sábado, 30 de mayo de 2020

Entre burbujas

Se dice que nuestro origen proviene del agua, que fuimos ameba y empezamos a salirnos del agua y sufrir transformaciones hasta que fuimos adaptándonos al exterior y adquiriendo atributos y formas diferentes hasta llegar a ser los humanos que originalmente fuimos. Que luego nos fuimos desplazando a diferentes puntos de la tierra y desarrollamos características de acuerdo al clima y las necesidades de supervivencia, de ahí surgieron las diferencias del color de la piel, el tipo de cabello y los rasgos físicos más notorios, además del tipo de alimentación que fue variando según lo que nos ofrecía la naturaleza en cada lugar... 

No me caben dudas de que la evolución es real, palpable, y que conlleva tiempo, no me conformo con ninguna teoría a secas, soy gente de agua, así que el agua siempre estará de por medio, y si forma ondas y burbujas mejor aún. 
Para confirmar que somos acuáticos, nuestro cuerpo es más agua que cualquier otra cosa, al igual que el planeta, y a mí el agua me emociona, me satisface, me enamora y me hace inmensamente feliz.


Esta es una de las teorías del orígen humano, pero el de dónde procedemos, el cómo y el cuando, la verdad no me interesa saberlo ni discutirlo, ni siquiera el por qué, lo relevante es el para qué estamos y lo que hagamos con eso. 

Es un hecho que antes de nacer permanecemos unos nueve meses dentro de una especie de burbuja, flotando en su interior. No sé si esto tenga que ver, pero se dice que vivimos dentro de una burbuja y no hay dudas de que en ella metemos o dejamos entrar a quienes amamos y nos son necesarios sus afectos, o a quién nos plazca tener a nuestro lado, y como no hay cabida para muchos, todo lo demás queda fuera de ella. 
Lo que amamos y somos, está dentro de esa burbuja, es nuestro mundo, lo que mayormente nos satisface y ocupa. Las cosas que están fuera pero cercanas, o sea, que nos rodean y están a la vista, nos afectan y preocupan, y todo lo que se nos escapa de la visión, que sabemos lejano, tiende a no ser importante porque creemos que nunca nos llegará a rozar y quebrar nuestra burbuja (el virus actual rompió ese esquema).



Alguna vez se han preguntado ¿Porqué cada cual vive enfocado en su entorno y todo lo demás le resulta vago, lejano o indiferente? Solo damos cabida a ciertas personas en nuestro interior, aquellas con las que compartimos afectos o hacia los que nos sentimos atraídos o con una especie de conexión muy especial. Tenemos un círculo de interacción reducido en cuanto a emociones fuertes y verdaderas se refiere, todo lo demás es superficial y temporal, cual si fuera un espejismo, y dichas relaciones son más de relleno y a veces hasta poco significativas. Desde luego esto es aparte de la familia, familiares y los amigos entrañables.



Somos un conjunto de burbujas, parecidas pero diferentes a la vez, todas flotando libremente en el aire, tratando de no colisionar, pues sabemos que aunque somos fuertes, nuestra burbuja es débil, al primer choque desaparecerá, y es mejor estar protegido dentro, que expuesto afuera. Aunque no comparto esa opinión, es el móvil que nos han implantado para mantenernos supuestamente a salvo, y que por miedo o por convicción propia, una gran mayoría sigue.



Pero si miramos a fondo en el interior de cada burbuja, solo veremos energía en movimiento, y en ella podremos apreciar el miedo o el valor, el odio o el amor, la amargura o la felicidad..., según las emociones, fluirán las vibraciones energéticas, con diferentes tonalidades, trayectoria y velocidad de movimiento, atenuando o aumentando la presión interior. Si miramos de esa manera, no encontraremos diferencias de razas, estaturas, religiones o ideologías políticas..., solo veremos un eterno vibrar que cambia con frecuencia, pues nada permanece igual o inamovible. 



