martes, 7 de enero de 2014

El arte de observar

Alguna vez en nuestra vida nos hemos parado a observar algo con detenimiento, curiosidad, interés o por simple distracción, a veces de forma inconsciente, pues ni siquiera nos percatamos de lo fijamente que estamos observando. En este tipo de observación más que nuestro consciente, es el inconsciente el que está a cargo, nosotros permanecemos como ausentes de la realidad, ensimismados en la observación. Cuando regresamos de vuelta a la realidad nos queda un desconcierto momentáneo, como si no supiéramos donde estábamos, o mejor dicho donde estamos, pero nos deja con una nueva perspectiva, una visión más amplia y desarrollada.


Otras veces observamos como quien no se fija bien, con disimulo, pero en la rapidez del impulso captamos más de lo que la lógica podría demostrar, aunque es un tipo de observación indirecta, muchas veces resulta más directa y fructífera que la anterior, nos deja todo un aprendizaje condensado que enseguida recoge el subconsciente y lo procesa.

Existe otro tipo de observación más común y mundano, en el cual estamos supuestamente observando, pero nuestro consciente no alcanza a ver más allá de sus narices y ve lo que desea ver, es una especie de observación programada, prefabricada, que nada tiene que ver con la realidad y de la cual no sacamos ningún tipo de aprendizaje, se convierte en una proyección de nuestra imaginación, más de lo mismo.

Ahora bien el tipo de observación menos usado y el más completo y efectivo se realiza con los ojos cerrados, la mente en blanco, los sentidos, sobre todo el olfato y el oído bien agudos, y más que nada observando con el tercer ojo, el de la claridad y la sabiduría, con la percepción e intuición bien alertas, actuando como una parábola receptora de sensaciones, emociones, sonidos, aromas, incluso sabores y texturas, en este tipo de observación, somos el observador y al mismo tiempo lo observado. Somos la unidad y el todo.


El común denominador de estos tipos de observación es que cada observador vera algo distinto siempre aunque la realidad aparente sea la misma, esto ocurre porque cada cual observa desde su propia perspectiva, que es individual en cada ser humano, podemos coincidir en muchas cosas en la observación pero cada observador vera algo que los demás no ven, cada cual ve por su experiencia propia y le pone su sello distintivo.  

Así que la próxima vez que observes algo en compañía de otra persona, solo presta oídos a lo que tenga que decirte sobre su visión y no trates de imponerle tu punto de vista, pues de esa manera además de ver por tus propios ojos también podrás ver por los de tu acompañante, eso te aseguro que te hará más flexible, mas empático, mas despierto y por que no, puede que también le agregue más sabiduría a tu arte de observar.  

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

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