta abierta :)

    Todo tu post me ha encantado, lo he encontrado inspirador y me ha hecho pensar, pero hay una parte que realmente me ha "sacudido", que me ha impresionado. Ha sido esa en la que aceptas temporalmente a la desidia, conversas con ella, tratas de entenderla incluso y después la dejas ir. El término desidia en sí mismo ya es negativo y todos tendemos a evitarla a toda costa, pero nunca se me hubiera ocurrido tratar de ser amable con ella. Supongo que eso es pura sabiduría: ¿para qué pelear si podemos conseguir lo que deseamos, que ella desaparezca, por las buenas? Eres sabia, mi querida amiga, no hay duda de ello.

    Yo, por mi parte, procuro no dejarme vencer por ella. A veces tengo tentaciones, lo reconozco, pero enseguida encuentro nuevas ilusiones que me motivan, nuevos frentes en los que poder aprender y desarrollarme como ser humano.

    Un verdadero placer volver a leerte. Te dejo un abrazo muy cariñoso.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. !Julia! que linda sorpresa tenerte de nuevo por aquí, si que te extraba y esos fabulosos comentarios que son para mi un gusto leerlos.

      Sabes amiga identificando desde luego a la desidia como dejadez, desgano o inercia, a veces me resulta inevitable no sentirla, hay ocasiones en que no quiero ni siquiera hablar o que me hablen, días en que necesito silencio y ese reposo de la vida, es como si tuviera necesidad de detenerlo todo y parar hasta de pensar, pues bien, recibo esa necesidad como algo beneficioso, no como algo negativo y la dejo ser.

      Las personas hiperactivas no paran de moverse y hacer cosas, así es como funcionan bien, otras son todo lo contrario, son la lentitud personificada, les pesa la vida, ja, ja.
      Yo me definiría más cercana a la hiperactividad, pero con episodios de pereza. Aunque mis hijos dicen que no paro, que cuando no tengo que hacer invento algo, la cosa es que no puedo estar echada no más por mucho tiempo, porque como dices hay sus tentaciones, pero viene bien a veces ser perezosos y solo tumbarse sin ganas de nada, es una buena manera de recargarse, al menos a mi me funciona bien, en pocos días retomo mi ritmo.

      La desidia no me deja resaca, mas bien me sirve de suero vitaminico, cuando la despido tengo más bríos de lo normal.

      Un gusto verte de visita en esta casa que tambien es tu casa amiga.

      Te envio un fuerte abrazo y la alegría de verte de vuelta en la web.

      Borrar
  5. Querida Harolina, la verdad es que yo creo que la monotonía en sí misma no existe, quiero decir que es una manera de enfocar el día a día. No hay un día igual a otro por mucho que digamos que sí. Dentro de las actividades que tengamos que hacer, siempre las mismas, nunca son iguales siempre hay hechos cosas que nos pasan desapercibidas y en las que no reparamos que las convierten en novedades. Si nos fijamos con atención al acabar el día y hacemos recuento de la jornada podemos darnos cuenta de los ingredientes nuevos que se han introducido en nuestro quehacer. Si pensamos en la monotonía como algo negativo entramos en el hastío y esa insatisfacción por todo lo que hagamos. Es bueno hacer o ir en busca de cosas que nos satisfagan pero si pensamos en ello y tú ya bien lo apuntas en el texto, todo los logros se acaban convirtiendo en rutinarios y dejan de interesar. Creo que en cada fase vital se tienen motivaciones y metas diferentes y llegados a una etapa en que se ha recorrido un largo camino es importante estar en equilibrio y en paz con nosotros mismos y con la vida y hacer lo que nos apetece sin más.
    Como de costumbre nos dejas un gran texto sobre el que reflexionar y del que aprender.
    Un abrazo inmenso a tu bello Ser con todo mi cariño y agradecimiento por todo lo que me aportas para seguir avanzando.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Marina, que buen analisis haces del tema, la verdad es que lo que dices de la monotonía, tiene sentido, desde luego que no hay dos días iguales, es el tedio que sentimos por acostumbramos a llevar la misma rutina diaria, que nos hace llegar a aborrecer lo que hacemos, si no hay un ingrediente nuevo que sacuda nuestro cerebro, y al final del día solo hubieron cambios de poca monta que nos pasaron desapercibidos, entonces fue un día monótono.

      Te pondré el ejemplo del río, siempre lleva nuevas aguas, pero su movimiento sigue siendo el mismo, salvo los tiempos de tormenta y crecidas, o sea, que viendolo así, el río resulta monótono.
      Te pondré otro ejemplo, cuando vas de visita a la casa de alguien, o a algún lugar diferente, ves todo el encanto que posee, y quedas fascinada, pero los que son de ahí, no dan crédito a tus palabras, están tan acostumbrados al lugar que ya no ven mas que tedio a su alrededor y no perciben la belleza del día a día.

      Lamentablemente eso nos pasa a todos, con escasas excepciones. Como dice el viejo refrán: "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde".

      Gracias por las huellas tan interesantes que dejas querida. Abrazos del corazón.