Cada cual crea su propio mundo, lo defiende y trata de sostenerlo y mantenerse a salvo, por eso cuesta más entender el de los demás y ceder. La empatía o la generosidad de valorar cada mundo ajeno, creado con el mismo anhelo y amor que creamos el nuestro, cada día escasean más. El punto no es como sea ese mundo, si no más bien cómo lo percibimos y si sentimos la necesidad de defendernos de él.





Si todo fuera tan diáfano como esta burbuja, de seguro no tuviéramos necesidad de temer.









Pero todo es tan confuso como esta otra burbuja, y no hay manera de saber apreciar su contenido. Su brillo ciega y su impresionante velocidad nos infunde pavor. 









Nos protegemos y encerramos en una burbuja pues tenemos miedo a lo desconocido, a ser desestimados y vencidos, tememos a todo aquello que creemos perfecto y nos desmoraliza la autoestima, pues lo sentimos superior a nosotros, de ahí las desavenencias y la envidia, y a veces hasta la hipócrita adulación. 




El problema es que no acabamos de entender que todos somos burbujas salidas del mismo frasco de agua de jabón, que estamos hechos de lo mismo y tenemos los mismos derechos de flotar libremente y hacer nuestras propias piruetas, de elevarnos hasta donde podamos, y sucumbir con dignidad, gracia y belleza. 



Al llegar, cada especie pasa por un proceso evolutivo muy parecido, ya sea corto o largo supongo que debe ser igualmente doloroso, pero estamos aquí, lo superamos y salimos a camino a pesar de transitar un sendero riesgoso y peligroso, y al menos tratamos de hacer lo mejor que podemos mientras llegamos a la meta deseada, y ese debe ser el móvil principal, transitar la vida con valor, alegría y gozo y partir satisfechos, con dignidad.   

Si es cierto que salimos del agua hace millones de años y nos transformamos en lo que somos hoy, es muy probable que nos volvamos a transformar y regresemos a ella... 



No olviden que todo es cíclico, así que lo mejor es estar preparados y ante todo (por decirlo así) aprender a nadar, a sacar la cabeza y respirar, y a dejar también respirar a los demás, que ya sabremos nuevamente respirar bajo el agua, poco a poco iremos perdiendo masa muscular hasta convertirnos en una sola célula de nuevo, y allí permaneceremos por miles de años más, bañados por las aguas de la vida y la eternidad.


P.D. Se que las teorías del origen de la vida y del hombre son muy variadas, desde Adán y Eva, Darwin, Lamarck, Russel Wallece, Lyell, Mendel, los extraterrestres, etc. Cada cual se apega a la que más le hace sentido, pero creo que aún estamos muy lejos de saber la verdad, la ciencia se hace aguas y las religiones se ahogan en ella. 

Lo ideal es romper esa burbuja mental nosotros mismos, salir a mostrar nuestra verdadera esencia y Ser lo que somos, sin importar nada más.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Un extracto de esta entrada fue publicado en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/08/01/entre-burbujas/

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

12 comentarios:

  1. ¡Hola, Idalia!

    Creo que de alguna manera todos hemos estado en ese estado de gestación del que hablas. Ya sea para parir una idea, un proyecto o una nueva forma de afrontar la vida. Además, lo más bonito de cualquier gestación o proyecto es el camino. La meta por así decirlo es ya el fin del camino. Que vaya bien esa nueva gestación :-). Por cierto, un texto muy valiente.

    Besos y buen domingo.

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    1. !Hola Miguel!

      Comparto tu opinión cien por ciento sobre haber estado en estado de gestación todos para parir algo en algún momento de nuestra vida.

      Gracias por pasarte y las huellas, y también por la observación final sobre el texto.

      Que tengas una semana agradable amigo marciano, te dejo un abrazo.

