Alcanza lo inalcanzable

Algunas veces, las imágenes que encuentro en la web, tienen ese poder de atracción que me resulta difícil dejarlas ir, enseguida las descargo y las copio en mi plantilla de word donde creo las entradas, lo siguiente es permitir que fluyan las ideas para desarrollar la idea central que provocó dicha imagen, y crear una reflexión acorde con lo ya presentado en el conjunto (imagen e idea).

Una de las cosas que mejor me funcionan cuando la reflexión es a partir de una imagen, y eso sin proponérmelo, es que dicha imagen se me queda grabada, y empieza a presentárseme con frecuencia, y a darme palabras que se van mezclando, se convierten en párrafos y cuando menos lo espero, hay una reflexión construida, con una idea central y unos bordes que le van dando forma.
Mayormente creo primero las reflexiones y luego  busco imágenes que le vayan a lo escrito, cosa que me lleva más tiempo que la misma escritura, pero a pesar de eso, esta es la manera más fácil, pues sale con más naturalidad, sin tener la presión de acomodarla con la imagen, aunque muchas veces creo que la imagen ya tenía el guión y solo estaba a la espera de una presa, pues todo fluye tan natural y rápido...

Pues sin más preámbulo, aquí tienen una imagen que me encantó, enseguida le puse el título que le di a esta entrada. Aquí les dejo lo que surgió, espero les sea de provecho.

Cuando niños somos pequeños de estatura, por lo cual, tenemos el anhelo de crecer, para ser grandes y ser tomados en cuenta y tratados con respeto, y también, para alcanzar esas cosas que queremos tomar y no alcanzamos o nos tienen vetadas o controladas. 

La niñez es una preciosa edad, quizás la mejor vivida, porque somos curiosos, auténticos, con una increíble e irresistible imaginación creativa y con un espíritu casi puro, con pocas interferencias exteriores. Tenemos un rico e inmenso mundo interior que nos impulsa a tocar, probar, aprender y sacar nuestras propias conclusiones, ese no me gusta o no quiero, que sale tan natural.... ¿será cierto que es malcriadeza?, la mayoría de las veces creo que no lo es.

Luego vamos creciendo, y las interferencias exteriores, el exceso de dominio y el irrespeto a esa alma que nos habita y tiene sus gustos y finalidad propia, hacen que vayamos perdiendo autenticidad y terminemos imitando, y conformándonos con menos de la mitad de lo que nos hubiéramos diligenciado con nuestra verdadera personalidad, gustos y anhelos.

Entonces desarrollamos una dualidad interna que nos perturba y provoca miedo, y vamos perdiendo las ganas de explorar y el gusto por vivir, y aumenta el deseo de ser aceptados y valorados por los demás, de ahí que nos perdamos de vista y no podamos alcanzar aquellas cosas que al principio anhelamos.

Rápidamente olvidamos que somos viajeros del tiempo, que estamos de paso y vinimos a aprender, compartir, tocar almas, dar amor, transformarnos y luego partir sin apegos. Sí, dije sin apegos, pero creo que muy pocos no tienen apegos, todos o casi todos nos apegamos a algo o alguien, buscamos al menos un motivo para perpetuarnos y estar aquí, vivos, aunque sea mal viviendo; con sonrisas falsas, rostros amargados, de mirada vacía y perdida, con un corazón apático y destrozado, sin ilusiones, sin emociones verdaderas, sin magia y encanto, sin entender el porqué de nuestra existencia...

¿Quién te dice que no puedes, que careces de talentos, que no eres nadie y no vales nada? ¿Quien te desprecia y necesitas ser otra persona? ¿Quién es el verdugo que te flagela y castiga por no creer en ti, en tu poder divino y fuerza interior, en tu belleza y grandeza como ser humano y como ente invisible e indivisible de la consciencia universal? ¿Quién se dejó llevar y perder el control? ¿Quién no se está reconociendo y se busca con desesperación, identificándose con otros falsos yo?...!Quién sino tú!

Y quien acabará por entender y recuperar su vida al mirarse desnudo al espejo, fijamente a los ojos, sin máscara ni pertenencias ajenas, sin miedos ni culpas, con valor y dignidad, con ternura y amor, con la inocencia del niño que una vez fue, y un día sin darse cuenta marginó y ocultó por sentir vergüenza de él ante todos. ¿Quién será? Solo si te lo propones, ese serás Tú.  

Cada uno es dueño de su vida y como tal, tiene el derecho de defenderla y tomar el control, pero se hace perentorio que reconozca su verdadero Ser, identifique los motivos y finalidad de estar en este plano y así poder manifestarse con autenticidad y hacer eso que sabe hacer mejor que nadie, "Ser quién es". 
Para lograrlo es necesario liberarse, soltar cargas inútiles y ajenas, elevarse y alcanzar aquello que parecía inalcanzable...

Cuando te das cuenta del error de dejar usurpar tu puesto en la rueda de la vida, y permitir que un falso “Tú”, ocupe tu lugar, entonces empiezas a sentir, a dudar, revelarte y reinventarte, y poco a poco surge tu verdadero “Yo”, es ahí donde te creces, empiezas a manifestarte y transformarte..., y un buen día, regresas a ese lugar que reconoces como tu hogar, ese lugar de amor, plenitud y serenidad, donde te sientes a gusto, ese hermoso lugar que a todos nos parece imposible de alcanzar, pero que está a sólo una sacudida y estiramiento mental...  

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.

Un extracto de esta entrada fue publicado en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/05/23/alcanza-lo-inalcanzable/ 

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