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domingo, 31 de marzo de 2024

La amabilidad

Sin ir muy lejos años atrás, el ser amables era parte de todos los ciudadanos del mundo, bueno, para no caer en exceso, debo decir de casi todos, pues siempre hay sus excepciones. Cuando en el mundo imperaban otros valores y estilos de vida, era fácil ser amables y amistosos, además de condescendientes y respetuosos. 

Hoy por hoy, predominan otros estados de conciencia basados principalmente en el miedo y la ambición, el deseo de poder, protagonismo e individualidad suprema, lo cual ha hecho que cambien nuestros valores y prioridades, por ende, nuestra manera de pensar y actuar.



De un tiempo acá se nos ha entrenado en la lucha por alcanzar un cierto estatus personal y social, por lo que vivimos en franca competencia, en un eterno forcejeo por tener, por adueñarnos siempre de la razón, justificando así nuestras acciones. Esto es agotador y crea conflictos. 
Lo extraño es que en un mundo que supuestamente se ha globalizado, las personas nos hayamos alejado unos de otros, convirtiéndonos en islas.

Amabilidad se escribe con A de Amor, y me gusta decir que es la mezcla de estos dos vocablos 
Amor habilidad, por lo que la amabilidad es la habilidad de amar…

Aunque no podemos cambiar la actitud mundial, si podemos cambiar nuestra actitud ante las situaciones de la vida y los acontecimientos personales. 
Ese ligero cambio se irá expandiendo a través de nuestras vibraciones energéticas y creando un ambiente menos hostil y más amable. 
Esto se logra permitiendo que tu corazón guíe amablemente a tu cerebro, de lo contrario tu cerebro pateará a tu corazón cuantas veces quiera hacer su voluntad por encima de tu bienestar y el de los demás.



Por eso, finalizada la temporada de pascua (independientemente de que creamos en esto o no), hagamos un compromiso con nosotros mismos de ir por la vida con un enfoque diferente al actual. 

En lugar de estar tensos, vayamos relajados, sin oponer resistencia al libre fluir de la vida, escuchando la guía interior, actuando con ligereza, con una sonrisa a flor de labios, dispuestos a brindar cooperación armoniosa, para así vencer y disolver ese imperio de angustia y competición en el que nos desenvolvemos, creando un ambiente tóxico que corroe la mente y el corazón y acabará destruyéndonos.

Seamos amables de corazón, no por mero interés, y hagamos de eso un estilo de vida, el cambio empieza en uno, y como una reacción en cadena al cambiar, observaremos el cambio en los demás. 

Comencemos con un paso a la vez, con una sonrisa, un gesto de cooperación, una determinación de perdón, y una serenidad espiritual que esparza quietud por doquiera que vayamos.

Y hablando de quietud, permítanme compartir este hermoso poema que publica La Palabra Diaria de este mes de marzo Es precioso, reflexivo y aleccionador. Al menos, así lo creo.


En quietud
Por Karen Nowicki

En la quietud encuentro fuerza para soltar,
el control sobre lo que creí que debía plantar.
Ya no cargo el peso de la prisa implacable,
mi actitud lo permite, sin ser vulnerable.

Observo con quietud en mi corazón,
y hallo en ese instante una nueva dirección.
En vez de enfocarme en las carencias,
agradezco cada aliento, cada momento,
con reverencia.

El mundo quizá exija y grite con urgencia,
mas aquí, en el silencio, respiro mi esencia.
En esta pausa sagrada, el tiempo dejaré ir,
pues aquí observo la belleza de
simplemente existir.


Aprovecho para dejarles una antigua entrada relacionada La costumbre de reaccionar y el siguiente vídeo que contiene un introspectivo mensaje de Victoria Lusson Caballero titulado ¿Cuál es tu adicción? 




I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

martes, 19 de marzo de 2024

Silbando un bossanova

Con este microrrelato pongo la nota musical al reto de este mes del Tintero de Oro, que precisamente se trata de hacer un micro con la música como tema central.



El microrrelato está inspirado en la buena música y de fondo con la canción de Tony Ávila “Silbando un bossanova”. En un vídeo la interpreta junto a Ivette Cepeda, ambos cantautores cubanos y muy talentosos. Al final les dejo el vídeo, espero lo disfruten tanto como yo.

Silbando un bossanova     250 palabras



Siempre me sentí atraída por la música, podría decir que nací en medio de ella, si algo no faltaba en la casa era esta. Sin importar las circunstancias se hacía presente a diario y cuando no había luz, era normal escuchar a mi madre tararear y entonar alguna melodía conocida y a mi padre silbando, como acompañamiento musical.

La música se me hizo tan entrañable e indispensable, que nunca imaginé que no escucharla sería el fin de la vida como la conocía. De repente las cosas cambiaron mucho en mi país y se prohibieron muchas cosas, entre otras la radio y televisión.

Las manifestaciones de alegría desaparecieron como por arte de magia, la gente estaba muy triste y escondían su dolor bajando la cabeza en señal de sumisión. 
A mis ocho años, si me atrevía a entonar una canción era sermoneada por mis padres, no entendían que yo nada de esas cosas sabía y anhelaba la música para sentirme viva y feliz.
 
