Los siguientes enunciados, se derivan y surgen precisamente de esa resonancia en mi interior. Espero les puedan resonar tanto como a mí, con la finalidad de entender con más claridad, este hermoso entramado evolutivo de vibraciones energéticas, sensaciones, emociones y trasmutaciones que conforman la vida.
A continuación los conceptos reflexivos que surgieron con la ayuda de la guía interior.
La Consciencia Suprema, Divinidad, Dios, Universo, como le deseen llamar, es la esencia misma de lo absoluto, de lo que Es, de todas las energías y cosas materiales e inmateriales que existen y pululan en el infinito, transformándose y transformándolo continua y constantemente, renovándose y renovándolo a cada instante.
Ella es la Existencia Eterna y la fuente de todo poder y amor, de todo lo que Es / Fue y Será.
La Consciencia Suprema, Divinidad, Dios, Universo... o Existencia Eterna, es el ente que escribe el guión de la gran obra universal, lo dirige, pone a prueba, evalúa y perfecciona.
El cielo o firmamento, lo abarca todo, está plagado de astros celestiales, gases y “diminutas” partículas en constante vibración y movimiento. Es el mayor representante de lo absoluto e ilimitado, de lo infinito. Fiel testimonio de lo inmaterial y lo material, de lo armónico y perfecto, de la sincronía del movimiento y la estática…, de la transformación.
El cielo o firmamento, es el lienzo donde se escribe la gran obra universal creada por la Existencia.
La luz y la oscuridad, presencia y ausencia, óptimos representantes de la dualidad material. Los primeros indicios de lo real y lo imaginario, de la certidumbre y las dudas. También son muestra de respeto y consideración, cada uno se mantiene alejado del otro, guardando distancias necesarias e imprescindibles para la trasmutación.
La luz y la oscuridad, son los instrumentos que preparan el escenario para la ejecución de la gran obra universal.
La vida, es el conjunto de todas vibraciones armónicas que respiran, se expanden y se contraen, que emergen y evolucionan, que crean, que destruyen y se transforman. Es el corazón de la existencia, su latir y sentir.
La vida, es el guión, el contenido, el mayor y el mejor componente representativo de la gran obra universal.
La Tierra, conocida como el planeta azul, un diminuto astro celestial, un privilegiado paraíso que sirve de laboratorio de ensayo para conocer y desarrollar al máximo los más increíbles experimentos existenciales y descubrir nuevas formas de existencia, de desarrollo evolutivo, y de vibraciones que mayormente se conocen como emociones.
La Tierra, es el pequeño escenario que tiene a su cargo un importante episodio de la gran obra universal.
El agua, primer habitante de la Tierra y el perfecto ejemplo del libre albedrío y fluir de la materia, representante de la verdadera libertad y fuerza interior de la vida. Posee ciertas facultades mágicas y llenas de misterio, de poder. El ejecutante de la más hermosa y vital danza que sustenta la vida en la Tierra.
El agua, es el inquieto director del episodio de la gran obra universal que se desarrolla en la Tierra.
Las rocas, montañas, volcanes, suelos, subsuelos, los minerales, los vegetales..., son la mayor muestra de diversidad de la Existencia, y la personificación del poder controlado y desmesurado, humilde y paciente, noble, equilibrado (contenido y desbordado) de la Consciencia Superior.
Componen la materia prima del planeta Tierra, son sus raíces ancestrales y los verdaderos maestros de la evolución existencial.
Las rocas, montañas, volcanes, suelos, subsuelos, los minerales, los vegetales..., son la mayor parte del elenco, los actores primarios, secundarios y los de relleno, del episodio de la gran obra universal que se desarrolla en la Tierra.
Los animales, son parte de la esencia misma de la Existencia. Componen una plataforma muy importante de lo que debe experimentar la Consciencia Superior en cada proceso de evolución y transformación.
Los animales, son actores y al mismo tiempo, sus espíritus son espectadores de la gran obra universal.
Los árboles, los mayores representantes del reino vegetal, se conectan todos entre sí, ya sea por sus raíces adentradas en el subsuelo, a través del viento con el canto de sus ramas y hojas, por medio de la polinización de sus flores, o mediante las vibraciones que emiten a través del espíritu que los habita.
Se ven tan imponentes y señoriales, siempre impasibles, vigilantes y atentos a darnos vida, ya sea a través del oxigeno que producen purificando el ambiente, de atraer agua a la tierra y de producir alimentos, curación, cobijo, sombra y protección, entre otras cosas.
Los árboles, son los espectadores por excelencia, los encargados de almacenar la historia del surgir de la vida animal y la humana y su evolución en el episodio de la gran obra universal que se desarrolla en la Tierra.
La humanidad, es parte del reino animal, por lo tanto de la esencia misma de la Existencia, pero con otro ingrediente, raciocinio y discernimiento y un vasto poder sobre todo lo demás que habita en la Tierra.
Va mas allá de la simple investigación de lo que debe experimentar la Consciencia Superior en cada proceso de evolución y transformación, debe registrar guardar y modificar esas experiencias y extraer sabias conclusiones y aprendizajes que sirvan para reforzar y reafirmar el poder de la Consciencia Superior y su esencia. Los humanos son los aprendices de la Existencia.
La humanidad, es la protagonista, el más cotizado y esforzado complemento de la obra universal.
La eternidad, es el ciclo vital de la permanencia. Es la pertenencia y la esencia, el aliento o halito de la vida, de la transformación. La manifestación de lo divino, lo etéreo, lo sutil… El testigo silente de la inevitable involución y el retorno al origen.
La eternidad, es el inmenso escenario donde se desarrolla la gran obra universal creada por la Existencia.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
VALORAMOS Y AGRADECEMOS TUS HUELLAS.