lunes, 6 de abril de 2015

Ruidos y murmullos

En un mundo en constante movimiento es inevitable el sonido, hasta las plumas al caer lo emiten, es solo que no lo podemos apreciar porque no sabemos escuchar ni guardar silencio. Pero el sonido, algo natural, inevitable y necesario, actualmente se ha convertido en un constante e inquietante murmullo, en un ruido que nos roba la concentración y nubla la razón. 



¡Qué ruidosos nos hemos puesto!, de aquel mundo casi mudo o monosílabo, en que nos comunicábamos telepáticamente, hablaba el más sabio y los demás aprendían al vuelo, hemos pasado a un mundo donde el sabio calla o cada vez habla menos, porque sabe que nos hemos vuelto imbéciles y cada día nos interesa menos lo que tenga que decir.
En cambio, el necio no se calla, porque sabe que estamos absortos con sus monólogos ficticios y vacios de realidades, impregnados de una elocuencia tóxica y engañosa, como el efecto de las drogas, mientras más daño te hace, más quieres, por esa razón sus discursos gustan tanto. 



Nuestro mundo se ha vuelto muy artificial y mentecato, donde los sabios se abstienen, los tontos se creen inteligentes y se dejan llevar por los menos tontos que se creen sabios y gobiernan. Pero obviamente como la sabiduría anda de vacaciones o alejada para no intoxicarse con tanta estupidez, el resto, que es la mayoría, no quiere escuchar la voz de la conciencia universal y la manda de vacaciones también, si esta no se va, se ve en la necesidad de aturdirse y cargar con el ruido a cuestas para no escucharla al transitar por el camino de la vida.




Hoy llevamos el ruido a donde quiera que vayamos, lo tenemos impregnado en nuestras cabezas, en los  oídos…, en fin, en nuestras entrañas. Preguntamos y solo escuchamos murmullos, incluso antes de que nos contesten ya tenemos nuestra propia respuesta. Hablamos y no damos chance a que lo haga nadie más, y si lo hacemos, si es inevitable, entonces no prestamos atención ni escuchamos, el ruido, nuestro propio murmullo interno, es nuestra voz cantante, es quien tiene la supremacía y la razón.




¿A dónde se fue la belleza y la sabiduría del silencio con su encantadora calma? Tal vez se esfumó en el espacio sideral y por esto es el empeño tan grande en descubrir sus misterios. 
¿Al salir de nuestra atmósfera se escucharan ruidos y murmullos, o solo existe un enorme y hermoso silencio aleccionador? Seria grato poder constatarlo. ¿Lo hacen los astronautas o el traje espacial se los impide? 
Debe ser una experiencia única e inolvidable escuchar respirar al universo fuera de esta atmosfera, desde otra galaxia y lejos de tanto ruido ensordecedor.  

Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/04/28/correo-los-lectores 

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