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  2. Hola I.Harolina escuché que a los bebés si se los pone de muy chiquititos en una piscina saben flotar, tienen muy cercano ese momento en que estaban en su burbujita y después se olvida y se tiene que volver a aprender.
    Como en todo lo importante, a mi me parece que se trata de encontrar el punto medio entre no temer a tu propio espacio, a tu burbuja y por tanto a ti mismo y también entender y saber vivir en el exterior, respetando y siendo respetado, cuidarse y cuidando y aprendiendo a vivir.
    Un abrazo

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    1. !Hola Conxita!

      Pues así yo lo he sabido también, incluso el poner a la mujer a parir en una piscina dicen que es para hacerle la llegada menos traumática al bebé. Lástima que olvidemos luego tantas cosas y tengamos que reaprenderlas.

      Me encantó tu aportación sobre lo importante, ese punto medio tan necesario para aprender a vivir en armonía y paz.

      Que tengas una semana gratificante. Otro abrazo para ti.

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  3. Me gusta esta comparación que haces de la burbuja en la que estamos inmensos a nivel individual y por extensión yo me atrevo a decir que también lo estamos en la Gran Burbuja de la Eternidad de la que procedemos y formamos parte.
    La mentalidad predominante de este siglo tan convulso y distópico que nos ha tocado vivir, es la individualidad, de ahí que nos sintamos como burbujas aisladas o disociadas del núcleo común, pues me atrevo a decir que en épocas donde el hombre estaba en comunión con el universo, no se veía dentro de una individual burbuja, sino en la Gran Burbuja, pues todas las materializaciones de la infinita energía sagrada SON la misma burbuja. Aunque el ego nos "alucine" el pensamiento, contaminándolo de individualidad, algo muy propio de esta actual era de la humanidad. En cambio, si indagásemos en la raza hiperbórea de los albores de nuestro origen humano, encontraríamos una sabia civilización, cuyo conocimiento iba más allá del intelecto, puesto que tenía desarrolladas las facultades de la glándula pineal, que le conectaba con la esencia de las cosas. Algo que en nuestra actual civilización se ha perdido al estar permanentemente desconectados de esa Fuente o esencia de las cosas.

    Bueno, mi querida amiga I. Harolina, gracias por avivar en mí todo aquello que me ha brotado del interior como fruto de la lectura de tu reflexiva meditación.

    Muchas gracias un día más por expandir tan importante conocimiento y de una forma tan didáctica.

    Un abrazo inmenso desde mi interior y con profunda admiración al Ser que te guía en esta nueva era del despertar consciente.

    Besos y feliz fin de semana.

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    1. Estrella mil gracias por inspirarte y dejarnos este jugoso comentario, que sirve para reflexionar a fondo nuestras actitudes actuales, y tratar de recuperar esa sabiduría y conexión con la Fuente de la que emana toda la esencia de la vida y su plenitud.

      Gracias por las palabras querida, otro inmenso abrazo para ti y para ese hermoso y sabio Ser que te habita.

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  4. Vivimos en una burbuja, es cierto, ¿cuándo nos fuimos asilando de esa manera? no sé en qué momento se produjo ese cambio en que los seres nos alejamos unos de otros, salvaguardando nuestra propiedad, sumergidos en nuestro propio mundo de egoísmo y miedo. Miedo a todo, haciendo de nuestros hogares lugares forificados para impedir la entrada a posibles atracadores. Nos hemos dedicado a almacenar benes materiales ¿para qué? para vivir solo para satisfacer esa supuesta necesidad de atesorar lo que nunca nos llevaremos cuando la muerte nos lleve y en ese afán nos hemos olvidado de vivir, de vivir y disfrutar, de conocer a nuestros vecinos y saludarlos mirándoles a la cara, de acercarnos en lugar de alejarnos a los demás, que como bien dices, forman parte de la misma gran burbuja o fuente a la que todos estamos conectados.
    Una gran reflexión querida Harolina, de la que me llevo una vez más un gran aprendizaje. Gracias por compartirnos tan interesantes textos.
    Te dejo un abrazo inmenso con todo mi cariño y mis deseos de que tengas una muy feliz semana.