Sé que ellos también la extrañaban, ahora entiendo que para ellos la música era una señal de alegría y complicidad, para mí era diferente, era la vida misma y lo sigue siendo. Por eso me conformé con aprender a silbar, mi padre me enseñó y se me permitió hacerlo siempre que fuera discreta. 
Creo que esa fue la razón para que mis padres soportaran mejor ese cautiverio, que por suerte no duró tanto, y al término de esta opresión política, salimos juntos a la calle silbando un bossanova.


Silbando un bossanova, Ivette Cepeda y Tony Ávila  





I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

viernes, 8 de marzo de 2024

¿Soñando o despierto?

Desde hace unos días en mi cabeza ronda un pensamiento reiterativo que me ha llevado a hacer esta interrogante 

¿En realidad estamos despiertos o solamente vivimos soñando un sueño dentro de otro en un bucle sin fin, sin poder despertar nunca?




Y es que al menos en mí, los sueños, en especial los lúcidos, son una constante y parecen tan reales que no me acabo de convencer si es que estoy despierta y sueño, o si por el contrario, solo sueño todo el tiempo. 
Aunque quizás podría ser también que nunca esté soñando y solo viva una realidad tras otra, o mejor dicho realidades simultáneas que me hacen creer que estoy soñando, cuando la verdad es que siempre estoy despierta, y soñar es solo una ilusión de la mente para hacer presencia en esas otras realidades.

Aunque no lo crean, no he fumado, ni bebido, ni consumido nada fuera de los estándares normales de conducta, nunca lo he hecho (sí, que aburrida soy, ja, ja).

Lo cierto es que de un tiempo acá, ya no sé de qué va toda esta vida y cuál es la parte en que Soy y me reconozco, y cuál la que creo estar soñando fuera de mí y del Ser que me habita, como un simple observador.




Es bien sabido que los sueños siempre han sido un misterio, y aunque se ha estudiado, investigado y escrito mucho al respecto, aún queda mucho por descifrar y entender, lo que me lleva a preguntarme 

¿Por qué el estar despierto no encierra también misterio y se da por sentado que es la realidad? 

Creo que podríamos estar despiertos dentro de un sueño terrenal, pero en realidad estamos durmiendo eternamente. Sumidos en un estado de hibernación constante, creando diferentes mundos alternativos y vidas donde podamos desplegar nuestra capacidad de movimiento mientras permanecemos inertes. 

Por poner un ejemplo, en la película Avatar, donde el protagonista mientras está en la máquina, vive a toda intensidad otra vida muy diferente a la suya, y aunque esto sea una fantasía, quién quita que no sea así en realidad. Que seamos como zombis, caminando dormidos en busca de aventuras…




Lo que ocurre en los sueños produce las mismas sensaciones y emociones que en la realidad, el miedo, el placer, el dolor, la vergüenza, etc., son experimentados al igual que cuando estamos despiertos, incluso con la misma intensidad fisiológica según los experimentos realizados. 

Entonces ¿Cómo saber si estamos despiertos en realidad, o simplemente soñamos que estamos despiertos? 

Una frase del escritor portugués Fernando Pessoa, que me hace sentir identificada con él, es la siguiente:

“Estoy casi convencido de que nunca estoy despierto. No sé si es que no sueño cuando vivo, o es que no vivo cuando sueño, o si es que el sueño y la vida no pasan de ser en mí intersecciones de cosas mixtas, de las que mi ser consiente se forma por interpenetración.”

No sabía de la existencia de este peculiar escritor portugués, pero definitivamente por lo que pude encontrar de sus escritos y vida, era todo un personaje polifacético, excéntrico y sobre todo muy inteligente. Muchas de sus frases nos ponen a pensar a profundidad.



La cuestión es que a ciencia cierta no sabemos si vivimos en una realidad, si estamos viviendo en los sueños de otros soñadores, o si solo soñamos creando el mundo en nuestros sueños y todo resulte ser una fantasía onírica. 

Sea como sea, y aunque nada vayamos a resolver con saberlo, es muy agradable la idea de ser soñadores creativos que se mantienen bien despiertos en una realidad inexistente. 
Si estuviéramos bien seguros y conscientes de esto, nunca temeríamos a nada ni a nadie, pues todo no sería más que un sueño, y como dijo Calderón De La Barca, «Los sueños, sueños son». 

Se dice que “Somos luz”, y de acuerdo a esto, nuestra única manera de vernos de forma física es mediante las proyecciones, ya que el ojo humano no es capaz de ver la realidad energética tal cual.

¿Y qué, si sólo somos ondas eléctricas cuya proyección crea este cuerpo humano tan imperfectamente perfecto y capaz de soñar?

Mejor lo dejo aquí, pues creo que terminaré dándome cuenta de que la que aparentemente soy, no existe y que más bien vengo a ser un holograma. Desde luego existo como energía que soy, y esa energía se proyecta de múltiples formas y colores, una mezcla de elementos químicos revueltos en leyes físicas para su desarrollo terrenal y evolución existencial.

¿Y qué, si sólo hemos estado soñando vidas imaginarias y cual videojuego, escalando mundos alternativos con diferentes personalidades y las mismas inseguridades?

¿Vivimos gracias a que estamos soñando o despiertos?



Comparto una antigua entrada que en su momento causó mucha impresión, Usando comodines

Otra entrada relacionada Realidad y fantasía. 


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.