viernes, 7 de noviembre de 2025

Mi extraordinario padre, Crispín Payano.

El 22 de septiembre compartí una entrada titulada “Conjugando ideas”al final de la misma hice mención de mi padre, ya que cumplía ese día sus 97 años de vida.

Decía que honrábamos los cambios por los que había atravesado y el privilegio de poder contar con su compañía y todo lo que eso significa a esa edad bien madura, tanto las bondades y satisfacciones, como las necedades y penurias que conllevan. Y que agradecíamos en el alma sus condiciones físicas y mentales, que aún le permitían disfrutar de ciertos privilegios que restan los años. 

Ahora deseo comunicar que mi padre, en la madrugada del viernes 31 de octubre (un mes y nueve días después de compartir la entrada), partió a la morada definitiva. 


Al igual que mi madre, murió en su casa y en su cama. En compañía de tres de sus hijos (yo, uno de ellos) y de uno de sus nietos. 

A pesar de siempre recalcar que duraría hasta los 120 años, sus 97 años fueron más que suficientes. ¡Gracias a Dios! 

Y así al parecer él también lo entendió, pues luego de batallar toda la noche, en la madrugada se nos fue rápido (como quien evita arrepentirse de la decisión tomada), y lo hizo tranquilo y en paz, con esa misma paz que siempre lo caracterizó. Dejando toda una estela de amor y comunión en su legado.

Tanto mi padre, ahora, como mi madre, en su momento (hace 38 años), nos demostraron que el poder de la mente es superior a todos los pronósticos médicos de vida y de muerte. Ambos vivieron un buen tiempo por encima de las expectativas médicas. 

Decir que estoy triste, no es la realidad, pues no lo estoy. 
Tampoco estoy alegre. 

Hace tiempo que estos dos estados de ánimo no me visitan, más bien diría que últimamente soy incapaz de sentir algo conocido respecto a algunas cosas. 

Se podría entender que me dan igual. ¡Pero no! 

Simplemente estoy sintiendo una sensación de calma y gratitud que no soy capaz de descifrar ni expresar con palabras. 

La certeza de que todo está en orden divino y bajo el manto protector del dador de vida, me hace sentir maravillosamente en paz.

Ni me apetece llorar, ni tampoco reír, solo disfrutar de "SILENCIO", una especie de gozo y serenidad interior, que me inmuniza frente a las emociones fuertes. 



El silencio tiene la facultad de otorgarte todo aquello que sientes lejano y perdido.

Nuestro padre se aseguró de no dejar vacíos en nuestra vida, todo lo llenaba con su GRATA Y CONVERSADORA presencia. 

Ahora todo lo llenará con su esencia luminosa y el eco imborrable de sus sabias experiencias de vida, compartidas con tanto amor y entusiasmo.  
 
¡Gracias! Adorado padre

Por ser fuente de amor, bondad y honestidad. Por ser ese soporte y ejemplo que fuiste para todos. 

Tuviste una larga y enriquecedora vida familiar, laboral y espiritual, que fue fructífera, te brindó muchas alegrías y te llenó de gozo al correr de los años.    

Eres la definición perfecta de un buen hombre en todo el sentido de la palabra, siempre fuiste digno de admirar y emular.

Por esas y mil razones más, nos sentimos ultra satisfechos y privilegiados de haberte tenido a nuestro lado siempre. No nos cansamos de decírtelo en cada ocasión, y ahora, sabemos que seguirás aquí en espíritu…, bien cerca también. 


Crispín Bernabé Payano Fawcett (cariñosamente Bebé)

Descanso para tus restos mortales y paz a tu bella y generosa alma inmortal... INOLVIDABLE.


Unforgettable como dice la hermosa canción de Nat King Cole.


 
P.D. Como he compartido en el blog varias entradas alusivas a mi padre, aquí dejo los enlaces.






I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.