      P.D. te debo una respuesta sobre el despertar, no lo he olvidado, en estos días está de visita la desidía. ¿Por qué crees que las musas decidieron hablar de ella? ja, ja.

      Borrar
    2. jajaj!! Bueno, seguro que la desidia te visitó de forma breve y pronto se irá de tu hogar.
      Volviendo al tema de la monotonía, la palabra ya en sí no es nada agradable jajaj y la desidia no es más hermosa pero bueno, cuando se presentan pues dejarlas entrar y que pasen. A veces también está va bien pararse y recrearse en ese estado de "no hacer", claro que sin dejar que ese estado se mantenga más de la cuenta.
      Abrazo enorme, alma bella.

      Borrar
  6. Hola, Harolian.
    Es verdad que la monotonía desgasta y a la larga produce tristeza o apatía, uno necesita alicientes para continuar, para encontrar sentido a la vida. Nadie puede ser feliz o intentar serlo recorriendo diariamente los mismos pasos, es como si algo fallara, no tuviera sentido. Por eso ya que la vida en sí es bastante rutinaria, hay que encontrar puntos que nos hagan rozar la felicidad, que nos hagan sentir más completos.
    Sobre que damos por hecho el afecto a los demás, es cierto. A veces uno no se da cuenta que solo por pensar o querer a alguien este tiene que saberlo, también se necesitan demostraciones. El cariño y afecto en este caso son esenciales.
    Aunque también creo que con los años uno se acomoda, la practicidad puede verse concebida como seguridad. Y nada lo es.
    Muy buena entrada, para pensar y darse cuenta en qué punto nos encontramos.
    Un beso, y feliz fin de semana.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. !Hola Irene! Tu comentario está expuesto con mucha claridad de pensamiento y has abordado el tema con acierto y palabras reflexivas y concientizadoras, haciendo énfasis en esos puntos de mayor interés.

      Y como bien dices al final, no hay nada seguro por mucho que lo parezca.

      Gracias por tus bellas huellas. Que tambien disfrutes el fin de semana.

      Borrar
  7. ¡Hola, Harolina! Ni te imaginas cómo de identificado me he sentido con tu reflexión. Tanto en la vertiente hiperactiva, como en la desidia. A veces intentamos volar, sin comprobar si nuestras alas están preparadas; a veces tendemos a imaginar metas tan altas pero de la misma forma obviamos las renuncias que ello implica. Quizá es en ese momento cuando nos llega la desidia, cuando de repente nos damos cuenta de los obstáculos, de las responsabilidades "mundanas" que no podemos dejar de atender. Y llega la frustración, y luego la desidia...
    Pero la desidia es algo necesario también o, mejor dicho, darnos cuenta de que hemos caído en ella. De ello me di cuenta cumplidos los 40, y esa fue una de las razones por las que comencé a escribir.
    Sabía reflexión que me guardo como antídoto para esos ambos estados de ánimo. Un fuerte abrazo... y gracias.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. !Hola David! Que obsequio me has hecho con tu comentario, lleno de palabras sinceras y con una muy valiosa retroalimentación.

      Tambien empecé a escribir como una necesidad del alma a los 39 (hacen ya 20 años de eso), ahi es cuando empecé a darle forma a mi primer libro, luego vinieron los otros tres, hasta que un día entré a un tutorial de blogger, y me hice el blog hace ya seis años, a partir de ahi todo ha sido un verdadero aprendizaje y un cambio muy positivo de vida.

      Gracias por las palabras y la generosidad de las mismas. Me alegra mucho que te haya servido esta reflexión.

      Que pases bien el resto del fin de semana.

      Borrar
  8. Una entrada llena de veracidad y experiencia vivida, Harolina.
    A veces resulta difícil identificar la desidia y es, creo, que esta se camufla de otras sensaciones emociones sentimientos, tales como la depresión, el estrés... o bien llamada rutina la cual te abruma sin saber por qué. Estoy contigo, amiga, en que, a la desidia al igual que a otros estados los tenemos (primero que identificar,) luego; descansar sobre ellos y observar. Estar atentos a su natural fluir que nos acontece en equis momentos.

    Bueno, mi querida amiga, un placer pasearme por tus letras y estar a través de ellas contigo.

    Un abrazo agradecido, y buen fin de semana.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola querida amiga, gracias por sacar de tu preciado tiempo y pasarte, algo que sabes valoro mucho, al igual que esas sabias huellas que siempre dejas en tus visitas.

      Mila has resaltado algo muy importante, y es la dificultad de identificar la desidia, la confundimos con otros estados de ánimo parecidos, pero definitivamente diferentes.

      Gracias del alma, te envio un fuerte abrazo y mi cariño sincero.

      Borrar
  9. Creo como tú que es necesario, de cuando en vez, levantar el pie del acelerador. El modo de vida actual nos lleva a una vorágine de la que es difícil escapar y eses períodos de menor actividad son como una cura de reposo.
    Buen fin de semana!

    ResponderBorrar

VALORAMOS Y AGRADECEMOS TUS HUELLAS.