viernes, 30 de noviembre de 2018

Acción de Gracias

Amables lectores y amigos, hoy quiero compartirles esta experiencia tan añorada y hermosa que he vivido en estos días en que me esfumé del ciber mundo. 
Estuve de paseo en Nueva York, pasando la fecha de “Acción de Gracias” con mis cuñados, por fin conocí el otoño, palpé esas tonalidades hermosas de las plantas, y esa frescura tan agradable que antecede a la llegada del invierno. Anteriormente le había dedicado una entrada a esta vistosa y elegante estación, aquí les dejo el enlace por si desean leerla o releerla: El otoño

Les cuento que mas que frescura hacia un tremendo frio, no se podía salir sin los accesorios del invierno, pero lo más lejos que tenía era que iba a ver nieve, si amigos, llegamos justo la noche antes de la primera nevada de noviembre, una nevada más fuerte de lo esperado y anunciado que dio mucho que hablar en la población, pero yo feliz, por fin pude realizar este sueño que desde niña ha estado conmigo. Según mi esposo estaba tan feliz, como una niña con una muñeca nueva, bueno una niña de antes, las de ahora no aprecian esas cosas, ja, ja. 

En el inicio del 2015 tuve un adelanto, un pequeño vestigio, le llaman aguanieve, pero en esta ocasión pude presenciar y disfrutar una nevada de cinco y seis pulgadas, según las estadísticas hace 80 años que la primera nevada de noviembre no era tan fuerte. 
Así que no me quedó ninguna duda, fue todo un regalo del universo para mí, y al hablar al día siguiente con mi hijo por teléfono y preguntarme que me pareció la nieve, me dijo: “Tú estas clara que esa nieve fue para ti”, supongo que fue otra confirmación de la madre naturaleza para que reconociera su generosidad para conmigo. Hasta un pequeño muñeco de nieve pude hacer en medio del frio, porque eso si, hacia mucho frio, supongo que les espera un invierno muy duro.




Ya pasada la nevada a los dos dias

Luego de ese recibimiento tan maravilloso del otoño con nieve incluida, y de explorar las calles el día después de la nevada, el sábado visitamos el Central Park, habíamos ido cuando los hijos eran pequeños, recordando esa visita buscamos el túnel de la inolvidable película “Home alone” y la famosa estatua de un perro hosky siberiano de nombre Balto, que con su extraordinaria hazaña salvó miles de vida y se convirtió en héroe nacional, si desean conocer la historia, les dejo este enlace, https://www.youtube.com/watch?v=BFK3BvsQ7A0, la película animada de esta historia, titulada “Balto”, era una de las favoritas de mis hijos.



El Central Park fue una gratificante experiencia para los ojos y el espíritu, les compartiré unas cuantas fotos de esta belleza otoñal que nos regala el parque, hablarán por mi y así ustedes sacan sus propias impresiones sin que yo intervenga. Los colores de la magia otoñal, los recuerdos de antaño, y los vestigios de la nevada, me dieron el mejor banquete de “Acción de Gracias”, me pregunté ¿Se podía pedir mas? Y apenas era sábado, teníamos solo tres días allá.
























































Estas tres ultimas fotografías que les comparto, me llenaron de una verdadera paz interior y me mantuvieron extasiada en pura contemplación, sentada en un banco sintiéndome gozosa, dichosa y feliz de poder apreciar el verdadero valor de la diversidad de la vida y la armonía que guarda la naturaleza, respetando y protegiéndonos, estuve admirándola a todo lo largo y ancho a manera de meditación por un largo rato, fue fantástico y conmovedor a la vez el brote de emociones sentidas y eternamente agradecidas en cuerpo y alma. Ah! Pero antes de que me ponga sentimental, no les dije que ese día lo iniciamos con una grandiosa caminata, como nuestros familiares viven en Brooklyn, cruzamos andando el puente desde Brooklyn hacia Manhattan, con destino al Central Park.



En el 2016 cuando hicimos el viaje para conocer las Cataratas del Niágara, tenía planes de cruzar a pie el puente y no me fue posible, así que otro deseo realizado, y que bella experiencia fue para mi. Lo disfruté a todo pulmón, me olvidé del frío y saboreé cada centímetro del puente y todo su esplendoroso entorno. Fue una vivencia revitalizante y reveladora, fui el puente, el rio, el aire..., y mucho mas.





