viernes, 14 de febrero de 2025

¿Agoniza la humanidad?

Donde hay movimiento, hay vida, y donde hay vida hay aprendizaje, todo lo que existe respira, se contrae y se dilata periódicamente, unas veces se mueve con suavidad, otras con brusquedad, y en una gran mayoría estos movimientos son imperceptibles, como en las rocas, es parte del arte de vivir y su diversidad.

Se dice que nos acercamos a una nueva humanidad. Que somos seres de luz revestidos de carne y huesos, con flexibilidad limitada y controlados por la mente, que mayormente trata de gobernar a nuestra consciencia, que no es otra cosa que todo el flujo de sabiduría y energía que Somos.

Diría que somos seres de luz y de oscuridad que al fundirse dan origen a la humanidad, que es la que nos permite habitar en este plano terrenal, con la finalidad de recopilar experiencias diferentes, las que les sirven de alimento a todo el universo orbitacional o consciencia universal.

Los humanos, nos camuflamos para no arriesgar ni desperdiciar nuestras energías.
 


Estamos provisto de muchas capas de armadura para protegernos de los embistes emocionales de la vida y hasta de nosotros mismos. 
Por eso se le ha restado valor a la oscuridad, para escabullirnos en su negrura y presentamos como seres puros que se han visto en la obligación de ceder y someterse a fuerzas superiores. 

Pero en realidad, la belleza, la magia de la vida y la existencia es esa mezcla de luz y oscuridad, del blanco y negro a partes iguales, como en el caso de la cebra, cuya perfección es retadoramente maravillosa.

La modernidad ha corroído esas capas y nos estamos desnudando por fin, aunque el miedo a hacerlo nos está llevando a extremos insospechados (todo tipo de cirugías estéticas, obsesiones de aeróbicos y alimentarias, etc.), tarde o temprano nos quedaremos sin piel ni huesos, y esa consciencia energética que somos retornará a su matriz o lugar de origen.

Lo que va, viene, y lo que es, ya fue, nada es nuevo y todo es relativo, tanto la vida como la muerte lo son, porque nada permanece (todo cambia) y nada muere (todo se transforma). Por eso siempre seremos viajeros del espacio, de la vida y del todo y al mismo tiempo somos las naves espaciales, el germen de la vida y el complemento de todo.



La vida no tiene fecha de caducidad, porque tampoco tiene fecha de fabricación, jamás termina, siempre está fluyendo, yendo y viniendo, SIENDO, sintiendo y evolucionando, muriendo y renaciendo. 

Cada muerte es un avance más de la infinita espiral, que cual serpiente se mueve sigilosa, pero audaz, firme en su camino hacia esa presa que le servirá de alimento, de sostén para seguir avanzando en su búsqueda material, que la llevará a esa fuente espiritual de donde viene y hacia dónde va con nuevas aportaciones de vida.

Cada especie es única al igual que cada individuo o ente lo es, pero todas tienen un mismo factor común llamado vida y pasan por un mismo proceso de desarrollo (nacer, crecer, multiplicarse y morir), cada uno es vital, pero sin el anterior deja de existir, o sea que hay cierta dependencia de vida, por eso es tan importante quemar etapas, ir subiendo los peldaños uno a uno, volarse alguno implica caídas y retroceso.

Por más que nos esforcemos en que las cosas no sucedan, sucederán y por más que rogamos que sucedan, no lo harán, eso porque nada está desligado, todo está entrelazado y lo que ya empezó su proceso, nada ni nadie lo detendrá. 

Es la razón por la que debemos armonizarnos con toda la vida vivida y con todas las vidas ajenas existentes, y la mejor forma de hacerlo es a través del AMOR. 




Y a propósito del amor, FELIZ DIA DEL AMOR Y LA AMISTAD PARA TODOS.

Hagamos que este día sea celebrado a diario de la única forma en que se merece, respetando y amando de corazón al prójimo y a uno mismo, a toda vida existente. 


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

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