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    1. Marina siempre con una atenta lectura y regalándonos esa retroalimentación tan puntual que nos ayuda a ver con más objetividad el tema.

      Gracias por las palabras que imprimes aquí querida amiga, mis deseos de una gratísima semana en compañia de tu familia. Abrazos a tu maravilloso Ser.

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    2. Aquí estoy de nuevo!! Harolina, siempre me voy de aquí con la sensación de dejarme partes muy esenciales por comentar. Por no extenderme más de la cuenta y querer decir mucho en poco espacio me limito en palabras. Vuelvo para comentarte que pienso que en nuestra andadura vamos conociendo gente, personas que para bien o para mal, aunque este para mal no lo es tal ya que de ellas siempre sacamos los mayores aprendizajes, han formado parte de nuestras vidas, meterlas a todas en nuestra burbuja desde luego no caben pero sí en el recuerdo. Hace tiempo me he ido dando cuenta de que es como si de alguna forma conociéramos personas con las que se crea una especie de círculo con algún cometido o por algún motivo y cuando eso ha terminado se cierra y se comienza otro nuevo con nuevas personas, o sea que es un continuo abrir y cerrar círculos y esas personas siempre están y estarán presentes de alguna forma en nuestras vidas...No sé si me he explicado bien.
      Otra cosa que quería decirte es que me parece muy interesante lo que dices sobre la importancia o no de nuestro origen y que la pregunta es saber para qué estamos aquí y qué hacemos con ello, es muy cierto y sabio.
      Las imágenes son preciosas y de lo más didácticas.
      Abrazos a tu bello Ser mi querida amiga. Feliz semana.

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    3. Marina que detalles los tuyos, eres un dechado de gentileza y tienes ese don de decir las cosas de manera tan agradable y al son de poesía que cada vez que comentas mis oídos se ponen atentos para escuchar esa bella sinfonía que les deja la lectura.
      Llevas mucha razón querida, la vida se trata de eso abrir y cerrar y en el interín de ambas acciones, vivimos..., y atesoramos esos recuerdos gratos y también como un aprendizaje de vida, los no tan gratos.

      Gracias por resaltar las imágenes y lo de la importancia de nuestra procedencia, el hombre se ha obsecionado tanto con eso que se ha olvidado del para qué estamos aquí verdaderamente...

      Abrazos para ti querida y felices días.

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  5. ¡Hola, Harolina! ¡Qué buena metáfora! Como mencionas, todo es cíclico. La vida es una sucesión de épocas de confinamiento en nuestra burbuja y épocas de expansión. Cuando nos sentimos vulnerables, temerosos y apocados buscamos esa burbuja, nos hacemos pequeños y hasta nos encojemos intentando volver a esa posición fetal en la que nos sentíamos protegidos y seguros. En épocas de expansión rompemos la burbuja o, mejor, intentamos hacer que se pegue a las otras que orbitan a nuestro alrededor.
    Pienso que es necesaria esa burbuja, eso sí, solo como guarida temporal para que nuestras heridas sanen y recuperemos la fuerza vital para volver a salir de ella. Lo que nunca podemos pensar es que no hay más mundos que el nuestro ni más perspectivas que la nuestra.
    Cuando hablabas de la envidia, lo has clavado. La envidia para que se active solo se remite al mundo con el que interactuamos. Podemos tener envidia a nuestro vecino por haberse comprado lo que sea, pero jamás vamos a envidiar al señor Gates por su logros o sus riquezas
    Un fuerte abrazo!!

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    1. !Hola David! si que has puesto el ojo y la intención en el blanco, pues has sacado unas conclusiones muy practicas a manera de resumen de lo expresado, agradezco mucho tu intervención siempre elocuente y atinada. Diría que tu también lo has clavado con este comentario.

      Que pases bien los días venideros. Un abrazo para ti.

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