miércoles, 24 de junio de 2015

Los cambios

El planeta que habitamos podría ser una de las mayores riquezas del universo, pues tiene de todo lo que conocemos como materia y además cuenta con integrantes especiales que lo enriquecen y embellecen como son los seres vivos (minerales, plantas, animales y el hombre), y quien sabe que otras cosas desconocidas aún nos depara el futuro.
Todo en él es aparentemente cíclico y sigue un orden establecido cuya fuente ignoramos y le atribuimos poderes superiores a todo conocimiento, poderes que también los seres vivos poseemos, aunque unos con mayor capacidad que otros, por ejemplo los humanos tenemos condiciones especiales (que no las tienen los demás), que la mayoría desconoce actualmente y pocos desarrollan y saben utilizar para el bien común. Los ciclos son muy espaciosos y entre uno y otro surgen una enorme cantidad de cambios, algunos son predecibles ya que siguen siempre el mismo patrón, otros son inesperados e indescifrables y constituyen un enigma para la ciencia.

El universo guarda celosamente múltiples secretos que a pesar de los avances científicos estamos muy lejos aún de develar. La madre naturaleza es nuestra escuela más avanzada de aprendizaje, el observarla cuidadosamente nos ha ayudado a entender y descubrir algunos de sus secretos, pero el mayor aprendizaje hasta ahora es la certeza de que nada permanece igual, todo es relativo y cambia de acuerdo a diferentes parámetros tangibles y muchos otros intangibles.

Como parte de este universo que somos y como entes únicos que también somos del planeta, estos cambios nos afectan también a nosotros, aunque no todos los manifestemos igual. Esta experiencia de cambios me llevó a escribir una frase (hace más de 10 años), con la cual me identifico y es la siguiente:

“Soy cambiante como la luna y ardiente como el sol”


En realidad así somos todos, al igual que la luna cíclicamente pasa por cuatro fases y el año por cuatro estaciones, nosotros sufrimos cuatro cambios importantes de vida: La niñez, la adolescencia, la adultez o madurez y la vejez. Las plantas por igual sufren cambios, sus hojas, flores y frutos se marchitan para dar paso a nuevas hojas, flores y frutos, los animales también mudan la piel o el pelaje y sufren mutaciones de algunos de sus miembros, los minerales también sufren cambios drásticos con el clima y el paso del tiempo, las montañas, ríos, mares etc., en fin todo lo que tiene vida, cambia y se renueva cíclica y constantemente.

Pero hay algo que no cambia, que permanece igual, y es la esencia, las cosas intrínsecas. La luna en cada fase sigue siendo luna, los árboles a pesar de sus tantos cambios siguen siendo árboles, igual con los animales, minerales, el hombre y con todo. 
Esto explica mi afirmación de que todos somos cambiantes como la luna.




El sol, nuestro astro rey y fuente de energía, ya que es él quien nos mantiene con vida, gracias a su luz y calor podemos desarrollar esos importantes cambios, sobrevivirlos y adaptarnos. El sol es radiante, ardiente, intenso y resplandeciente (últimamente su radiación ha aumentado en intensidad), pero ese ardor y resplandor también lo poseemos nosotros y lo irradiamos a nuestro alrededor con mayor o menor intensidad, dependiendo del ciclo por el que estemos atravesando, ya que todos los seres vivos que habitamos el planeta somos energía pura en constante movimiento, vibrando, cambiando y radiando al compás del sol.
 
No te resistas a los cambios, déjate guiar por tu naturaleza interior, fluye en la dirección y sentido de la vida en general, pero de la verdadera vida, no del sueño que estamos soñando hace miles de años, que causa decepciones y descontentos y al cual le atribuimos ser la vida, no lo es, es solo un reflejo de nuestra mente enajenada por la manipulación del hombre ambicioso y malvado, la verdadera vida se compone de alegrías y gozo, el gozo es ese sentimiento ardiente como el sol que le da sentido a la vida. 




El sol y la luna no se equivocan en su andar, guíate por ellos y tampoco tú lo harás si eres siempre: 

“Cambiante como la luna y ardiente como el sol”.   




Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe: 
http://www.elcaribe.com.do/2015/09/25/correo-los-lectores

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