lunes, 7 de febrero de 2022

Viviendo entre olas

Los sucesos de la vida, tan cambiante y acelerada, nos hacen sentir muchas veces como si estuviéramos viviendo dentro de una gran ola, dando vueltas en círculo, atrapados en ese centro libre de agua, pero mojados y rodeados de ella, donde apenas podemos respirar, y no vemos cómo escapar con vida de allí. 


  Olas atrapantes y desesperantes


Si, en muchas ocasiones vivimos atrapados entre grandes olas de desesperación, ya sea de tediosos compromisos, de promesas incumplidas, de escasez y precariedades económicas, de ausencia de afectos y de salud física y mental (aunque esta ultima, pocas veces la notamos). 

Nos sentimos con el agua al cuello, casi ahogados, exhaustos de tanto esforzarnos por salir a flote. Así vivimos mayormente en la actualidad, atrapados y envueltos entre peligrosas olas de miedo, desesperanzas e inconformidad… 
Esas olas, por suerte o por desgracia (lo dejo a vuestro criterio), no son estáticas, van y vienen, nos llevan y nos traen…, pero nos dan al menos un breve respiro.

Ya sean olas de desdicha y confusión, de carencias y soledades, de abusos y malos tratos, de mentiras y falsedades, de resignación y amargura, …, son olas que nos golpean con violencia, nos tumban y casi nos ahogan, arremeten con fuerza y sin piedad. Todas estas son olas de infelicidad.


 Olas envolventes y asfixiantes


En cambio hay otros tipos de olas más comunes, las que nos arrastran a su compás, nos balancean con suavidad, y nos golpean momentáneamente como una efusiva caricia, dejándonos respirar con facilidad. Estas olas, no son circulares, ni son tan grandes y asfixiantes, más bien son suaves y reconfortantes, se desplazan con gracia a nuestro alrededor, por lo que podemos jugar con ellas, divertirnos nadando y surfearlas a nuestro antojo. Estas son olas de felicidad. 


 Olas juguetonas y acariciantes


Para más explicaciones comparto este enlace acerca de la formación de las olas y los tipos de olas marinas.


Si queridos amigos, la vida es semejante a las olas del mar, que como bien lo explica el artículo del enlace, cambian de dirección y de intensidad por agentes externos, pero el mar tiene el control y no permite que se desate ninguna tormenta que no pueda ser capaz de calmar en su interior. 

La superficie puede alterarse, incluso puede socavar un poco su profundidad, pero hay un lugar de calma más allá de esos remolinos, que ninguna tormenta es capaz de violentar.

De esa misma manera nosotros debemos mantenernos en control, por muy fuerte que soplen los vientos, por mucho que los agentes externos nos provoquen, mantengamos impenetrable ese lugar de calma, fuera del alcance de cualquier tormenta, no perdamos la ecuanimidad y serenidad. 




No olvidemos que vivimos en un planeta mayormente de agua, que nuestro cuerpo, es mayormente agua, así que lo que mayormente hacemos, es navegar entre las aguas de la vida… Nuestro cuerpo es como un barco, azotado por diferentes olas, pero si somos buenos navegantes, sabremos surfearlas y hacer de esta travesía que es la vida, una agradable y refrescante experiencia acuática. 

Somos un gran océano humano, y cada individuo es una ola humana, por momentos atrapante y desesperante, en ocasiones envolvente y asfixiante y comúnmente juguetona y acariciante. De esta manera es como debemos ver la vida, cambiante; atrevida, desafiante y relajante, y vivirla en función de su belleza y fascinación.


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

9 comentarios:

  1. ¡Hola, Idalia!

    Este símil entre las olas y la vida es desde luego muy estimulante para ponernos a pensar. Creo que uno de los problemas que tenemos las personas es dejarnos llevar por la deriva de los acontecimientos sin poner un rumbo fijo hacia los objetivos que nos puedan llevar a ser personas más felices. Quizás, y siguiendo el símil, no sea mala idea echar el ancla y ser felices con nuestra existencia y las personas que nos rodean.

    Un cariñoso abrazo desde las relajadas arenas marcianas :)

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    1. ¡Hola Miguel!

      Gracias por lo bien que expresas tu punto de vista, preciso y conciso, a ser felices con nuestra existencia...

      Te dejo un abrazo pleno de felicidad, ya soy abuela de un niño sano y precioso. Justo el dia que dejaste el comentario y casi a la misma hora nació mi nieto.

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  2. Así mismo es, Harolina, somos inexpertos navegantes por el océano de la vida en la que debemos sortear las olas que nos envuelven y nos asfixian intentando mantener el control desde ese lugar de calma que es nuestro interior. Si nos dejamos atrapar por ese oleaje circular no reparamos en las otras olas que llegan para mantener nuestro equilibrio físico, psíquico y emocional. Es complicado mantener esa ecuanimidad en los tiempos en los que vivimos pero todo esfuerzo por conseguir paz merece la pena.
    Me encanta la frase tuya de la última imagen es totalmente certera amiga mía.
    Un placer volver a reflexionar de tu mano. Gracias por todo lo que nos aportas con tus sabios textos.
    Te dejo un abrazo inmenso que te envuelva en un oleaje de paz, calma y todo mi cariño.

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    1. ¡Hola Marina!

      Gracias querida por tu comentario tan objetivo, y si, ciertamente es complicado ser ecuánimes en tiempos normales, más aún en estos tiempos tan inciertos y confusos, donde nada es lo que parece, pero al menos debemos intentarlo.

      La frase hace años que se me ocurrió, de hecho la he usado varias veces en otras entradas antiguas, me alegra que te guste.

      El placer es mío al recibir tu visita y comentario, te dejo otro fuerte abrazo, y como le dije a Miguel, ya soy abuela, todo salió bien con los dos, hoy saque un tiempito para contestarles, pues me paso el dia en su casa ayudándole hasta que se recupere de la cesárea y se pueda desenvolver bien con el niño, ella es primeriza inexperta, pero va saliendo a camino, ja, ja.

      P.D. Por favor dile a Mila la noticia, luego le escribo tan pronto tenga un respiro.

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    2. Querida Harolina que gran y feliz noticia!!! Felicidades a toda la familia por este hermoso acontecimiento de nueva vida.
      Espero que ambos, mamá y bebé estén bien. Sé que disfrutaras mucho de tu nieto, tanto como él disfrutará de su abuelita.
      Te estoy escribiendo desde el móvil, cosa que no me gusta hacer, pero no he querido esperar a más tarde cuando entro en el ordenador para felicitarte.
      Un abrazo inmenso para ti y toda la familia con todo mi cariño.
      Ahora se lo comunico a Mila!!!🌺🌹🥰🥰❤️

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  3. ¡Hola, Idalia! El mar es, como bien has mostrado, la mejor metáfora de la vida. A veces se muestra calmado, al punto que no nos movemos; otras, tan agitado, que nos puede hundir; a veces nos los lleva con viento de cola, otras contracorriente; transitamos por él con rumbo firme, o a la deriva.
    La imagen de la ola que comentas me trajo otra, la de ese hámster que corre despavorido en su rueda sin moverse un solo milímetro. Un fortísimo abrazo!

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    1. ¡Hola David!

      Gracias por esas huellas que dejas, lo has descrito poéticamente, me gustó.

      Muy buena tu observación de la imagen, y el símil con el hamster.

      Otro fortísimo abrazo para ti, y te cuento que ya nació mi nieto y todo salió bien.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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