La siguiente fotografía tomada desde el puente es muy curiosa, vean como la nieve se asentó en este techo y se fue derritiendo simulando alas de ángeles, pero lo más curioso es el orden en que están formadas, o sea, como han ido decreciendo, son de las maravillas que nos revela la naturaleza en su idioma, basta con saber observar  e interpretar su lenguaje, que bueno que estuve atenta y no me perdí de nada a mi alrededor, incluso hasta un juego de fútbol capté con la cámara.




Le sonreí a cada persona con la que me crucé, admiré a los que al parecer lo hacen a trote a diario, pues en pleno frio andaban en pantaloncitos cortos o licras y suéter ligeros, recordé mis andanzas en el Pico Duarte, que haciendo un frío algo mas fuerte que este, salimos de madrugada con ropa ligera, porque al caminar el cuerpo entra en calor y no percibimos el intenso frio. 











El emblemático edificio One World Trade Center, que ocupa el lugar de las torres gemelas, actualmente el mas alto de todos en Estados Unidos.





Algo que no había hecho en viajes anteriores, era visitar el museo de historia natural, aprovechamos la ocasión para visitar a los dinosaurios, y toda la diversidad del planeta, tanto animal, vegetal como mineral, incluso hasta meteoritos y piedras preciosas traídas de la luna, fue toda una increíble experiencia. El museo es enorme y tiene tantas cosas interesantes que en un día te resultaría agotador, pero nunca pierdes el ánimo y el interés de seguir descubriendo y apreciando cada detalle y estancia que visitas, es algo que recomiendo hacer si van de visita a New York, vale cada dólar invertido y mucho más. 




La cena de “Acción de Gracias” en compañía de los familiares de mi esposo, fue muy agradable y divertida, lo pasamos bien haciendo anécdotas y compartiendo comida, bebidas, risas, alegrías y buenas vibras, además de lo mas importante, dando gracias por todas las bendiciones recibidas y las venideras, y agradeciendo las abundantes bendiciones derramadas en todos, y en cada uno de los seres que conformamos este bello y mágico planeta. 

Generalmente no podemos visitar un país sin ir de compras, tratándose de New York, hay que ir muchas veces y a muchos lugares diferentes, aunque en esta ocasión preferimos andar en las zonas mas asequibles por lo del Black Friday. 


Por cierto ese día en la mañana fuimos a ver un juego de basquetbol de la NBA, en el Barclays Center, la casa del equipo de los Nets de Brooklin, el juego fue bueno, pude ver al dominicano-estadounidense Karl-Anthony Towns, una de las estrellas del equipo contrario, los Timberwolves de Minnesota, y quien tuvo un papel estelar para que se alzaran con el triunfo, me lo disfruté, y también los shows artísticos de entretenimientos que ofrecen los jóvenes y las chicas (cheerleaders) del club.


Incluso disfruté de ver la luna llena sobre el Barclays Center durante una visita nocturna a la zona. ¿La pueden apreciar a la izquierda?, creo que es mi primera vez con luna llena, al menos la primera vez que la percibo. Como dijo Harrison Ford en la hermosa película “Sabrina”: “Es mi primera vez en todo”, me encantó esa parte ya casi al final de la película.



Por último, esta fotografía muestra algunas hojas recolectadas, aunque ya han perdido el color que tenían al momento de tomarlas. Las dos mas oscuras eran de un color mas bien rojizo, aun quedan vestigios otoñales en ellas, en especial en la más grande, la hoja característica de las imágenes que hacen referencia al otoño. Si se fijan bien, se aprecian los diferentes matices otoñales, incluso tiene un punto donde ya se empieza a secar. Por fortuna tomé la foto justo a tiempo, antes de que se secaran por completo, fue un desliz no tomarla el mismo día allá.


La pondré en un lugar visible de la casa como recordatorio de este otoño, con sus aires dorados, cobre y rojizos, el frio, la nieve, la grandeza y belleza de la naturaleza..., tanto esto como la fraternidad y generosidad con la que fuimos recibidos y acogidos una vez mas, no tiene precio, la única manera de ponerle un saldo mínimo a su favor es “DAR GRACIAS DE TODO CORAZÓN”, por la vida y las experiencias enriquecedoras que nos ofrece cada nuevo día, quizás no todas sean tan alegres y gratificantes como esta, pero de seguro que son la mejor opción que tenemos al alcance para seguir fluyendo en armonía y amor.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

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